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(***)

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(***)

Los ojos amarillos del rubio se abrieron lentamente, acostumbrándose a la luz que entraba por la ventana.

Sintió un pequeño peso a su costado izquierdo, se volteó encontrándose con una azabache semí desnuda y profundamente dormida.

Una manta los cubría de la cintura hacia abajo, el torso delgado y ligeramente fornido del chico estaba siendo abrazado por los brazos de la adolescente. La cama estaba algo húmeda.

Tener sexo completamente mojados no había ayudado mucho, pero lo hecho, hecho esta. No se arrepentía de nada, lo que vivieron aquella noche que fue único para ambos.

Se quedó mirando el techo con una sonrisa tonta, quien diría que un demonio como él podía enamorarse. Aún si, por más claro que lo tuviera, no quería admitirlo. No era su naturaleza ser así.

Sintió como la chica a su lado se removió ligeramente, ganándose todo la atención del rubio. Bill observó como la azabache abría lentamente sus parados, dejando ver aquellos ojos esmeraldas tan únicos y brillantes.

Nuestra bella protagonista se puso nerviosa al saber donde estaba. Subió la vista encontrándose con los ojos de su demonio. El sonrió de lado.

—¡Buenos días cariño! —Hablo.

Las mejillas de la chica se tornaron calientes al darse cuenta de cómo estaban. El recuerdo de ambos se le vino como una película, mentiría si dijera que no le gustó. Aún así la vergüenza estaba ahí.

—B-Buenos días... —Respondió la contraía de forma baja.

El demonio de cabellera rubia tuvo un perverso pensamiento. Sonrió de lado, sin darle tiempo de reaccionar se subió sobre ella sin aplastarla.

—¿Por qué estas tan tímida? —Pregunto— A noche no parecías serlo.

—N-No lo digas de manera tan vulgar...

Bill sonrió. Se acerco al cuello de la chica y comenzó a repartir pequeños besos húmedos, la femenina acaricio el cabello de su acompañante disfrutando del tacto.

Ella alzo ligeramente las caderas para rozar sus intimidades. La mirada brillante del chico subió hasta sus ojos, los cuales conectaron. La lujuria era evidente en sus ojos.

_______sonrió, tomo las mejillas del rubio para conectar sus labios en un beso cargado de sentimientos. Sus lengua jugaron entre ellas, nuestro demonio se acomodo recargándose en ambos brazos. Los besos subían de intensidad a cada segundo.

—¿Quieres demostrarme algo cariño? —Ínsito. Ella lo observo por unos segundos en silencio.

—Probablemente.

Tomo los muslos de la femenina subiéndola sobre él. Se besaron unos segundos más hasta que se separaron; Iba a introducir la erección de él en su intimidad. Planes que fueron interrumpidos, lastimosamente.

M ᴇ ɴ ᴛ ɪ ʀ ᴀ s [#1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora