Esperando tu llegada *Allen x Road*

Entre la Sede y el Arca

Pasaron todo el día en la cocina, pudiendo así comprender el uso de la inocencia de la chica, hablando también de cada uno.

Al escuchar una parte resumida de la historia de Allen, la chica se identificó un poco con él....sólo que en diferencia, ella no había sido abandonada.

- Sabes?, cada vez que recuerdes lo que reside en tu cuerpo, piensa que eres una afortunada por tener a tu madre apoyándote, porque tal vez muchos como yo....no los tenemos y no le digas esas cosas, estoy seguro que ella te quiere -

Los ojos de la chica se iluminaron al escuchar esas palabras y sonrió dulcemente.

- De acuerdo -  admitió

- Bueno...¿Sabes algunos planes de ambos bandos? -  preguntó Kanda, ignorando lo anterior

- El Conde quiere encontrar al Décimo cuarto para protegerlo en el Arca y hacerlo despertar y por parte de la orden, es encontrar a los dos y deshacerse del que amenaza la seguridad de la Sede, ambos mandaron refuerzos para buscarlos -  dijo haciendo desaparecer su sonrisa

Allen se preocupó, si eso habría sido verdad, entonces tanto exorcistas como rastreadores estarían en su búsqueda.

Tanto de él como de Kanda, y si era lo mismo con los Noé, los akuma estarían en lo mismo.

En pocas palabras...las dos mujeres que habitan en ese lugar corren peligro.

- Tu inocencia es muy especial y si no quieres que la descubran...debemos irnos o correrán peligro -  Habló preocupado aquel chico albino

- Es cierto...debemos marcharnos o esto se pondrá muy mal -  añadió el chico inexpresivo

- ¡No! No hay problema, si nos atacan, los tres podríamos unir fuerzas -  propuso emocionada la chica

- No creo que sea buena idea -  Allen la miró serio

La chica miró con tristeza el rostro del peliblanco, quería ayudar, ayudarlo en especial a él.

- Keim, no quiero que te arriesgues, el joven tiene razón, sería peligroso - tomó su mano

- Pero mamá...- insistió

- No discutas más niña, tu madre tiene razón -  interrumpió Kanda

- Tal vez si intervengo puedo hacer que ambos olviden su rivalidad -  dijo entusiasmada

- ¡Keim! ¡Ya dije que no! ¡¡Ellos no dejarán de pelear!! -  insistió

Los ojos de la chica se llenaron de lágrimas.

- ¡Yo sólo quiero que ésta guerra termine! - gritó y salió corriendo para encerrarse en su habitación.

Su madre trató de seguirla pero los chicos mencionaron que no se preocupara, que era normal.

- ¡¿Cómo puede ser eso normal?! -

- Deje de gritar por cualquier cosa -  dijo Kanda ya irritado

- Debe comprender que escuchar la estrategia de los Noé y los líderes de la Sede para terminar con ellos mismos no es fácil - la voz de Allen mostraba un consuelo reconfortante

- De acuerdo...lo siento, es que...me preocupa, tengo miedo de que..un día la alejen de mi, para mi, el mayor terror es que la Sede se la lleve, y menos en los tiempos de ahora - abrazó sus propios brazos

- No se preocupe señora, estaremos protegiendo éste lugar y a Keim -  Allen sonrió

La mujer sonrió con algo de tristeza y miró al chico con ternura.

- Sabe chico?..usted tiene una mirada y una sonrisa tan angelical....que sé que puedo confiar en usted y su amigo ciegamente -  Habló melancólica

- Gracias -  sonrió de nuevo

La mujer se levantó de la silla y se dirigió a la estufa.

- Les prepararé algo de comer, si se quedan puedo hacer esto todos los días -  volteó a verlos con simpatía

Los ojos plateados de Allen rápidamente se iluminaron, mientras su compañero/amigo lo miraba de cierta forma con gracia, por más difícil o inoportuna que sea la situación, él siempre pensaba en comida.

- Sí, de acuerdo, nos quedaremos y disfrutaremos de su deliciosa comida ¿Verdad...Kanda? - preguntó entusiasmado

- Tch, por su puesto -  dijo para después sonreír

- ¿Sabía que cuando mi amigo sonríe es porque algo en su mente está dañado? -  se recargó en él

- No molestes, brote de soja -  su ceño se frunció mientras alejaba al chido de su lado

- Ya no me llamó por mi nombre, está enojado -  siguió molestando

- ¡Callate de una vez! -  desembainó a Mugen y Allen interpuso su brazo convertido Crown Clown para no recibir daño mientras reía.

Mientras los demás se mataban por encontrarlos ellos iban reforzando su ahora nueva amistad.