CAPÍTULO 29

1 1 0
                                    

- Pero...

- ¿Te sorprende que lo sepa? – Preguntó sardónico – ¿Cómo puedes comportarte de esa forma?... Siempre te creí una mujer con moral irreprochable, pero en cuanto me di la vuelta, descubro que careces de toda decencia, ¡y que te acuestas con el primer imbécil que se te cruza enfrente! Es in... – no pudo concluir al ser silenciado por una fuerte bofetada, cuyo impacto resonó en la sala.

- ¡No acepto un insulto más, Sesshomaru! – Advirtió con los ojos brillantes, tanto por la ira como por las lágrimas que amenazaban con emerger – Esto es inaceptable... No tienes ningún derecho de...

- ¡Tengo todo el derecho! – Contradijo irreflexivo – Tú eres mi... mi familia... como parte de mi familia – manifestó con dificultad – Y eso me da el derecho de velar por tu conducta... ¿Crees que dejaría que una hermana se comporte como tú lo estás haciendo?

- ¡¡Basta!! – Gritó descontrolada, cubriéndose los oídos – ¡¡Ya basta!!. ¡No soy tu maldita hermana! ¡¿Hasta cuándo vas a entenderlo?!. ¡Tú y yo no somos una familia!. No somos nada... ¡nada!... Que me ayudaras en aquel entonces, es algo que siempre te agradeceré, pero eso jamás te convirtió en un hermano ante mis ojos. Mis sentimientos hacia ti... jamás se podrían comparar a los de un hermano... De todas formas eso que importa ya... – agregó desolada – Sólo espero que te quede muy claro Sesshomaru... Lo que haga con mi vida es asunto mío.

- ¡Me niego a tolerar ese comportamiento! – rebatió tozudo

- Pues tendrás que aceptarlo. Soy una mujer mayor de edad, no tengo compromisos con nadie, por lo tanto puedo hacer con mi vida lo que yo quiera. Puedo pasar el fin de semana con Soujiro o con quien se me antoje. Y si me acuesto con él, o con veinte más... será asunto mío tu no...

- ¡¡No!! – rugió de pronto, tomándola bruscamente por los hombros, mirándola con tal fiereza que la hizo enmudecer por el pánico – ¡No lo permitiré!... ¡¿Me oyes?! – vociferaba trastornado – ¡Jamás dejaré que le pertenezcas a ese imbécil! – advirtió amenazador, acercándola impetuosamente hacia él. Podía sentir el agitado aliento chocar contra su rostro, mientras veía los ojos de Sesshomaru, cuyo dorado se había intensificado. Brillaban enrojecidos de ira, y de algo aún más intenso y desconocido, que no lograba descifrar – ¡¡Eso Nunca!! – añadió con voz peligrosamente grave, antes de inclinar la cabeza directo a su boca, dándole un beso febril.

Rin se quedó inmóvil, su mente era un caos, sólo lograba sentir la húmeda y ardiente fricción sobre sus labios. Cuando al fin asimiló lo que ocurría, el corazón inició un alocado palpitar, sus sentidos se llenaron del calor y el aroma del hombre que estaba decidido a devorarla.

No supo con certeza el tiempo que le tomó responder el beso, simplemente lo hizo.

Separó ligeramente los labios, incitándolo a que se adentrara en su boca. Y sus brazos se alzaron rodeándole el cuello, acercándolo a su tembloroso cuerpo.

Escuchó un ronco gruñido, antes de ser literalmente estrujada por los poderosos brazos de Sesshomaru, provocando se emitiera un leve quejido, que más bien debió llamarse gemido. La cercanía la inundaba de sensaciones, con las que siempre soñó. Eran tan intensas que la hacían vibrar, causando un suave gemido de ansiedad al presionar su menudo cuerpo, contra el del hombre, que en contraste al suyo era tan recio y poderoso.

Sesshomaru jadeante, se apartó un poco de ella.

- ¡Maldita sea! – masculló con voz gutural, rozando los labios de la chica – Ya no puedo más... No puedo continuar luchando contra esto... Lo supe cuando me subí a ese estúpido avión... Sabía que ya no podría contenerme... ¿Por qué?... ¿Por qué eres tan malditamente deseable? – jadeó contra los hinchados labios de la joven.

Nisshoku no kokoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora