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(***)

Una semana había pasado desde que la adolescente estaba encerrada en esa habitación tan sombría, rara vez venia Bill a ver como se encontraba, pero esta no le dirigía la palabra lo que cabreaba a Bill de sobremanera.

Poco a poco el típico brillo esmeralda de la chica, se iba apagando lentamente, no comía bien, tenia pesadillas y eso no era muy bueno para su salud.

Los sirvientes que le traían ropa y comida, tenían estrictamente prohibido entablar una conversación con ella. Los ojos de la joven estaban hinchados de tanto llorar, se preguntaba tantas veces el por qué se dejo engañar tan fácilmente. Era una idiota.

Si quería vengarse de su familia ¿Por qué no acababa con ella de una vez y ya? Tal vez solo quería tortúrala y después descuartizarla frente a sus primos y tíos. Diversos pasamientos invadían la mente de la joven.

Pero había un detalle que ella no sabía o simplemente se negaba a ver. Bill nunca la utilizo, la amo con todo su maldito ser y sigue haciéndolo, solo que su naturaleza no es fácil de corromper.

Como pudo se levanto de aquella cómoda cama, se dirigió al baño para lavarse la cara. El agua caía por el grifo, extiende ambas manos para que un diminuto cumulo de agua se forme en sus manos, y luego llevarla a su cara y refregarla. Una vez hecho, cierra el grifo, toma una toalla y seca su cara, cuando vuelve a mirar el espejo casi se le sale el corazón del pecho al ver al rubio, justamente detrás de ella.

Se voltea rápidamente encarando al rubio, ambas miradas se cruzaron, el ceño de la chica se frunce y arruga sus cejas sin dejar de mirar al demonio frente ella. Este se mantiene serio, no hace ninguna mueca en concreto, solo la observa.

Toma la mano de la chica y las ve. Esta las retira rápidamente tratando de no tener conecto físico con el contrario, esta vez el que hace una mueca es Bill. La adolescente se da la vuelta dispuesta a irse a la cama, pero el agarre del rubio la detiene y aun así, ella no se gira.

—¿Puedes dejaré de evitarme? Supéralo. —Gruñe molesto.

—No. Déjame. —Contesto tajante, sin mirlo a los ojos. Intento retirar su brazo pero el ejerció más fuerza.

Bill la voltea agarrándola de la cintura, ella sin protestar observa seriamente al rubio, ambos tenían una mirada amenazante de uno al otro. La azabache podía llegar a ser un demonio si se lo proponía, tal vez ambos no eran muy distintos.

—Suéltame. —Ordeno. El contrario se rio.

—No_____ —Hablo. Ya estaba cansado de su actitud, no podía seguir soportando la idea de que ella no lo quisiera cerca—. Eres mío cariño, y no pienso dejarte ir de mi lado.

Por más que su cara fuera seria, aquellas palabras le habían llegado como un cuchillo al corazón, no entendía por qué lo seguía amando, esto era mucho más fuerte que ella. No podían negar lo que sentían el uno con el otro, por que se amaban, ninguno resistía estar tan lejos del otro.

Sus dedos volvieron cosquillar.

—No es cierto Bill... —Trato de hablar la azabache—. No puedo ser tuya si solo me mientes y quieres matar a las personas que me importan.

Bill tenía un pasamiento muy egoísta, porque él no quería compartirla. El quería que estuviera todo el tiempo a su lado.

—Deja de pensar en eso____, No los volverás a ver y punto. Acepta la maldita realidad. —Gruño molesto. La soltó bruscamente y camino hacia la salida del baño.

—Tú no me das órdenes, Estúpido Dorito.

Los ojos de Bill se tornaron a un color rojizo puro, se acerco amenazante a la chica, quien retrocedió, su espalda fue estampada contra la pared. La mano de Bill paro en su cuello levantándolo un poco, ______cerró los ojos asustada.

—Escúchame______, no me hagas enojar, me he contenido mucho contigo pero a la próxima te juro que....

—Entonces mátame. —Soltó sin rodeos.

La mirada de la azabache era tan sombría y apagada que Bill sintió como su pecho palpito y soltó a la chica rápidamente, esta cayó de rodillas y algunas lágrimas escaparon de sus ojos. El rubio hizo una mueca, se dio la vuelta y salió de la habitación, dejando a una______ mas destrozada que nunca.

(*)

Otra semana había pasado desde aquel acontecimiento y Bill no se volvió a presentar.

La chica se encontraba observando por la venta el gran jardín que había en la mansión, corría viento y una que otra hoja se caí de los árboles que estaba frente a ella. Miro el pequeño lago con una sonrisa nostálgica, cuando tenía siete años ella, Dipper y Mabel fueron a un día de campo, y en frente un lago, ese día lo habían pasado tan bien.

"Sal por la ventana"

Una voz susurrante se escucho, la azabache miro hacia todos lados desconcertada, al verificar que no hubiera nadie en la habitación volvió a observar el lago a través de la ventana. Trago duro antes de abrir la ventana y el frio viento azotara la habitación, se subió en ella.

Le daban miedo las alturas, pero si quería salir debía hacerlo, ¿Se podía confiar en esa voz, verdad? En el fondo ella sabía que si, porque es voz, era ella misma guiándola.

No lo pensó dos veces para saltar hacia el árbol frente a su ventana. Se agarro tan fuerte de una rama, que llego a enterrar las uñas.

Soltó un suspiro de alivio al ver que lo había conseguido. Bajo con cuidado por el árbol hasta tocar suelo.

"Ve al lago..."

La chica camino a paso lento en la dirección indicada, y cuando estuvo frente al lao lo observo con cuidado. Tal vez solo era una trampa de Bill para comprobar si era capaz de irse, y eso efectivamente era lo único que quería.

"Entra ahí Rápido."

La chica desconcertada se queda pensada en todas las posibilidades posibles. Entonces escucho un ruido, se volteo en dirección de la mansión y su cuerpo se erizo al escuchar a una de las sirvientas de Bill.

—¡La chica no está, rápido llamen al señor Bill! —Grito desesperada.

Sin pensarlo otra vez, tomo un bocado de aire y se lanzo al lago, su cuerpo fue empujado hacia lo más profundo. Al cabo de algunos minutos el cuerpo de la chica sale de aquel lado respirando por fin.

Tose un poco agua. Observa a su alrededor notoriamente confundida, Se encontraba en medio de un bosque, y que para nada era visible la mansión de Bill. Sale de aquel lago toda empapada, las gotas de agua caían sin parar por su cuerpo.

La azabache sonrió al sentir el aire a libertad.

Grito contenta, sabía que Bill no la encontraría fácilmente o eso esperaba. Comenzó a caminar sin rumbo fijo por el bosque nocturno, los sonidos de la naturaleza le daban algo de miedo.

No sabía por cuantos minutos estuvo caminando, tenía hambre, sueño y estaba cansada. Sentía que en cualquier momento caería y no podría seguir.

Pero una salvación llego. Una luz fue apuntada en su dirección, logrando que la azabache cerrara los ojos instantáneamente.

—¡Dipper! —Grito una voz conocida— ¡Encontré a_____!

Bajo la luz de la linterna.

Era Mabel, su prima estaba frente a ella. Se acerco a la castaña tan rápido y la abrazo. Abrazo que ninguna de las dos pudo resistir, ambas se rodearon y se mantuvieron llorando un buen rato, Dipper, Ford y Stan llegaron.

En sus caras se reflejaba el alivio de que ella estuviera bien.

Porque ahora todo estaría bien ¿Verdad...?

M ᴇ ɴ ᴛ ɪ ʀ ᴀ s [#1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora