¡SORPRESA! ¿Qué tan rápido eres?

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«Editado»


Capítulo 3

Xiao Zhan —bajo su anonimato— era conocido como un detective modelo, el cual solo apenas unas pocas personas contadas con una mano sabían cuál era su trabajo. Para otros era solo un adulto normal que trabajaba de modelo para distintas marcas de ropa.

Como un detective que mantenía su identidad totalmente oculta, observando todo desde las sombras, muy rara vez se quitaba la máscara e iba de frente al caso, después de todo nunca le fue necesario tomar tal riesgo. Habiendo resuelto tantos casos era conocido por muchos como Yang, y por ende su fama lo hacía mantenerse más oculto, al punto de casi no usar ayuda con el miedo de condenar a alguien, y más cuando todo se podía complicar al punto de tener que salir al campo.

En este caso eran tres, Xiao Zhan se había negado rotundamente a recibir más ayuda, no estaba convencido de cómo resultan las cosas, y siempre era mejor prevenir que lamentar. Pero, aún con su experiencia ante la mafia y todo caso relacionado, había un detalle sobre este que no le gustaba: la velocidad.

La velocidad no era su fuerte, anteriormente se había visto envuelto en una persecución más de una vez, pero a diferencia de la de esta noche había sido en auto. La adrenalina que se acumuló en su cabeza le impedía pensar con total claridad, y antes de que se diera cuenta Wang Yibo lo llevaba a su departamento.

No había encontrado la forma de negarse, y después de las palabras que le dijo en el estacionamiento Xiao Zhan entró en un debate mental si estaba haciendo lo correcto o no. Sinceramente, en su experiencia, ningún mafioso se había molestado tanto por su seguridad, y los infiltrados que habían entrado por él podrían decir lo mismo. Todos tenían el mismo acuerdo: Si te quedas atrás estás solo. Solo pensaban en ellos mismos, y en nadie más.

La moto de Wang Yibo se detuvo ante el departamento de Xiao Zhan, que apenas si contaba con cinco pisos. A pesar de tratarse de un día muy importante, no había ninguna habitación con la luz encendida y tampoco podía escucharse música proveniente de otros departamentos cercanos. Parecía la clase de lugar en la que Xiao Zhan viviría. Cuando vino a Beijin, para tomar manos sobre el caso, buscó una zona tranquila en la que pudiera descansar en paz y poder enfocarse totalmente sin interrupciones.

Xiao Zhan se bajó de la moto con cuidado usando el hombro de Yibo como soporte. Aún sentía el hormigueo en las piernas y la adrenalina recién se disipaba lentamente.

Los ojos del menor seguían centrados en el hotel desde que habían llegado. No estaban muy alejados del centro o aislados de todo, al contrario, habían varias casas alrededor. Pero ya sea por un acuerdo tácito o no, la zona era inusualmente tranquila. Giró sus ojos hacia el mayor ante él, aunque a simple vista se veía muy joven dando una imagen errónea de su edad, y con el pelo despeinado por el viento le daba un aspecto mucho más juvenil. La escena podría ser hasta chistosa, Xiao Zhan no parecía muy entusiasmado con la idea de volver a correr sobre una moto otra vez, pero aún así quería entrar en una de las pocas mafias que contaba con carrera de motos, por no decir la única ya que anteriormente Yibo había formado parte de Incheon, una mafia Coreana que había aceptado su petición de carreras ilegales de motos. Para después formar parte de la nueva mafia China: Yin.

—¿Por qué quieres entrar? —preguntó.

Los ojos de Xiao Zhan se abrieron sorprendidos, no era que la pregunta le resultará extraña -después de todo él esperaba que se interese por su verdadero objetivo-, sino que la razón de su sorpresa venía más de la mano con que apenas lo había escuchado hablar. Desde su punto de vista Wang Yibo poseía una voz grave atractiva, de esas que te es difícil olvidar y que con solo escucharla te eriza los pelos.

¿Qué es lo bueno y qué es lo malo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora