Llegó justo antes que cayera al suelo – ¡Kagome! – la llamó desesperado, sosteniéndola en brazos. Cuando vio que no reaccionaba, salió con ella rumbo a su habitación – ¡Miroku llama al médico! – ordenó al hombre que venía tras ellos.
- ¡Dio mío! ¿Qué pasó? – exclamó Rin, seguida de Sango
- Fue un desmayo. Miroku fue a llamar un médico. No te angusties – informó Sesshomaru tranquilizador, mientras la seguía, junto con Sango hasta el cuarto de Kagome.
Con sumo cuidado, la depositó sobre la cama, sentándose junto a ella, acariciándole el rostro, en un intento por despertarla.
- Kagome – susurró con voz temblorosa por el miedo – Reacciona pequeña – suplicó besándola en la frente. Tomó su mano, arrugando el ceño al percibir que estaba muy helada.
Se puso rígido cuando escuchó un leve quejido, salir de los labios de la joven. Retuvo el aliento, esperando que abriera los ojos.
- Kagome – volvió a susurrar. Cuando ella intentaba enfocar la vista en su entorno.
- No – musitó la joven débilmente, liberando la mano que él aún retenía.
- Cariño, escúchame – suplicó
- ¡No!, ¡¿Por qué... Por qué?! – exclamaba respirando agitadamente.
- Inuyasha, es mejor que salgas – recomendó Sango, llegando junto a su amiga. Kagome se abrazó a ella, llorando desconsolada.
- No. Tengo que hablar con ella... explicarle – negó Inuyasha abatido
- Por favor. Ahora no es prudente. Primero necesitamos que se calme, mientras llega el médico – manifestó estoica.
- Sango tiene razón. Recuerda al bebé – intervino Rin. Aquello logró convencerlo, por lo que dándole una mirada acongojada, se retiró finalmente de la habitación.
El doctor llegó en pocos minutos. Entró al cuarto para examinar a la joven. Inuyasha permanecía junto a la puerta, tenso, angustiado, irritado. "¡Maldición, ¿por qué no hablé antes con ella?", se lamentaba.
Cuando el médico salió del cuarto, se interpuso en su camino exigiéndole que le informara el estado de la joven.
- Ella está bien. Un tanto alterada, por ello tuve que administrarle un calmante muy suave, debido al embarazo – explicó tranquilamente – Lo mejor es que permanezca en reposo al menos por hoy, y por supuesto evitarle las emociones fuertes.
- Gracias doctor – murmuró Inuyasha, dejando que el médico se marchara en compañía de Miroku.
Inuyasha se disponía a entrar en la habitación, cuando la puerta se abrió repentinamente. Rin lo tomó por el brazo, alejándolo de la entrada.
- Kagome está dormida – informó seria – Estaba muy perturbada. Hablaba incoherencias respecto al bebé. ¡Dime qué sucedió! – exigió con severidad. Sesshomaru apareció en ese instante, le tocó el hombro para tranquilizarla.
- Yo te lo explicaré – anunció – Inuyasha, también debes procurar calmarte. No es aconsejable que entres a verla en ese estado – recomendó, antes de guiar a Rin hacia las escaleras.
Una hora más tarde, y luego de una insoportable espera, se atrevió a ingresar a la habitación. Caminó procurando no hacer ruido hasta la cama donde Kagome aún dormía. Se sentó junto a ella, observando detenidamente el rostro pálido de la joven. A pesar de estar bajo los efectos del calmante, se veía intranquila. En ocasiones se removía musitando incoherencias.
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Nisshoku no kokoro
RomanceAmor y felicidad, en un instante traducido a dolor y rencor. traición y maldad rodean la vida de Kagome, a causa del hombre que amaba y su propia sangre. La mente dice que el odio es más fuerte, ¿Pero que piensa el corazón, cuando cae prisionero de...