Encuentro

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«Editado»

CAPITULO 1


Drogas. Alcohol. Carreras ilegales. Mujeres con tan poca ropa que no dejaban nada a la imaginación. Y como podían faltar las apuestas. Todo en una noche, todo fuera de las reglas. Parecía que pedían a gritos a los policía que fueran por ellos: los desafiaban a arrestarlos. Pero eso nunca pasaría. Después de que una nueva mafia llegará a China, desde Corea del Sur, las cosas se habían puesto complicadas. Rumores decían que el jefe de la mafia era de nacionalidad China, pero por alguna extraña razón no había vívido en su país por varios años. Sea cual sea la razón, él volvió y tan rápido como llegó fue responsable de múltiples acciones ilícitas, y aún así salía impune de todas las acusaciones. Todos daban por sentado quién era el responsable de todo, pero sin pruebas que demostraran su culpabilidad no había nada que la policía pudiera hacer. Ya van más de dos años desde que su llegada hizo de Pekín un infierno para los oficiales, y un cielo para todo amante de la adrenalina.

No había un oficial competente capaz de arriesgar su cuello para ir más allá y lograr levantar todas las piedras del camino impuestas por la nueva mafia. Todos sabían que si buscaban de más terminarían con una bala en la cabeza. Así que simplemente ignoran y miran hacia otro lado, guardando silencio como buenos perros.

-¿Por qué la música está tan baja? SE SUPONE QUE NO DEBERÍAMOS PODER ESCUCHAR NI LO QUE PENSAMOS -gritó uno de los conductores sobre su moto. A su alrededor estaba rodeado por dos mujeres, ambas de una larga cabellera castaña que le llegaba al inicio de la cadera.

-No digas esas cosas, si no puedes pensar después no te quejes por perder otra vez. -escuchó una voz burlona a sus espaldas que le sacó una sonrisa al motociclista. Este se bajó de la moto alejándose de ambas mujeres para ir a abrazar al joven que se estaba sacando el casco y lo dejaba sobre el asiento de la moto.

A simple vista apenas parecía pasar los veinte años de edad, alguien muy joven para estar metido en el mundo de las carreras ilegales -algo ya no muy fuera de lo común en estos días-. Podría hasta decirse que era un niño inocente que quería probar algo nuevo, pero ese pensamiento se te iba tan solo con verlo una segunda vez. Seriedad. Una persona que solo se limitaba a lo suyo, hacía lo que le gustaba y no tomaba ningún desvío que lo corriera de su objetivo. Era a simple vista alguien muy enfocado que se ganó con derecho el respeto de todos -y también el miedo de algunos que se creían que podrían hacerle frente-.

-No seas así Yibo -se quejó el hombre, pasando su mano por el hombro del contrario.

El panorama delante de ellos había sido organizado por el joven. Después de llamar a unos cuantos narcos, unos amigos interesados en correr y más, está noche había sido planeada con el objetivo de ser una de las primeras carreras ilegales del año.

Yibo bajó la mirada hacia su reloj, este se iluminó con tan solo girar la muñeca: el reloj marcaba las 23:50. Solo diez minutos más y ya sería uno de enero.

-Para serte sincero -siguió hablando el motociclista -cuando me dijiste que querías hacer la primera carrera del años pensé que estabas loco. Los policías los días festivos se ponen pesados, pero ya llevamos una hora acá y no he visto una sola patrulla.

-Mmh -se escuchó en respuesta.

-Esos cobardes no vendrán aunque se lo pidas de rodillas -dijo otra voz.

Ambos giraron su cabeza hacia la nueva voz. Un hombre que debía de pasar los veinticinco años se había acercado a ellos. El antes era el jefe de otra mafia en China, pero su ineptitud para manejarla había hecho que más de una vez todos sus planes fueran un fracaso, y por ende, terminó en la cárcel en repetidas ocasiones. Ahora él se regocijaba por el fracaso de la policía, aunque eso era mérito del nuevo jefe de la mafia China. El cobarde burlándose de aquellos que son más fuertes.

¿Qué es lo bueno y qué es lo malo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora