- ¿Pero qué dicen? – Exclamó Miroku – Inuyasha no sería capaz. ¿Por qué afirman algo tan absurdo?
- ¿Alguien ha presentado alguna acusación? – inquirió Sesshomaru con su habitual impavidez.
- No existe aún una acusación formal – contesto el oficial – Sólo contamos con dos declaraciones, es por ello que necesitamos de la cooperación del señor Taisho, estamos seguros que si no está implicado en este caso no debería temer contestar algunas preguntas, ¿no es así señor Taisho? – indagó mirándolo inquisidoramente.
- Por supuesto que no tengo problema en contestar a todas sus preguntas señores – respondió el joven con determinación – Sobre todo por el hecho que si resulta que lo ocurrido no fue un accidente, y se trata de algo premeditado, soy el mayor interesado en encontrar al culpable – señaló – Sólo espero, por el bien de ese maldito, que ustedes lo encuentren primero – añadió peligrosamente, con los ojos brillando de furia.
- Muy bien, acompáñenos entonces – dijo el policía, haciendo un gesto para que lo antecediera.
- Rin, te dejo pendiente de Kagome, junto con Sango – pidió Inuyasha – Miroku, hazte cargo de lo demás – ordenó para luego dirigirle una significativa mirada a su hermano.
- Descuida – indicó en respuesta a su expresión. Inuyasha salió escoltado por los oficiales.
A finales del segundo día, Miroku dejaba las oficinas de la policía, siguiendo a Inuyasha, con una distancia prudente en beneficio de su integridad física, ya que su amigo se encontraba en el estado de furia más impresionante que le haya visto jamás. Había tenido que pasar dos días y parte de un tercero, detenido en la delegación, dado que los peritajes efectuados por la policía, a su juicio eran determinantes para demostrar su culpabilidad en el intento de asesinato en contra de Kagome. Sesshomaru por su parte movió algunas influencias y logró al menos sacarlo de aquel lugar bajo una fianza que prácticamente se trató de una pequeña fortuna.
Las pruebas, que según ellos clarificaban el hecho, se encontraban en los informes elaborados por el médico de la fiscalía, quien estableció que las lesiones descubiertas en el cuerpo de Inuyasha, específicamente los rasguños en su espalda y la mordida de su hombro derecho, señalaban sin lugar a dudas una violación consumada, añadiendo el informe de lo declarado por el médico que atendía a Kagome en el hospital, el cual demostraba, de acuerdo a los exámenes practicados a la joven, que había tenido relaciones antes del accidente.
A decir verdad Miroku estaba realmente preocupado por la situación legal de su amigo, ya que si Kagome no recordaba, o si no logró ver al sujeto que la atacó, no se podría comprobar la inocencia de Inuyasha, y peor aún, esperaba de corazón que no fuera el caso, si ella moría no habría una forma de saberlo.
Lo único a su favor era que nadie aseguró verlo a él empujando a la chica por las escaleras, pese a eso uno de los testigos declaró vislumbrar una figura ilegible empujando a la joven, pero al salir corriendo por ayuda se encontró con el segundo testigo que permaneció junto a la chica, y esa persona declaró haberlo visto en lo alto de la escalera cuando Kagome yacía inconsciente al pie de la misma, pero lógicamente no pudo asegurar si era la misma que se divisó al instante de la caída o cuántos minutos transcurrieron luego que esto ocurriera.
Sin embargo, increíblemente todo eso no era el motivo principal de la desatada ira de su amigo, sino el hecho que la fiscalía presentó un recurso de medida cautelar en su contra, lo que significaba una prohibición de acercarse a Kagome, bajo ninguna circunstancia, de lo contrario sería mantenido en prisión preventiva. Lo conocía y bien sabía que ese mandato era para él mil veces peor que permanecer encerrado.
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Nisshoku no kokoro
RomanceAmor y felicidad, en un instante traducido a dolor y rencor. traición y maldad rodean la vida de Kagome, a causa del hombre que amaba y su propia sangre. La mente dice que el odio es más fuerte, ¿Pero que piensa el corazón, cuando cae prisionero de...