CAPÍTULO 7

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Estaba secándose el cabello cuando escuchó el sonido del timbre, vestía un sencillo pantalón de tela negro y un sweater de hilo color crema, colgó la toalla húmeda en su cuello y abrió la puerta, sabiendo perfectamente de quien se trataba.

- ¿Preparado para embriagarte conmigo? – preguntó Miroku agitando una botella de licor frente a su nariz

- Veo que no bromeabas – comentó sonriendo, peinando su desordenado cabello con los dedos.

- Por supuesto que no, ya me conoces – afirmó alegre – Y me he asegurado trayendo otra botella.

- Voy por el hielo, las copas están sobre la mesa del living – indicó tirando la toalla en la cesta de ropa en el cuarto de baño. Se unió a su amigo relajándose en el sillón mientras recibía una copa del licor dorado con hielo, tomando un sorbo – Gracias, lo necesitaba – comentó soltando un largo suspiro mientras sostenía el vaso haciendo girar el líquido pensativo. Miroku lo miraba en silencio

- ¿Y bien? ¿Qué es lo que te tiene así? – indagó

- Ya te dije que no estoy seguro – murmuró sin despegar la vista del vaso en su mano.

- Inuyasha... ¿aún la amas? – preguntó con sutileza, el chico lo miró con sorpresa.

- ¿Por qué aún debería amar a esa mujer? – inquirió evadiendo la respuesta, desviando los ojos para ocultar su expresión ensombrecida. Su amigo sólo lo observó en silencio. Inuyasha exhaló profundamente irguiéndose, dejó los codos sobre sus rodillas desanimado.

- Sólo admítelo – urgió con suavidad.

- Admitirlo... – murmuró quedamente – Ella me dejó Miroku, porque no me amaba. ¿Qué demonios sacaría yo con admitir un sentimiento de amor por ella?

- Entonces pregúntale – sugirió, su amigo lo miró con extrañeza – Pregúntale cara a cara porqué te dejó.

- ¿Esperas que me siente con ella, a escuchar tranquilamente la historia de cómo me dejó para largarse con su amante? – bramó rabioso levantándose de golpe.

- Inuyasha, mientras no encares el pasado, no saldrás de ese estancamiento emocional – aseguró tranquilamente – ¿Crees que no me doy cuenta? .Somos amigos desde niños, y he visto cómo te ha cambiado lo sucedido, esa creciente amargura no es normal, ni siquiera has hecho el intento de volver a enamorarte, una amante ocasional no llenará el vacío que sientes – aseveró con pesar – Estoy seguro que por tres años te has preguntado una y otra vez: ¿Por qué?, ¿Por qué me dejo?, ¿Qué hice para que me abandonara y se fuera con otro?, ¿Qué falló entre nosotros? – continuó implacable – Amigo, si no sacas esas dudas de tu interior nunca lo superarás.

- ¡NO! – exclamó furioso – ¡Jamás!. Me niego a escuchar motivos ridículos para lo que me hizo. No hay justificación para su engaño. Si se había enamorado de otro. ¡¡¿por qué demonios no me lo dijo en mi maldita cara?!!

- Puede que temiera por tu reacción – señaló

- ¡Ja!, no me hagas reír – se burló despectivo – Ese sería un motivo estúpido.

- Estúpido es que me lo preguntes a mí – refutó sin inmutarse ante la mirada rabiosa que le dirigió su amigo, acostumbrado a su malhumor – Estás lleno de interrogantes, sólo tienes que preguntar a la persona correcta para conocer las respuestas, y ese alguien únicamente puede ser Kagome.

- Maldito seas Miroku – gruño, dejándose caer derrotado en el sillón, bebiendo el segundo vaso de licor que le sirvió su amigo – Sé que tienes razón, conocer la verdad de su boca puede ser lo único que me deje vivir tranquilo, sin tener que cuestionarme día con día, qué hice mal para que me engañara como lo hizo – murmuró amargamente casi para sí mismo – Pero aún si le exigiera la verdad, no estoy seguro que me la diga, ni siquiera puedo predecir sus reacciones, nunca sé de qué modo actuará.

Nisshoku no kokoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora