CAPÍTULO 19

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ADVERTENCIA: *Deja el cloro sobre la mesa.* Sigamos con la historia. .

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CAPÍTULO 19:Poder


De haber sabido que todo terminaría de esa forma no habría dejado que Xiao Zhan se monte una vez más en su coche, no sin antes haberse despedido o haber dicho todo lo que tenía en mente -y todo lo que no se animaba a confesar-. Era irónico hasta donde podía llevarte el orgullo y que tan ciego te volvía el enojo. Ahora sólo podía lamentarse al imaginar todo lo que podría haber pasado pero nunca ocurrió.

En su memoria aún podía reproducir la última mirada que le dedicó Xiao Zhan, como sus ojos reflejaban miles de palabras calladas y cientos de sentimientos ahogados. Sabía que lo más sensato hubiera sido detenerlo antes de que fuera demasiado tarde, pero sus pies estaban pegados contra el asfalto y sus labios sellados por el egoísmo. No tenía la mente fría y no estaba pensando con claridad, y al igual que él señalaba un culpable a ciegas sin tener razones ni pruebas. Nunca se imaginó que esa sería la última vez que lo volvería a ver.

Días después muchos lo buscaron, muchos levantaron piedra tras piedra, y ahora que conocían su rostro y nombre encontrarlo tendría que ser un juego de niños. Pero ellos no contaban con lo fácil que le resultaba alguien que nunca existió desaparecer. Varios días pasaron y su paradero era oficialmente desconocido, oculto de las cámaras, oculto de las miradas. Totalmente invisible para todo el mundo.

Las preguntas rondaban por su cabeza, tratando de imaginar dónde podría estar. Fue ahí cuando se dió cuenta que realmente no sabía nada de él, ni cuáles eran sus intereses o aspiraciones, tampoco conocía los lugares que solía concurrir o cuál era su ancla -su pasaporte a tierra-. A fin de cuentas eran desconocidos pero seguía siendo alguien que lo había flechado una y mil veces, ¿cómo te enamoras de alguien que no conoces? Ya sea sinceridad o manipulación realmente se creyó todas y cada una de las palabras que salían de sus labios.

-¿Qué piensas hacer? -La voz de Woo Do-Hwan le llegó por el parlante del celular.

Yibo se encontraba tirado boca abajo contra su cama, con su rostro enterrado en las sábanas y todo su cuerpo esparcido como una masa derretida. Había pasado un mes desde que las noticias soltaron la bomba sombra la identidad de Yang, un mes desde que lo vió una última vez: con una mirada apaga y los ojos inyectados en sangre.

Solo pudo imaginarse quién era la mujer que lo obligó a subir al vehículo, y quien lo miró como si fuera una basura al rayo del sol.

Permaneció de pie delante de la entrada de su casa, plantado a la tierra sin dar un solo paso. Si tan solo hubiera sabido que esa sería la última vez... aunque, ¿qué cambiaría? ¿De qué serviría saberlo? ¿Habría hecho algo para cambiar el final de la historia? ¿O tendría las palabras correctas para volver a armar el rompecabezas?

-De momento nada. -contestó Yibo -Por precaución nuestros contactos tuvieron que irse de la ciudad.

-Ya veo, básicamente planean mantener el perfil bajo hasta que pase la tormenta.

-Mmh. -murmuró un asentimiento- Nos hemos encargado personalmente de eso, si los contactan a ellos caemos nosotros, y lo mismo viceversa. Somos su paraguas de momento.

-Y yo soy el tuyo. -a fin de cuentas siempre se habían estado cubriendo las espaldas mutuamente, por lo que sabía que si necesitaba algo podría contar con su apoyo- Tienes que terminar con esto sino caeremos todos juntos.

¿Qué es lo bueno y qué es lo malo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora