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—¡Pacífica espérame! —Grito la azabache corriendo detrás de la rubia. Quien llevaba más de ocho metros lejos de ella.

─¡Rápido la tienda nueva esta por abrir!

Si no mal recordaba, a pacifica se le ocurrió ir a una nueva tienda que habían abierto en Gravity Falls, y quería ser la primera en visitarla. La azabache no quería seguir corriendo, desde la mañana que estaban caminando y comprando cosas. Las piernas ya le dolían.

Se detiene unos momentos para tomar algo de aire fresco y descansar sus piernas. Sus calcetas estaban arrugadas y en distintas posiciones. Una más larga que la otra.

Esta suspira con cansancio, se va a sentar en una banca para poder arreglar sus calcetas. Una sombra cubre el sol haciendo que la chica se desconcierte y mire hacia arriba confundida.

Frunció el ceño al ver al chico ante ella, nunca lo había visto, bueno parecía haberlo visto pero no recordaba quien era.

—Disculpa, podrías correrte opacas la luz del sol.

El chico frente de ella arrugó sus cejas en un gesto molesto y se inquilino en su dirección. Logrando que la chica se echara hacia atrás topando con el respaldo de la banca.

—¿Que quieres decir con eso? —Exclamó arrugando las cejas.

—Que te muevas Tonto. —Soltó sin más. El chico se echo hacia atrás sorprendido.

—Mira Pines, que te quede claro que yo soy capaz de hacer muchas cosas que a ti no te gustaría ver. No te conviene hacerme enojar. —Ella frunció el ceño extrañada. "¿Y este chico se creía un mafioso?" fue lo que pensó la azabache.

Se miraron fulminantes por largos minutos, sus ojos estaban cristalinos pero aún así no apartaban sus miradas, sus orgullos era más fuertes. La guerra de miradas continuaba hasta que una voz los interrumpiendo haciendo que parpadearan y se voltearan.

—¿Qué están haciendo?

—¡Pacífica! —Exclamaron ambos chicos al unísono.

La rubia observó al chico, entré cerró los ojos y se cruzó de brazos. Conocía al albino perfectamente.

—Gideon, no la estas molestando ¿o sí?

La azabache miró a su amiga y luego observo al albino, quien la vio de rojos. Esta se cruza de brazos y sin una pizca de disimulo y lo observa con una ceja alzada, dedole a entender a Pacifica que efectivamente el chica la estaba molestando.

Gideon sintió la potente mirada de la azabache, poniéndose algo incómodo y molesto.

—N-No.

—¡Dios mío Gideon! Cuántas veces voy a decirte que dejes de intimidar a medio mundo. —El albino se cruzó de brazos y aparto la mirada claramente molesto. La azabache solo observó las acciones de él albino.

La rubia sólo frunció el ceño, sabía exactamente por qué el albino seguía siendo malo, ella fue el hombro donde el chico pudo desahogarse de todo lo que tenía dentro desde la ida de los Pines. Pero el también debía entender que la azabache no tenía la culpa de todo lo que paso años atrás, tampoco iba a negar que no se sentía mal por su amigo.

El albino dio una última mirada de rencor hacia la azabache, se dio la vuelta y se perdió de la vista de las dos jóvenes. Luego de ese momento incomodo ambas amigas fueron comer en el restaurante de linda Susan.

El día había sido muy divertido para las chicas, estar una con la otra era la combinación perfecta, tenían mucho en común, la azabache sentías que con ella podía contar con todo y la rubia sentía lo mismo. La noche cayo y las amigas tuvieron que despedirse, eh irse a sus casa.

La azabache tenía una sonrisa en el rostro, daba pequeños saltitos mientras caminaba, giraba en su eje mientras que hacia una pequeña danza sin darse cuenta, muchas veces le sucedía.

Desde otra dimisión otro ser observaba a la azabache con una sonrisa maliciosa. Bill Chipper, el demonio más fuerte y despiadado. Se quedo observándola relamiendo sus secos labios, pensado en como traerla de vuelta y que estuviera a su lado.

Entre cerró los ojos al verla detenerse, parecía que estaba observando algo, y efectivamente estaba observando un conejo blanco. El pequeño animal al ver a la chica rápidamente se alejo de ella entrando en el espeso bosque, La chica sonrió otra vez y siguió su camino a la cabaña.

Bill sonrió como un demente al tener una idea de cómo visitar a la azabache.

Luego de unos largos minutos distrayéndose en el camino, la azabache llego a la cabaña del misterio, abrió la puerta y entro. Mabel al escuchar la puerta siendo cerrada fue en dirección donde estaba la azabache, una vez la vio sonrió y la abrazo.

—_______, Que bueno que hayas llegado. —Dijo la castaña muy entusiasmada. Mabel estuvo toda la tarde en la cocina preparando cosas deliciosas, quería tener una noche de primas en el cuarto de la azabache.

—¿Qué pasa Mabel?, estas muy emocionada hoy. —Mabel solo la observo con una sonrisa y la guio hasta la cocina.

Mientras Mabel le decía todo lo que tenía planeado para esta noche, por el umbral de la puerta entro un Dipper muy despeinado. Ambas se giraron para observarlo, Mabel lo miro confundida, La azabache solo lo observo con curiosidad, No era usual que Dipper estuviera sin su gorra y con el cabello despeinado.

Ya que odiaba su marca de nacimiento.

El castaño las observo sin ningún tipo de emoción, su vista recorrió el cuerpo de Mabel y luego el de La azabache, pero esta vez no quito la mirada ella, y tal como paso la primera vez que la chica llego a la cabaña del misterio, aun que ella no lo recuerde. Los ojos del castaño se volvieron de un color ámbar, y sus pupilas eran como las de un gato, y esto solo lo pudo verlo la azabache, un dolor punzante pareció solo por unos segundos, en la cabeza de la chica provocando que se tocara la zona afectada.

─_______ ¿Estás bien? ─Pregunto preocupada Mabel.

El castaño sonrió malicioso, o más bien.

El rubio que locontrolaba sonrió complacido por el resultado de su acción

M ᴇ ɴ ᴛ ɪ ʀ ᴀ s [#1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora