Prólogo

363 55 53
                                    

América

Estoy sentada en el asiento de un avión. Delante mía tengo a un hombre que no cabe en el asiento, detrás a un niño de ocho años que está dando patadas y al lado a dos de las personas más insoportables del mundo, durmiendo sobre mi hombro y babeándome la camisa.

Intento mover mis brazos pero los dos monstruos que tengo sobre mi, me gruñen. ¿Cómo puede ser que tenga que soportar esto toda la vida?

Decido no moverme, y así no las despierto. Mientras escucho como avisan que debemos atarnos los cinturones porque vamos a aterrizar ya en Nueva York. Desde mi sitio puedo visualizar los rascacielos que van apareciéndose por debajo de las nubes. Creo poder distinguir la estatua de la libertad y algún edificio muy famoso. Se puede observar perfectamente manhattan y los distintos barrios de la ciudad. Estoy maravillada por esta nueva experiencia que nos depara.

- Pasajeros y pasajeras, vamos a aterrizar en breves minutos.

Intento despertar a los angelitos durmiendo, que pronto se convertirán en demonios hambrientos.

- Eh, chicas. Despertad - les doy un leve golpe en la cabeza a cada una.

- Em ¿Qué pasa? ¿ya hemos llegado? - me mira Arizona.

- Estamos aterrizando.

- ¡¿Cómo?! ¡Sabes que me mareo, y me pongo muy nerviosa! ¿Para que me despiertas?

- Para que te marees y te pongas nerviosa, obviamente - le hago una mueca de desagrado. No se si es que cada día son más tontas, o se lo hacen para hacerme enfadar - Ey, África. Despierta.

Se escuchan más fuertes sus ronquidos. Esta chica es como está invernando y aún no es época. Ojalá tener esa facilidad para dormir tan bien.

- ¡AH! ¡Creo que voy a morir!

- Quieres callarte Estás molestando a la gente.

- América, si hoy va a ser nuestro último día vivas, tengo que decirte - la interrumpo.

- ¡Que no vamos a morir!

- Que fui yo la que puse toda esa comida en la maleta.

- ¡¿Pero serás zorra?! ¡me han hecho vaciar la maleta para ver que no llevaba nada de contrabando! ¡POR TU CULPA! ¡¿Hemos perdido el avión y pagado el doble para coger este, por tus malditas chuches?!

- ¡Eran piruletas de fresa con chicle dentro!

- ¡JJRRRRR...! - ronca mientras África.

- ¿Podéis bajar la voz? ¿Estaba intentado dormir a mi hijo?

- Señora, con todo el respeto del mundo. Su hijo lleva pegándome patadas al asiento todo el trayecto. Así que no se queje.

- ¡JJRRRRR...!

- África, joder. ¡Despierta!

- ¡VAMOS A MORIR!

- ¿Oye y este jaleo? ¿para qué me despertáis?

- Por favor, callad - dice una mujer del fondo.

A veces, la vida te da hostias. Y otras no te deja ni levantarte.

El avión, después del maldito espectáculo, aterriza sin ningún problema. Bajamos por orden y nos dirigimos para coger las maletas.

- Pues no ha sido para tanto - me coge de la mano Arizona.

- Yo tengo un poco de sueño.

Me estiro de los pelos, y me rasco la nuca. Un año. Un año tengo que vivir con mis hermanas en el campus de la universidad de Columbia. Un jodido año aguantando sus locuras.

Tres Son Una (Olimpo #1) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora