El resto del fin de semana resultó ser igual de deprimente, permaneció casi todo el tiempo encerrada en su habitación, lo que menos quería era para colmo verle la cara a Kikyo, mucho menos después de lo sucedido con Inuyasha.
Myoga le llevó una bandeja con comida una y otra vez, y todas esas veces regresaba con la bandeja casi intacta, utilizó diversos medios para hacerla comer, con ternura, suplica, incluso hasta reprendiéndola, pero no hubo caso, la comida se le atoraba en la garganta, sólo deseaba dormir, desconectar su mente de todo pensamiento relacionado con ese demonio de ojos dorados.
El día lunes tanto las ojeras como el estrés aumentaron, no quería encontrarse con él, se sentía avergonzada de sí misma por haber cedido tan fácilmente a sus besos, olvidando por completo el ser oscuro que se ocultaba dentro de esa irresistiblemente sexy y varonil apariencia. ¿Es que su malicia no tenía límites?. Ni siquiera se inmutaba a la hora de traicionar. Primero a ella ahora a su hermana, y quien sabe a cuántas más.
Lo ocurrido sólo la hizo chocar abruptamente con la realidad, y ésta le hacía ver que no cumpliría con la amenaza que le hizo a Kikyo, porque no se sentía capaz de hacerlo, no sin resultar lastimada en el intento, y si con ello su vida volvía a derrumbarse, ya no tenía fuerzas para levantarse y continuar, ya no.
Entró en la recepción de su oficina encontrándose con Ayame y Rin, quienes la saludaron cordialmente, pero extrañadas al notarla tan decaída.
- Rin, necesito que... – decía Inuyasha al salir de su oficina, pero se detuvo súbitamente al verla – Buenos días – la saludo con sequedad.
- Bueno días – contestó fríamente
Fueron las únicas palabras que intercambiaron para luego encerrarse cada uno en su respectivo despacho.
Un par de horas más tarde recibió un llamado telefónico que le subió el ánimo de inmediato.
- ¿Sango?. ¡Amiga, que gusto! – exclamó feliz
- Hola Kagome – chilló la otra - ¿Cómo estás?
- Bien – respondió con desgano
- Se te nota – comentó irónica – Vamos Kagome, esa palabra se expresa con algo más de sentimiento, y tú careces de él absolutamente. ¿Qué ha ocurrido?
- Hay tanto que quisiera hablar contigo – murmuró soltando un largo suspiro – Me haces mucha falta amiga.
- Y tú a mí – mencionó con pesar – Pero descuida, ya está casi todo listo, así que prometo dentro de algunos días estaremos juntas y me contarás todo.
- Eso espero... Pero Sango, antes debo pedirte un favor muy importante – comunicó seria.
- Por supuesto, sabes que cuentas conmigo para lo que necesites – accedió escuchando con atención la petición de su amiga.
Esa conversación la dejó tranquila y con un sentimiento de bienestar, sin embargo, éste no le duró lo que hubiera deseado, ya que al medio día, mientras hablaba con Ayame dándole unas instrucciones, apareció su hermana.
- Hola hermanita – saludó de manera despectiva – Hoy planeo almorzar con mi Inuaysha... espero que me ahorres un mal rato esta vez – añadió con abierta amenaza.
- Siento mucho causarte pánico Kikyo, pero descuida hoy puedes ir tranquila – contestó mordaz, para luego ignorarla al continuar hablando con Ayame. Se tensó al escuchar nuevamente la voz de su hermana.
- ¡Querido! – exclamó con su acostumbrada voz melosa – Vengo para que me invites a comer, espero no me desaires en esta ocasión – añadió haciendo una ridícula mueca con sus rojos labios.
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Nisshoku no kokoro
RomansaAmor y felicidad, en un instante traducido a dolor y rencor. traición y maldad rodean la vida de Kagome, a causa del hombre que amaba y su propia sangre. La mente dice que el odio es más fuerte, ¿Pero que piensa el corazón, cuando cae prisionero de...