CAPÍTULO 15

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- Estas... loca – musitó la joven respirando agitadamente, un escalofrío recorrió su espina ante la mirada de la mujer.

- ¿Loca?. No lo creo hermanita – negó divertida – Simplemente voy detrás de todo lo que merezco. Y lo que merezco es toda la herencia Higurashi... y a Inuyasha.

- Siempre has sido ambiciosa y superficial, ¡pero jamás pensé que llegaras a este extremo!. ¡Estas enferma! – Exclamó con repulsión – Puedes quedarte con Inuyasha, claro, siempre y cuando él desee quedarse contigo. Pero nunca te entregaré el patrimonio de los Higurashi, mi abuela luchó toda su vida por él, y alguien tan despreciable como tú, ¡no merece ni un solo centavo! – le gritó furiosa.

- Creo que no estás entendiendo Kagome – señaló con peligrosa calma – Y estas olvidando esto – indicó agitando las fotografías – Así que seré más clara... Si dejas la presidencia todo pasará a mi nombre automáticamente. Sí, estoy al tanto, no pongas esa cara – se burló al ver la sorpresa en la joven – Eso es precisamente lo que harás, dejarás de ser la presidenta de H&T Corp., te irás de la ciudad y esta vez no se te ocurra regresar – amenazó – Si te niegas... Inuyasha... morirá – sentenció ante la horrorizada mirada de Kagome.

- No...No puedes... hacer algo así – exclamó con voz ahogada negando con la cabeza

- Claro que sí puedo, querida – contrarrestó divertida – Aquí te lo estoy demostrando. Si te niegas hay muchas formas de eliminarlo, a él, a tu amigos, o ese insufrible mocoso... quien sabe... lo decidiré en ese momento... si me obligas – dijo sonriente.

- Deberías estar en la cárcel o en un manicómio – murmuró horrorizada

- Que no se te pase por la mente una denuncia – amenazó con actitud seria – Porque en ese instante daré la orden de eliminarlo. Asesinos a sueldo abundan y no querrás cargar en tu conciencia la muerte del hombre que amas, por conservar el dinero. ¿Cierto?

Kagome guardó silencio intentando procesar el horror de las palabras que salían de la boca de Kikyo. Dejar la herencia Higurashi, todo lo que le dejó su abuela... Negarse sólo significaría la muerte de Inuyasha. ¡Imposible!. Esto no podía estar sucediendo, debía ser una de sus pesadillas. Su propia hermana, ella era... un monstruo.

- Sé que tomarás la decisión correcta. Adiós... querida hermana – se despidió Kikyo sonriendo ampliamente. Abrió la puerta de la habitación y salió de ella con una actitud de total normalidad. Cruzó la antesala del cuarto saliendo al pasillo, una vez afuera se topó con el policía de la entrada – Es usted muy amable... Dios "le pagará muy bien" su increíble buen corazón – dijo la mujer mirando significativamente al hombre

- Estoy seguro que así será, señorita – agradeció él sonriendo en complicidad asintiendo ligeramente con la cabeza.

En la antesala, tras la cortina, emergió una menuda figura femenina. Se trababa de Rin. Estaba nerviosa, y aterrada, corrió rumbo a la habitación de Kagome, abriendo la puerta sin detenerse a tocar, encontrándola llorando amargamente.

- ¡No puedes seguirle el juego a esa mujer! – Exclamó ante la sorpresa de la otra – Escuché la conversación – explicó algo avergonzada.

- Entonces no tengo que explicarte lo que sucedería si me niego – contestó Kagome enjugando sus lágrimas, tratando de sonar lo más calmada posible.

- De seguro hay otra salida... si hablamos con Inuyasha...él

- ¡No! – Interrumpió – Ni él ni nadie debe enterarse de esto ¡Entiendes! – exigió – No conoces a Kikyo. Si no hago lo que dice, Inuyasha... morirá...

- Pero...

- Llama al médico – volvió a interrumpir – Necesito hablar con él, en este instante...

Nisshoku no kokoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora