Capítulo 31

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América

- ¡Qué alguien abra! – grito al escuchar el timbre del apartamento.

- ¡Estoy depilándome las piernas! – escucho la voz de Ari.

- ¡Yo estoy cagando!

Estaba clarísimo que vivir con ellas iba a ser mi tortura, pero además de no hacer ninguna tarea doméstica, ponen escusas para casi todas las cosas.

Decido levantarme del sofá para ir a ver quien está llamando a la puerta a las ocho de la noche.

Paseo por el salón y antes de llegar a la puerta me fijo en el ánfora que tengo en la estantería. En el momento que la miro, me acuerdo de el primer día que estuve a solas con Caleb y en el cual me amenazó como si fuera el mismísimo diablo.

Remuevo la cabeza, negando. No puedo pensar en el idiota de Caleb, es demasiado extraño e inmaduro para alguien como yo, sin importar lo guapo, listo, sexy y lo bien que le queda la ropa oscura.

América céntrate.

Vuelvo a escuchar el timbre y al fin abro la puerta. Me encuentro a dos chicas que me sonríen con exceso y que van vestidas como si fueran unas barbies.

- Hola – dice la rubia del pelo largo – Somos vuestras vecinas de aquí delante – me señala la puerta que hay al otro lado del pasillo – Os queríamos invitar, a ti y a tus compañeras de piso a una fiesta que vamos a hacer hoy.

- Nos haría mucha ilusión que vengáis y así poder hacernos amigas. Llevamos tiempo viviendo en el mismo edificio y no hemos cruzado ni una palabra – habla ahora la rubia del pelo corto con mechas rosas – Soy Maddie.

- Y yo soy Clary.

¿Por qué su tono de voz suena tan irritante y agudo?

- Yo me llamo América – les digo para presentarme y seguirles el royo – Hablaré con mis hermanas por lo de la fiesta.

- Nos encantaría que aparecierais – su sonrisa crece y enseña ahora sus dientes perfectos y blancos.

- Pues... muchas gracias por la invitación y ojalá nos veamos en la fiesta – digo sin intentar parecer grosera.

- Gracias, y buenas noches.

Cierro la puerta antes de que puedan entrar y llenar su felicidad todo mi apartamento.

Nunca entenderé a las personas que van por la vida con plena felicidad y sonriendo a todo el mundo. No sé si es que soy rara, pero si buscáis la definición de pesimismo y indiferencia en el diccionario, yo salgo como ejemplo.

No quiero decir que ser feliz es malo, pero es que no hay nadie al 100% feliz en el universo, siempre hay algún momento triste y eso es lo que nos hace personas.

- ¿Quién era? – pregunta Ari a mis espaldas.

Me giro hacia ellas y me fijo en como van vestidas. Las dos van con el pijama, uno de flores y el otro de conejitos, y con las zapatillas de ir por casa. Qué cuadro.

- Era barbie y su mejor amiga, creo – bromeo – Qué estamos invitadas a una fiesta que van a hacer esta noche – vuelvo a mirar su vestimenta y me rio más fuerte – No creo que queráis ir así a la fiesta.

- ¿Fiesta? – Ari parece alterada - ¿Porqué no nos han avisado antes?

- Y yo que sé.

- Tenemos que empezar a arreglarnos ya – coge la mano de África, que estaba a punto de coger una barra de chocolate y luego coge la mía – menos mal que es aquí en frente.

Tres Son Una (Olimpo #1) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora