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(***)

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(***)

La castaña miro a su prima sin quitar su mirada estupefacta, sus labios estaban entre abiertos por la impresión de sus palabras. Obvio que si le creía, pero la pregunta era ¿Cómo y porque?

—¿E-Enserio...? —Pregunto estúpidamente Mabel.

La azabache asintió levemente.

En realidad ni ella misma estaba segura de lo que dijo, si es cierto que siempre pasaban cosas raras a su alrededor pero nunca creyó en la posibilidad de que tuviera la magnificaba habilidad de mover cosas sin tocarlas. Primero Bill y ahora esto... ¿Qué otra sorpresa puede tenerle la vida?

—¡Eso es genial! —Chillo la castaña pegando un pequeño salto sobre la cama.

—¿Tú crees...? —Pregunto extrañada la azabache.

La castaña asintió. Camino hasta la puerta, la cerró con llave y luego se sentó en la cama a un lado de la azabache.

—¡Vamos enséñame! —Pidió como con una enorme sonrisa.

La mirada esmeralda de la adolescente miro a su prima con una ligera mueca. No sabía cómo hacerlo, esto era nuevo para ella. ¿Cómo podía hacerlo otra vez?

Se mordió el labio con nervios, tenía que intentarlo, tal vez una pequeña práctica de inicio no le vendría mal. Solo esperaba poder mantener el control, no sería bueno si levanta toda la cabaña, aun que tal vez no tuviera tanto poder.

Solo recemos porque todo salga bien.

—Bien. Supongo que lo intentare... —Se levanta de la cama y se paro frente a la castaña.

Respiro profundamente. Cerró sus ojos con calma, de pronto el sonido a su al redor desapareció, una calma increíble la invadió de pies a cabeza. Una suave brisa la envolvió, por algún motivo completamente desconocido, sintió como su cuerpo soltaba energías extrañas, que recorrían sus brazos, hombros, cuello, hasta su cabeza y eso era la parte más relajada.

Creando un cosquilleo en sus dedos.

—Wow. —Exclamo sorprendida Mabel.

La azabache, abrió sus ojos lentamente y lo que vio fue fascinante. Las cosas flotaban a su alrededor, la habitación tomo un aura natural y serena, era tan exótico y mágico. No podía creer que ella estuviera haciendo eso, siempre lo soñó y nunca lo creyó posible.

El cabello de Mabel se elevo, y una leve risa apareció cuando sintió que su cuerpo flotaba como si no hubiera gravedad. La sensación de estar en un mundo irreal era esa la sensación que el ambiente provocó. Sonrío para sí misma.

Finalmente decidió dejar de sentir tan extrañas corrientes y bajar los objetos, lo que no fue problema.

Cuando estaba a punto de bajarlos y dejarlos en su lugar, alguien toca la puerta. Asustando a la azabache quien pierde el control deja caer todo, provocando un fuerte ruido.

—¿Chicas, estas bien? —Pregunto un Dipper asustado del otro lado de la habitación. Abrió la puerta rápidamente luego de escuchar ese fuerte estruendo—. ¿Qué sucedió?

Las cosas estaban rotas y la habitación era un desorden total.

—Les sucedió lo mismo ¿no? —Pregunto repentinamente el castaño.

Ambas chicas se miraron con extrañeza.

—¿Qué, ha que te refieres? —Hablo su gemela confundida.

—Las cosas se elevaron, todo en la casa se elevo.

La piel blanca de la azabache se erizo, tal parece que se le fue un poquitito de las manos. Definitivamente no sabía manejar su poder.

—Bueno... No creo que sea la gran cosa ¿no? Sabes que aquí pasan cosas raras.

El castaño miro curiosamente a su hermana y prima, ambas estaban demasiado calmadas, ocultaban cosas era seguro. El era Dipper Pines, y ningún misterio escapaba de sus manos, descubriría lo que ocultaban. Suspiro rendido, obviamente fingiendo que las palabras de su gemela lo hicieron entrar en razón.

—Tienes razón. Discúlpenme por molestarlas. —Sin más, se retiro de la habitación rumbo al laboratorio. Con la clara idea de que descubriría que era lo que ocultaban ambos chicas, porque de seguro tenia relación con Bill.

—Uff, eso estuvo cerca. —Comento aliviada la castaña.

—¿Por qué no se lo dijiste...?

—Si quieres ser una rata de laboratorio, ve y diles.

No había pensado en eso, ya sabía sobre el laboratorio escondido de su ti Ford. No quería ser analizada ni nada por el estilo, debía ser un secreto entre ambas.

—Tienes razón.

El silencio reino por algunos minutos, hasta que fue interrumpido por unos gritos desgarradores provenientes de la sala. Mabel y______ fueron rápidamente al lugar del sonido, pero no podían creer lo que sus ojos veían.

—Hola Cariño.

El rubio estaba sentado en uno de los sillones, mientras que Dipper y Ford estaban flotando amarrados con unas cintas azules. La sonrisa de chico era macabra, este era un Bill irreconocible para la azabache, pero uno muy conocido para los Pines.

—¡Dipper, Tío Ford! —Grito horrorizada la castaña quien trato de correr hasta ellos.

Pero no contaba que caería derechito en la trampa de Bill. El cuerpo de la gemela fue amarrado e inmovilizado por la magia azulada del demonio.

—¡Mabel! —Intento correr hacia ella.

—No te muevas. —Un cuchillo azul apareció frente a la azabache, justo en su frente. La oji verde miro impactada lo que tenía enfrente, este no era el Bill que conocía.

Era un ser completamente desconocido y dudo en si poder hacerlo cambiar de opinión, porque sus ojos no parecían querer ceder ante nadie, ni siquiera cuando la miro.

_____Mordió su labio inferior contenido el coraje de ese momento, La familia se retorcía en su lugar, querían salvarla. Aquel acto inconsciente de la azabache provoco cierta excitación por parte del rubio. La desesperación, el miedo, el enojo, todas las emociones eran un plato exquisito para el demonio.

—Te dije que conseguiría lo que quería, ¿No_____? —Hablo en un tono juguetón y ligeramente macabro.

—Bill, porf....

—Ssh. —La callo poniendo un dedo en sus labios, su sonrisa se ensancho. Divertido por el pánico en los ojos de la joven—. No digas nada, no lograras impedir que aniquile a tu familia.

Sus piernas se debilitaban por el miedo.

—Sabes lo que tienes que hacer, si lo haces ninguno de ellos saldrá herido, Por ahora. —Susurro en su oído. Hizo desaparecer a Dipper, Mabel y al tío Ford. Sus ojos se llenaron de lágrimas de impotencia—. Tienes dos semanas______, Y sabes que no me gusta esperar de más. —Camino hasta puerta de entrada y desapareció en ella.

El cuerpo de la azabache volvió a moverse, Bill la había dejado paralizada.

¿Por qué no hizo algo? El miedo también se lo impidió.

Corrió fuera de la cabaña y se detuvo en seco al observar hacia arriba. El cielo tenía un color opaco, una enorme equis se encontraba en este mismo. El pecho le dolió, y su respiración fallo.

Había monstruos por todos lados, los gritos de la gente del pueblo se escuchaban perfectamente desde su ubicación. Este solo era. El principio del caos;

Del nuevo Raromagedon.

M ᴇ ɴ ᴛ ɪ ʀ ᴀ s [#1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora