Capítulo 29

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América

Ya es por la tarde y estamos las tres tumbadas en el sofá. Ari tiene los pies encima de África y esta tiene la cabeza apoyada en mi barriga.

- ¿Podéis creer que hemos caído en las redes de los Goldman? – pregunta Ari.

- Eso lo diréis por vosotras – me quejo.

- Ah y lo que ha pasado esta noche con Caleb... ¿No cuenta? – me molesta la morena.

Les he contado todo lo ocurrido en la noche con Caleb, y después lo mal que se ha portado conmigo en la mañana.

- Eso no cuenta. Primero; porque no estoy enamorada de él y vosotras sí de vuestros novios, y segundo; porque se ha comportado como el capullo que es en verdad.

- Estaba claro que Caleb iba a reaccionar así después de tener un encuentro sexual con una chica – hace el gesto de las comitas con sus dedos.

- ¿Sabéis qué? Paso de pensar en él. No-vale-la-pena – digo despacio y haciendo hincapié en cada palabra.

No quiero ni recordar el despertar tan horroroso que he tenido esta mañana por su culpa.

Hemos cambiado de tema y hablamos sobre lo bien que se vive sin la incomodidad de estar con los padres dando órdenes cuando mi móvil suena.

- ¿Si? – contesto la llamada.

- Lo tengo – escucho decir en la otra parte de la línea.

- ¿Todo? – pregunto con esperanzas.

- Todo lo que está documentado. Te lo paso por un correo que ahora estoy con un asunto complicado.

- ¿Necesitas mi ayuda? – pregunto porque la veo algo estresada.

- No te preocupes – susurra un poco más bajito – En verdad ya me has ayudado mucho. Gracias, Mer.

- De nada – cuelgo y miro a mis hermanas que saben perfectamente con quien estaba hablando – Vamos a recibir un correo con todo lo que ha podido descubrir.

- ¡Madre mía! – escucho decir a Afri mientras se incorpora del sofá y se sienta recta y tensa – Estoy asustada.

Se escucha un ruido que proviene de mi portátil. Debe ser el correo que me ha dicho que iba a enviar.

- ¿Lo leo? – pregunto ante las caras de duda de mis hermanas.

- Léelo.

- Cole Goldman – leo el primer nombre – veintidós años. Hijo de Charlotte Ford y Christofer Goldman. Estudiante de finanzas. Tiene un grupo de Jazz y quiere dedicarse a la música. Es el tercero de cuatro hermanos. Antecedentes: altercado en la vía pública bajo el efecto de estupefacientes. Arresto de 24 horas en el calabozo con una fianza de mil doscientos dólares por daños a materiales públicos. Sin cargos. Su hermano Caleb Goldman pagó la fianza – paro al leer el nombre del chico al que otra vez vuelvo a odiar – Ingresa en un programa de rehabilitación durante seis meses.

- Vale – asimila Afri las palabras – No es para tanto. Estuvo metido en drogas y ahora está limpio.

- Este informe no aclara si está limpio o no – le explico – Son documentos policiales. Los personales solo los sabe él.

- Si se drogara, lo sabríamos – vuelve a excusarlo.

- Lo sé. Tú eres su novia y yo soy su amiga – la tranquilizo porque está un poco a la defensiva – Pero hay una pequeña posibilidad.

- ¿Continuamos?

- Cedric Goldman. Veintitrés años. Hijo de Charlotte Ford y Christofer Goldman. Estudiante de Biología. No trabaja. Es el segundo de cuatro hermanos. Antecedentes: denuncia por secuestro y maltrato – dejo de leer y miro a mis hermanas. Estas ponen la misma cara de confusión que yo.

- ¿Secuestro? – se sorprende la rubia - ¿Cedric?

Yo tampoco me lo creo. Él es tan buena gente y poco agresivo.

- Tres denuncias por secuestro por parte de las familias de sus novias – continúa África - Las tres familias alegan que Cedric maltrataba a sus hijas y que cuando ellas quisieron denunciarlo, desaparecieron. El caso se llevó a juicio y el juez dictó que estaba sobreseído por falta de pruebas de acusación.

- ¿Es un maltratador? – pregunto ante dicha información.

- No hay pruebas, pero está claro que aquí hay algo raro.

- ¿Y esas chicas donde están? – Ari parece preocupada de verdad.

- No las encontraron y después los familiares dejaron de hablar y acusar a Cedric.

- ¿Dejaron de acusarlo? ¿De un día para otro?

Esto no es un caso normal. Es muy extraño que unos padres dejen de buscar a sus hijas y de acusar a la persona que creen que es el culpable. Seguro que alguien debe de estar detrás de eso. ¿El padre de Cedric? ¿Caleb?

- Seguro que les pagaron una suma importante de dinero – digo después de pensar mucho – Y seguro que el presidente está detrás de esto.

- ¿No hay nada más?

- No. Solo hay información sobre ellos dos.

- ¿Y Caleb? ¿Y Chase? – cuestiono.

- Chase está claro que no ha hecho nada malo – defiende Arizona a su novio – Y Caleb, habrá eliminado todas las maldades que habrá hecho desde que está vivo.

Miro a África, que parece decaída y distante. – Oye ¿Estás bien?

- No.

- ¿Nos cuentas que te ocurre? – intento no presionarla mucho.

- No sé. Es que ahora que he descubierto esto de Cole, no lo veo con los mismos ojos – se cubre la cara con sus manos para que no la veamos llorar.

- ¡Eh, cariño! – le aparto las manos – Cole es el mismo chico que te gusta. Continúa siendo un payaso, el gracioso del grupo y el chico del cual tú estás enamorada – me mira con ojos llorosos – No podéis negarme ninguna de las dos que esos hermanos no os han hecho latir el corazón.

- Pero...

- Afri – interrumpo su queja – SI tienes dudas de si Cole consume o no, pregúntaselo. Dile que lo sabes, que me lo contó Caleb borracho. ¿Sabes? Habla con él del tema.

- Es muy fácil decirlo, pero difícil de ponerlo en práctica.

- ¿Difícil? – me siento a su lado y miro a Arizona para que se acerque y la abrace - ¿Qué es difícil? ¿Coger el coche e ir a la fraternidad para hablar con él? ¿O que te salgan las palabras?

- No sé.

- África, Meri tiene razón – hablar Ari mientras nos abraza a las dos – Puede que no sea una experta en el amor, pero siempre da los mejores consejos. Nosotras te conocemos y sabemos que es lo mejor para ti.

- Os he criado y os conozco como si fuerais mis hijas, joder – digo mientras una lágrima acaricia mi mejilla – Ve a por Cole y habla con él sobre este tema y sobre los que quieras. Estáis al principio de la relación, debéis ser sinceras.

Ellas dos me miran con extrañeza ante mis últimas palabras y yo suspiro. – Bueno, casi sinceras.

Tres Son Una (Olimpo #1) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora