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Soledad

Ya era mediodía y no sabia que hacer, mi hermano estaba desesperado y no encontraba la manera de calmarlo y como hermano mayor definitivamente tenía que hacer algo. No era posible que no hubiera nada de comer, siempre teníamos y esta vez no había nada. Me acerqué a mi hermano tratando de consolarlo, pues no paraba de llorar. Estábamos solos, sin nadie quien nos ayudará.

No se que hicimos mal, siempre fuimos buenos, siempre comportándonos como nos habían pedido y ahora parecía que nos habían abandonado. No tenía de otra más que llorar, lo hice pero muy poco, no quería que mi hermano me viera así y debía ser fuerte por él. ¿Qué hicimos mal?

Tenía que encontrar algo de comer rápido o seguramente enloqueceriamos. El agua se nos estaba acabando también y si eso ocurría no sabía cuanto más podríamos aguantar. La soledad era lo que más nos costaba, siempre estuvimos acompañados pero había pasado demasiado tiempo ya. A este paso no sobreviviríamos mucho más.

Visualizamos el lugar donde siempre había comida. Estaba cerrado pero tenía que haber alguna manera de abrir esa gran puerta así que se lo propuse a mi hermano y él accedió a ayudarme. La puerta era demasiado pesada pero sabía que esforzándonos lograríamos hacerlo. Nos costó mucho trabajo de largas horas hasta que por fin la puerta cedió. No todo era tan fácil ahora debíamos revisar cada compartimiento para encontrar la comida. Por suerte mi hermano era bastante hábil y logró encontrar algo que parecía comestible, eso nos ayudó para reponer las fuerzas que usamos para abrir la puerta y claro racionamos el agua para que nos alcanzara.

No podíamos darnos por vencidos tan rápido. Eso que encontro mi hermano no nos duraría para todo el tiempo que aún teníamos por delante así que la búsqueda siguió por unos minutos más. Parecía que el cielo nos había escuchado porque encontramos comida, solo que estaba sellada. La lucha ahora era quitar esos estúpidos sellos que rodeaban la bolsa de comida. Mi hermano y yo usábamos todas las fuerzas que teníamos para tratar de hacer un agujero en la bolsa y eso nos costaba mucho trabajo, solo eramos unos niños pero teníamos que esforzarnos o morir de hambre. Y al fin lo logramos, comida fresca, nuestra comida.

-Espero no estén haciendo de las suyas... ¿Pero que hicieron? -Mi papá amarillo había llegado, creo que jamás volverían. Me alegre en verlo, pero también estaba molesto. ¿Como pudo dejarnos tanto tiempo? -Eso pasa porque son unos tragones, no les aguantan las croquetas por un día, maldición gatitos.

-¿Es en serio? -Nuestro papá azul empezó a recoger los rastros de comida que encontramos al principio ¿Qué esperaba que hiciéramos?- Solo pasó un día no creo que fueran a morir de hambre y no finjan porque si les deje comida.

-Miau -No se porque me esfuerzo ellos nunca nos entienden cuando les hablamos.

-Ya está bien digamos que es nuestra culpa ustedes no pueden quedarse solos -Papá nos acaricio a mi hermano y a mi, siempre parece enojado pero es muy lindo con nosotros- Ayúdame a recoger las migajas y yo revisare su caja de arena.

Espero esto no se vuelva recurrente. No podemos lidiar con la soledad y la falta de comida.