EXTRA 4

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LuHan

"Plomo en el aire, 

plomo en el cuerpo."


El aire se llenó de pólvora, salpicando pequeñas partículas imperceptibles -a simple vista- sobre la ropa del perpetrador, concentrándose especialmente en las mangas de su chaqueta. El casquillo de la bala repiqueteo contra el piso, apenas haciendo un leve sonido de campana al impactar contra una piedra. Más allá de la mira del atacante se veía el cuerpo de la víctima cayendo al piso, rindiendo ante el dolor, aún así no gritó ni maldijo.

Fragmentos de piedras y tierra se clavaron contra sus manos. Sin importarle la posibilidad de infectar su herida presionó una mano contra la perforación, buscando disminuir el dolor y detener la hemorragia inútilmente. 

-Parece que ya hay ratas otra vez, -comentó uno de los individuos encapuchados con un tono burlón- el veneno debe haber pedido efecto.

Unos pasos poco silenciosos -aplastando la mala hierba y pequeñas ramas esparcidas por doquier- avanzaron hasta detenerse a un lado del cuerpo derribado. A pesar de haber recibido un solo disparo la sangre brotaba en una cantidad considerable, filtrándose entre sus dedos lenta y espesa. Con la ropa estorbando solo podía imaginarse que había sido herido por la zona del vasto medial, encima de la rodilla.

-Creo que exageraste, ¿era necesario usar el calibre 45 acp? -esta voz pertenecía a SeHun, quien no estaba a más de dos metros del cuerpo de HaiKuan. -Ni eso, ¿tenías que herirlo? Con un tiro al aire es suficiente.

-Para limpiar no es necesario contenerse -contestó el hombre, restándole importancia a sus acciones- Si tan preocupado estás por su estado deberías también tener en cuenta que él entró como una rata a espiarnos, si alguien ingresa a nuestro territorio, ¿acaso no estoy en mi derecho de dispararle?

-¡Tu...! -quiso contestarle, pero una mano se posó en su hombro, deteniendo sus palabras.

-No le des tantas vueltas al asunto. -esa voz pertenecía a LuHan, demasiado calmada para quien presenció el disparo hacia un familiar- Nosotros adiestramos a los perros para que se encarguen de la basura, ¿no sería contraproducente retarlo cuando hizo lo que le enseñamos?

-¡Hijo de puta! -un gruñido se filtró entre los dientes apretados de HaiKuan, el dolor y la furia eran evidentes en su rostro. Sus ojos inyectados en sangre miraban directamente a su hermano con una sed asesina- Traidor... rata repugnante...

A pesar de haber tenido la mala fortuna de escuchar innumerables cantidades de insultos a lo largo de su vida todos se despejaron, huyendo de su cabeza como perros asustados. Por lo que solo le quedaba insultar pobremente, esforzándose para que el tono de su voz pudiese demostrar su enojo y dolor emocional.

Por lo que solo maldijo una y otra vez con las pocas palabras que conocía, hasta que sus ojos empezaron a brillar y su garganta ardió impidiéndole seguir gritando. Aún así el nudo que se formó en su corazón solo se tensó más, nada de esto sirvió para desahogarse, y solo fue una forma de expulsar todo el aire de sus pulmones antes de que le dieran el tiro de gracia.

LuHan lo escuchó gritar pacientemente, ningúna línea de sus expresión se perturbó y no parecía molesto por el trato que estaba recibiendo, a diferencia de los hombres encapuchados cuyos dedos danzaban sobre el gatillo esperando una orden.

¿Qué es lo bueno y qué es lo malo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora