CAPÍTULO 19

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Abrió los ojos perezosamente, un tanto desorientada, su vista se dirigió hacia la ventana, apenas iluminada por unos débiles rayos matutinos. Quiso moverse sin conseguirlo, bajó un poco las mantas que la cubrían, se vio atrapada entre unos recios y velludos brazos, fue plenamente consciente del cuerpo masculino que se encontraba pegado a su espalda. Esbozó una sonrisa complacida girando un poco la cabeza, tenía los ojos cerrados y su respiración era acompasada. Estaba profundamente dormido, se veía adorable, demasiado atractivo y tentador. Intentó girar el cuerpo, pero al instante los brazos la aprisionaron con más fuerza, evitando cualquier plan de escape.

- Ni lo intentes – ordenó una voz grave cerca de su oído – He despertado demasiadas veces con la fantasía de tenerte desnuda entre mis brazos al amanecer, y ahora que al fin se ha hecho realidad no permitiré que la arruines.

- No pretendía arruinar tu fantasía, más bien tenía planeado hacer realidad la mía – discrepó haciendo una mueca melindrosa

- ¿De veras? Y dime ¿Cuál sería? – inquirió interesado, apoyándose en un codo tras la cabeza de la chica para ver su perfil, sin dejar de abrazarla con el otro brazo.

- Bueno, si no lo hubieras arruinado...Te habría despertado a besos, rozando mi cuerpo desnudo contra el tuyo, y me refiero a cada parte de tu cuerpo – respondió provocativamente, impulsando su cadera hacia él, tocando exitosamente su objetivo que respondió a ella instantáneamente.

- ¡Diablos! La tuya es mil veces mejor – exclamó jadeante – Dame un par de minutos para quedarme dormido – pidió, acomodándose como estaba al despertar. Kagome soltó una alegre carcajada.

Se quedaron abrazados en la cama por un par de horas más, luego que retozaran poniendo en práctica la fantasía de la chica. Quedando demostrado su enorme talento, por lo que Inuyasha decidió que de ahora en adelante ella asumiría el mando del área inventiva.

Kagome descansaba su cabeza sobre el pecho del joven, que la mantenía abrazada acariciando apacible su espalda. Se sentía tan feliz, tanto que hasta le atemorizaba. Había perdido la esperanza de que ella e Inuyasha pudieran reanudar una relación. Aún después haber sido suya en la fiesta, el nombre de Kikyo la separaba dolorosamente de él. Pensar en ella despertó algunas interrogantes, lo que la hizo fruncir el ceño.

- Inuyasha...

- ¿Mmm? – zumbó perezosamente

- ¿Por qué reanudaste la relación con Kikyo? – inquirió con seriedad. Lo sintió tensarse y exhalar un hondo suspiro.

- No la reanude de la forma que crees – contestó, ella levantó un poco la cabeza y lo miró con extrañeza – Después que te marchaste, decidí irme también. Necesitaba alejarme de todo, tratando de escapar del dolor que me dejó tu supuesta traición y tu ausencia. Me fui al extranjero, a casa de Sesshomaru, fue allí donde conocí los detalles de las trampas de Naraku. Y tomé la decisión de hacer algo al respecto, a pesar que mi hermano no estaba muy convencido. Al volver, Kaede me contactó, preocupada por un posible desfalco. En algún momento ella intentó hablar de ti, pero le advertí que no volviera a mencionar tu nombre o nuestra sociedad terminaría en ese instante. Supuse que estaba en contacto contigo, por lo que decidí utilizar a Kikyo.

- ¿Utilizarla? – preguntó turbada

- Si, para vengarme de ti – señaló avergonzado – Quería demostrarte del modo que fuera, que no me afectaba tu traición y ¿Quién mejor que tu más grande antagonista?. Aunque sólo me engañaba a mí mismo, en el fondo lo hacía porque esperaba que cuando te enteraras, fuera al menos la rabia, la que te hiciera volver.

- Pues esa parodia te duro mucho tiempo ¿no te parece? – increpó evidenciando sus celos.

- Silencio, déjame terminar – la regañó dándole una juguetona nalgada, riendo ante la indignación de la joven – Bueno, luego de resignarme a que esa táctica no resultaría para hacerte volver. Debí continuar con Kikyo, simplemente porque no confiaba en ella. Tu hermana en verdad no sabe ocultar su malevolencia, y con los problemas de Kaede, me pareció que estaba demasiado interesada en que la fusión no se realizara, a pesar de ser una persona ignorante en temas de negocios. Además, siempre que tenía oportunidad echaba leña al fuego en contra de la aparente huida con tu amante, intentando hacerte quedar como una cualquiera, ante mí y Kaede. Atosigándola a dejarla a ella como única heredera de todo el dinero de los Higurashi, ya que tu indecente actitud, no te hacía merecedora de nada.

Nisshoku no kokoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora