CAPÍTULO 26

3 1 0
                                    

- No Inuyasha, es imposible, no puedo creer que algo así haya sucedido – negó

- Pero ¿y si es verdad? – murmuró tristemente

- Eso te pregunto, ¿qué harías si eso fuera cierto? – indagó su amigo cauteloso

- Sentirme como un miserable, una basura – contestó cabizbajo – Le juré que la protegería de todo y de todos, pero si ese cerdo la... – su voz tembló sin atreverse a completar la oración – Que oculte una cosa así para evitar mi frustración o incomodidad. Que sola intente enfrentar a una verdad que jamás se podrá cambiar... No quiero que Kagome sufra y lo peor es que... no sé qué podría hacer para ayudarla.

- Puede que lo mejor sea esperar a que ella te cuente lo que sucedió – planteó el joven abogado – Pero si eso no sucediera... Cuando las cosas estén más calmadas, creo que deberás tomar la iniciativa. Sabes bien que evitar una conversación, aunque sea penosa y dura, puede tener consecuencias aún más dolorosas.

- Tienes razón – coincidió

- De cualquier modo, creo que debes analizar la situación con tranquilidad. No sé mucho al respecto, pero dudo que una mujer logre superar un trauma como ese, en un instante, y fuera de lo sucedido con Shippo, insisto en que su actitud parece ser la misma de siempre – comentó Miroku, intentando sonar razonable y tranquilizador.

- Deberías recordar que Kagome sabe ocultar muy bien las cosas que la afectan – murmuró.

- Sí, en eso tienes razón – aceptó rascando su cabeza – Aun así, confiemos... aunque sea un poco amigo – propuso, sonriendo al verlo asentir.

Kagome salía de la habitación vistiendo con normalidad, cuando vio que Kosho caminaba por el pasillo hacia ella. No la había visto, ya que venía concentrada en la conversación que sostenía con una enfermera.

- Buenos días – saludó Kagome captando la atención de la mujer

- Buenos días – contestó, ocultando la sorpresa – Por favor deje los informes en la oficina del doctor Fuwa. Incluya también los resultados de los últimos exámenes.

- Como diga Doctora – obedeció la enfermera, dando un saludo con la cabeza a Kagome se retiró.

- Imagino que ya lo viste – dijo Kosho

- Sí, acabo de estar con él – contestó esbozando una cálida sonrisa – Gracias de nuevo

- No me lo agradezcas. Salvar vidas es mi trabajo, es lo único que me hace sentir orgullosa de mi misma – comentó con un rasgo de amargura.

- Yo...

- Kagome – interrumpió una conocida voz a su espalda – ¿Está todo bien? – indagó Inuyasha mirando desconfiado a la otra mujer

- Sí, Shippo está muy bien, aunque estaba dormido – contestó la joven desviando el contexto de la pregunta para aminorar la tensión que se había creado.

- Que bueno que nos hayamos reunido los tres – declaró la doctora – Tenemos una conversación pendiente. Lo mejor es ir a la oficina de Fuwa, ya que contaremos con mayor privacidad – señaló, haciendo un ademán para que la siguieran. Se miraron antes de caminar tras la mujer.

Una vez acomodados en la oficina, Kosho se dispuso a narrar lo ocurrido y los motivos que la llevaron a conspirar en la separación de Kagome e Inuyasha.

- Llevaba un par de años en la escuela de medicina, cuando vi por primera vez a Inuyasha – relató la joven, sentada en un amplio sillón tras el escritorio – A pesar que desconocía por completo mi existencia, me enamoré profundamente de él. Con el paso del tiempo, comprendí que se trató del simple enamoramiento de chiquilla inmadura, rebelde y caprichosa, pero en ese momento era lo más importante. Algo por lo que debía luchar, contra quien fuera.

Nisshoku no kokoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora