Pasado

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Allen y Kanda terminaron de pelear contra aquellos gigantes akumas, decidieron que era mejor moverse a otro lugar para no llamar la atención tanto de los akumas como de los exorcistas cercanos o tal vez los rastreadores.

Llegaron a una casa que parecía no ser habitada desde hace mucho...más sin embargo estaba amueblada y varias cosas electrónicas aún funcionaban, como las corrientes de luz o los teléfonos.

Allen subió a la parte de arriba donde habían varias habitaciones que también estaban amuebladas, había camas individuales, burós, tocadores, algunos espejos, recuadros o hasta juguetes; todos llenos de polvo.

- ¡Oye...Kanda, ven a ver esto! -  dijo desde arriba

Aquel chico de cabello azulado subió sin mucho ánimo para ver que es lo que su compañero quería mostrarle.

- ¿Que? -  respondió al llamado

- Al parecer una familia grande vivía aquí antes, hay bastantes habitaciones, todas tienen casi los mismos muebles y hay dos que tienen juguetes -  explicó a su llegada

- Da lo mismo, podremos quedarnos aquí unos cuantos días hasta encontrar otro lugar -  contestó mientras abría la puerta de una de los cuartos   - Aunque no hay que pasar por alto que tenemos que sacudir las mantas que usaremos -  mencionó cerrando de nuevo la puerta

- ¿Crees que halla comida? -  preguntó Allen mostrando una mirada preocupada

- ¡¿Acaso tú solo piensas en comer?! -  contestó Kanda ya algo irritado

- No es para que te enfades, sólo fue una pregunta -  comentó algo asustado por la reacción de Kanda

- Pff, de todos modos no lo sé, deberíamos buscar algo en la cocina, si es que lo hay -  dijo Kanda ya algo calmado, dirigiéndose a las escaleras para bajar

- Aunque la verdad sí tengo hambre -  susurró el albino mirando hacia el suelo...susurro que escuchó su compañero, lo que probocó que Kanda estallara en furia y bajara las escaleras rodeado de una capa negra que lo rodeaba por completo...dando a conocer su enojo.

Ya abajo, por razones no muy obvias, sorprendente sí había comida en la cocina y en una alacena pequeña

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Ya abajo, por razones no muy obvias, sorprendente sí había comida en la cocina y en una alacena pequeña.

Allen comió bastante mientras que Kanda sólo comió lo necesario.

- Bien....ahora cuéntame -  habló mientras aún comía.

- De acuerdo -  contestó melancólico

- De lo que sé es que mis padres biológicos me abandonaron por la deformidad de mi brazo izquierdo, de ahí en adelante recuerdo que fui vendido a un dueño de un circo, donde mi trabajo era ordenar los utensilios y juguetes que ocupaban los payasos aparte de llevarles de comer, todos los días era lo mismo y pocas veces recibía comida, en raras ocasiones sólo me daban un pan y nada más -

- Tal vez eso también explica el porqué comes tanto -  comentó algo agraciado pero con sus mismas expresiones serias.

- Da lo mismo, toda mi rutina era esa y si apenas recibía comida en el tema del dinero no hay que tocarlo, así fue hasta que conocí a Mana, por culpa de su simpático perro, desde que jugó una vez conmigo nunca se separó de mi y un día Mana nos encontró jugando, me disculpé por lo que hice, ya que para mi...estaba prohibido tocar o perder cosas de los que trabajaban ahí, sin embargo él acarició mi cabeza y me dio un par de panes, comenzamos a platicar en secreto...hasta que de cierta manera....nos hicimos amigos, lo que para mi...era muy extraño -

Esperando tu llegada *Allen x Road*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora