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Un incidente sucedió en Gravity Falls. Hace mucho tiempo que no se veía este fenómeno. Por fin. Después de años volvía a llover, eso alegro mucho a los habitantes de aquel deshabitado lugar, en especial a la azabache.

Los días de lluvia eran sus favoritos, el olor a la tierra mojada era algo que le fascinaba después de que terminara la lluvia. Observó por su ventana como las gotas de lluvia caían por el vidrio, el aburrimiento se hacía presente, y mas aún si son las ocho de la mañana.

Nadie estaba despierto a esa hora. La adolescente se levantó, su pies descalzos tocaron un tapiz muy suave, claro es, que no es aquel tapiz que cambia de cuerpos. Este se lo había comprado Mabel, su color era perfecto para describir la personalidad de su prima. Nuestra protagonista adoro ese tapiz.

Salió de la habitación en dirección a el comedor. La cabaña estaba algo oscuro, el sol no pegaba ya que su luz era obstruida por las nueves oscuras del cielo, la cabaña se encontraba opaca en esos momentos, un trueno se hizo presente asustando a la azabache.

—Estúpidos truenos... —Susurro con molestia la chica.

Abrió el refrigerador y examinó su interior, habían un par de cervezas, y una que otra cosa, no había casi nada para comer. La azabache suspiro resignada, cerró el refrigerador y se fue a sentar en la alfombra, junto al televisor viejo que había en la sala.

Presionó el botón un par de veces más, pero ningún canal daba con algo que le llamara la atención, todos hablaban de cosas sin sentido. _____ hecho su cabeza hacia atrás, estaba completamente rendida ante el aburrimiento, jamás creyó volver a sentirlo, todo lucia tan normal como solía ser en su casa.

Solo ella, en una enorme casa. Sin nadie que la acompañará.

Unos paso hicieron que la azabache alzará la vista encontrándose con un Dipper medio dormido, se rasco un ojos y luego bostezo. La femenina lo observó en silencio, y tal parece que ni se había percatado de su presencia ya que siguió de largo. _______ se levantó y lo siguió hasta la cocina.

—No hay nada, ya revise... —Comento Repentinamente. El castaño pego un salto y se volteo rápidamente.

La castaña se mordió el labio tratando de contener la risa que quería escaparse, el grito que pego fue tan agudo que pareció un chillido.

—_______.... ¿Q-Que haces aquí? —Pregunto. La azabache se encogió de hombros ante la pregunta de su primo.

—Me desperté, no tenía nada que hacer así que aquí estoy. —Soltó la azabache.

El castaño la miró aun con la respiración agitada causada por el susto, una vez ya calmado le sonrió amablemente.

—¿Qué quieres de comer?

A la contraría le brillaron los ojos al escuchar la palabra "comida", se sentó en una silla a la velocidad de la luz.

—Bueno, me gustaría una tostada. Por favor. —Dijo alegremente.

Hace tiempo que la chica no se sentía tan bien, cuando estaba en su casa, sus padres solían discutir en enfrente de ella y no la dejaban tener una, solo una cena tranquila y en familia. Su sonrisa se desvaneció al recordar tales momentos que vivió casi por un largo tiempo, sintió como sus ojos se humedecen, pero rápidamente niega con la cabeza.

No podía verse vulnerable.

No le gustaba llorar enfrente de las personas, eso la hacía sentir débil ante el mundo, antes quizás no le hubiese importado, pero ahora no quería verse débil ante nadie. Miró a su primo como preparaba las tostadas, le parecía gracioso verlo, ya que sus movimientos eran muy parecidos a los de un niño que no sabe cocinar.

Una vez Dipper terminó de hacer las tostadas, se sentó con su prima a comer y hablar sobre la vida, claramente la azabache le mentía en la mayor parte del relato. Y eso alguien lo sabia perfectamente, su plan estaba saliendo al pie de la letra, podía estar encerrado en la mente de Stan, pero aun así podía ver todo lo que sucedía en la cabaña.

M ᴇ ɴ ᴛ ɪ ʀ ᴀ s [#1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora