¿Qué es lo bueno y qué es lo malo?

CAPÍTULO 11

Recuerden: Negrita en diálogos cuando se habla en otro idioma que no es Chino.

Capítulo 11: (...) Nada es lo que parece

En momentos donde la lucidez no es un aliado o un acompañante las personas realizan acciones de las cuales después se arrepienten profundamente. Hay cosas que algunos esconden en las profundidades bajo cinco llaves para que nadie más lo pueda ver, pero solo se necesita quebrar su voluntad lo suficiente para que todo salga a la luz. Y el caso de Xiao Zhan no era distinto. Después de que ambos llegarán al orgasmo, unidos por un beso desesperado para ocultar los gemidos, aún tenía el juicio nublado y era incapaz de apartarlo agradeciendo el peso del cuerpo de Yibo sobre él.

El calor que le transmitía el cuerpo del menor era acogedor, y el morbo de sentir como ambos presionaban el líquido espeso y pegajoso entre sus estómagos le debería resultar incómodo, pero en estos momentos le gustaba la idea de saber hasta dónde había sido capaz de llegar, y la marca de su orgasmo era perfecto.

Cuando Yibo se apartó y se dejó caer a su lado sintió el frío envolver su cuerpo medio desnudo. Si bien aún tenía gran parte de la ropa puesta Yibo había abierto la túnica externa y subido la interna, aparte de retirarle los pantalones, dejándolo vulnerable y totalmente expuesto para cualquiera que entrara.

Sintió una mano tomarlo por la cintura y hacerlo girar hasta quedar de costado frente a Yibo. Sus ojos lo miraban con un brillo que le fue incapaz de decifrar, aunque solo bastaba ver su sonrisa para saber que la furia de minutos antes había desaparecido.

-No es lo que tenía en mente para esta noche -admitió Yibo, y acercó su rostro al de Xiao Zhan rozando la punta de su nariz contra su frente -, pero estoy satisfecho con el resultado. Además -volvió a mirarlo a los ojos -esta vez estabas sobrio.

Xiao Zhan apartó la mirada, sentía la sangre agolparse en sus mejillas a medida que la vergüenza por lo hecho era cada vez mayor. Pero no se arrepentía de haberse acostado con Yibo, estaría mintiendo si dijera que no lo volvería a hacer. El verdadero problema era que por mucho que le haya gustado había algo que estaba mal: los dos seguían siendo enemigos. En todos sus trabajos había un juramento de lealtad que le obligaba a resolver todas sus misiones con el peso de la ley y lo correcto sobre los hombros. Nunca necesito recurrir a acostarse con alguien para lograr su cometido, tampoco llegó a seducir por información como dijeron los otros mafiosos, él siempre evitó situaciones por el estilo.

Todos los movimientos de Xiao Zhan eran medidos y cada acción estaba destinada a un objetivo claro, nunca actuaba por placer o diversión. Pero lo sucedido con Yibo no fue ni por información o porque realmente sirviera para la resolución del caso, aceptar sus besos y dejarse arrastrar a esta situación había sido un acto voluntario fuera de su trabajo.

Meng ZiYi tenía razones para sospechar que la atención que le dedicaba Yibo era fuera de lo normal -más allá de un simple interés- y Zhan lo sabía, lo notó cuando lo cuidó hasta sería estúpido para no darse cuenta cuando lo beso en el Orfanato Nueva Esperanza, o cuando cayó a su departamento.

Desde que su trato sobre él se hablando recibió mucha más atención por parte de Yibo de lo usual, si no lo llamaba le mandaba un mensajes y ambos se quedaban hablando durante horas. Cuando Yibo se enfermó y se metió a su cama por tercera vez le preguntaba si seguía dormido, al ver que Xiao no respondía le hacía caricias con sus dedos, colando una mano debajo de su ropa para hacer un camino por su espalda.

No podía negar que amaba la atención que le brindaba por más que en ese momento Yibo era el enfermo.

-Esto es un asco. -se quejó Xiao viendo todo su cuerpo desde el pecho hacia abajo manchado de un líquido blanco.