Esperando tu llegada *Allen x Road*

Una señal

La mañana siguiente fue "extraña" ya que por obvias razones no pasaban los rayos del sol y mas aparte, a un lado de donde Allen dormía había un listón morado, lo cual le llamó demasiado la atención al derpertar. La parte final de éste estaba atado a su mano izquierda y al tocarlo escuchó una risilla juguetona, lo que hizo acelerar su corazón.

Salió del cuarto, afuera no había nada más que soledad y silencio.

~ Tal vez volvió ~  escuchó la voz de Nea y al voltear a una ventana la sombra de siempre estaba reflejada.

~ Ella volvió ~  dijo de nuevo para "desaparecer"

Allen ignoró eso por un momento y decidió ir a ver a Lavi, entró a su habitación y lo encontró dormido, aún respiraba, eso quería decir que no habían lastimado algo vital para su beneficio.

Salió y se encontró con Kanda ya levantado y en la cocina.

De inmediato se dirigió hacia donde estaba.

- ¿Cómo está? -  preguntó al verlo llegar

- Bien, nada peligroso o algo por el estilo -  respondió y se sentó, recargando los brazos en la pequeña barra.

- ¿Y eso? -  dijo al notar el listón morado

Allen lo miró de nuevo y encogió los hombros.

- La verdad es que no lo sé, cuando desperté lo tenía así -  respondió sin más, desatando aquel trozo de tela de su mano.

- ¿Crees que ya haya despertado? -  preguntó de nuevo, colocándose al lado de él, mirándolo intrigado.

El chico fijó su vista aún más en el color morado, dilatando sus pupilas, imaginándose su reencuentro.

- Tal vez - se sintió extraño, su brazo izquierdo comenzó a temblar, lo que llamó la atención de ambos.

No tomaron mucha importancia, sin embargo, en el fondo Allen sentía miedo, ¿a qué? no lo sabía, y eso era aún mas terrorífico.  Sentía unas ganas inmensas de volver a ver a Road y preguntar la verdad pero por otro lado el miedo de...tal vez el rechazo o la traición hacia su amor le impedían pensar tan positivo.

- Vaya, se han despertado antes -  escucharon detrás de ellos, Lavi había despertado, ambos voltearon.

- Lavi, ¿Cómo te sientes? -  preguntó Allen con una mínima de angustia pero con una sonrisa

- Mm, pues adolorido y reconfortante, estoy bien -  sonrió enormemente y entró a la cocina, sacando una bolsa de cereal y repartiendola entre los tres.

- ¿Solo vamos a comer esto? -

- Vamos Yu, no es tan malo -  sonrió de nuevo

- ¡No me llames por ese nombre! -  se molestó

- Bien, bien, pero no te enfades...Yu -  rió burlón y se alejó.

- Bueno chicos, la comida prevista se está acabando -  cambió de tema.

Kanda miró de reojo al chico albino, él, al sentir su mirada volteó a verlo.

- ¿Qué? No he comido de más, en serio, lo prometí ¿no? lo estoy cumpliendo -  justificó algo intimidado por su mirada

- Eh! Tranquilos chicos, no estoy culpando a nadie y digamos que solo fue un decir, realmente no se está acabando pero no hay mucha y quien sabe hasta cuando estaremos aquí, deberíamos salir a comprar algo -  propuso.

Tanto Kanda como Allen lo miraron de forma extraña, no era muy lógico, si salían los reconocerían a los tres, Lavi captó el concepto y sonrió.

- Tampoco pongan esas caras je je,  podemos usar unas capas que están debajo de aquí...miren - 

Se agachó y sacó aquellas prendas, su color era un verde bastante oscuro y parecían ser de viajeros.

- Pasaremos desapercibidos con esto -  sonrió de nuevo  - ¿Cuando salimos? -  preguntó entusiasta

- Lavi...deberíamos esperar más, aún estas...mal -  Allen se angustió

- No seas tan ingenuo, si te pasa algo no me esforzaré en salvarte ésta vez -

- Tú siempre tan dulce Kanda -  sonrió Lavi   - No se preocupen, me siento bien y para no causarles problemas no cargaré tantas cosas ¿Está bien? -  propuso

Ambos cruzaron miradas y miraron de nuevo al pelinaranja, inseguros.

Lavi sonrió aún más y levantó sus cejas con entusiasmo, esperando una respuesta positiva.

Kanda suspiró convencido y Allen sonrió.

- De acuerdo -

- ¡Genial! Vamos a pasear -  dijo  saliendo de la cocina e ir a su habitación a cambiarse.

Allen y Kanda hicieron lo mismo y al estar listos se colocaron las capas se prepararon para salir esperando que por ninguna razón los reconocieran.