- ¡Hola pequeña Rin! – Saludó Miroku efusivamente – ¿Cómo estás?, ¿Qué tal te trata este ogro? – preguntó dándole una fuerte palmada en la espalda a Inuyasha, quien se encontraba conversando con la joven.
- Hola señor Miroku – saludó con timidez – No diga eso del señor Inuyasha, él me trata demasiado bien.
- Entiendo... Bueno... te lo preguntaré cuando estemos a solas entonces – comentó travieso guiñándole un ojo – ¿Qué dices hoy en la noche, en una íntima cena? – preguntó viendo divertido el sonrojo de la muchacha.
- Deja de molestarla Miroku – regañó Inuyasha severamente – Rin, no te atrevas a darle mucha confianza a este idiota.
- ¡Oye!... ¡¿Y así te dices mi mejor amigo?! – exclamó ofendido
- Simplemente no voy a permitir que te excedas con ella
- Oh Vamos Inuyasha, no seas tan sobre protector – alegó cruzándose de brazos – Eres un sujeto muy celoso...
- Piensa lo que quieras – contestó indiferente – Pero estas advertida Rin, no te acerques a este sujeto
- Buenos días – saludó una cortante voz femenina, todos voltearon a ver a la recién llegada.
- Buenos días Kagome, que gusto verte – saludó Miroku sonriente
- Buenos días señorita Higurashi – saludó Rin cohibida haciendo una respetuosa reverencia. Kagome pasó junto a ellos ignorando a Inuyasha, dirigiéndose a su oficina, mientras que él se encaminó a la propia.
- Mmmm... – zumbó Miroku pensativo – Creo que tendrás que soportar una alta tensión en el ambiente, pequeña Rin – comentó
- Sí – asintió mordiéndose el labio inferior – A decir verdad ya la he sentido. Me parece que no se llevan nada bien.
- Es normal. Pasaron muchas cosas entre ellos – indicó ante la mirada sorprendida de la muchacha.
- Se refiere... a que... ellos... – preguntó con los ojos muy abiertos. Miroku asintió con la cabeza – Entiendo... Entonces debe haber ocurrido algo muy grave, para que ahora se odien tanto.
- Puede que ese no sea el problema, pequeña Rin – murmuró, mirando con detenimiento las puertas cerradas de ambas oficinas – Sino más bien, todo lo contrario – añadió enigmáticamente.
"Esa mujer..." gruñía Inuyasha para sus adentros, mientras daba vueltas por su oficina como león enjaulado. "¡Como se atreve a ignorarme!, si anoche mismo tuvo el descaro para desafiar a su hermana", se detuvo en seco "¿¡Y yo que demonios se supone estoy esperando de esa tonta!?" se preguntó impactado. Se dirigió a la ventana.
"Definitivamente, soy un imbécil", se reprendió haciendo chocar levemente su frente en el cristal.
- Kagome – susurró muy bajito "No debiste volver".
Cada vez que la tenía cerca, lo único que deseaba era tenerla entre sus brazos, acariciarla, besarla, fundirse en su delicado cuerpo. Le había costado tanto desprenderse de ese sentimiento y ahora volvía a torturarlo, amenazando con resurgir más poderoso, tanto que prefería ni siquiera intentar descifrar.
"Lo que escuché anoche, sólo comprueba lo que pienso de ti. Pero te demostraré lo peligroso que es jugar con fuego Kagome, aun cuando tenga que quemarme yo también" sentenció con un inescrutable brillo en sus ojos dorados.
"¿Celos por esa muchacha?", se preguntaba Kagome en la oficina adjunta, parada frente a los ventanales, cruzada de brazos en actitud molesta. "¿Acaso también le jugarás sucio a mi hermanita? ¡No puedo creer que seas un hombre tan infame! ¡¡Y para colmo con una muchachita mucho menor!! ¡¡En qué demonios estaba pensando cuando me enamoré de alguien como tú!!".

ESTÁS LEYENDO
Nisshoku no kokoro
RomanceAmor y felicidad, en un instante traducido a dolor y rencor. traición y maldad rodean la vida de Kagome, a causa del hombre que amaba y su propia sangre. La mente dice que el odio es más fuerte, ¿Pero que piensa el corazón, cuando cae prisionero de...