13. ¿Amigos?

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Erick abrió los ojos con dificultad al ver entrar la luz por la ventana, sintió un peso sobre él y al voltear vio a Joel. Estaba tan aferrado a él, que de inmediato sintió ternura, llevaba mucho tiempo sin verlo dormir de esa forma. Era un progreso ya.

Se acercó y depositó un pequeño beso en sus labios, despertándolo al instante. Sabía que ese era uno de los pocos momentos que podía disfrutar con él de esa forma, por lo que se motivó a valorarlo incluso más.

—Buenos días, ¿dormiste bien? —sonrió aún más cuando el rizado se acercó y tomó la iniciativa de darle un pequeño beso.

—Sí —intentó levantarse para iniciar su día con la felicidad que tenía, pero sintió cómo las manos del contrario se lo impedían —. Quédate un ratito más, mira que ya luego las cosas se ponen feas.

—Hablando de eso, no creas que por lo de anoche todo está bien.

—Si tú me explicas qué es lo que pasa, quizá podría resolverlo, ¿no crees? —suspiró con cansancio y se dio media vuelta, quedando boca abajo y mirándolo directamente.

—Sabes que últimamente nuestras discusiones tienen nombre.

Joel también se dio media vuelta y rodó los ojos al ver que se trataba del mismo tema, ya estaba cansado de dar las misma explicaciones, tal vez era momento de darle un verdadero fin a todo, una solución definitiva.

—¿Quieres que deje de hablarle a Chris?

No sabía si en verdad estaría dispuesto a eso, pero quería ver lo egoísta que podía que podía llegar a ser Erick. Si bien era una solución lógica, no sería justo para nadie. No quería que su relación siguiera con ese rumbo, pero también le parecía que era algo extremo.

Y por supuesto que el ojiverde no era tonto, aunque quisiera decirle que era exactamente lo que quería, también conocía el doble filo que tendría esa respuesta. No tenía la intención de volverse intenso y tóxico, así que su única opción era negarlo y aceptar la supuesta amistad.

—No, solo quiero que me respetes, quiero que mantengas tu maldita distancia con él.

El mayor asintió, era en parte la respuesta que esperaba. Tenía sentido, su novio tenía la razón. No importaba que realmente no tuviera nada con el castaño, pero era mal visto que mantuviera una relación tan cercana con él. Estaba dispuesto a alejarse si se trataba de recuperar la felicidad con Erick.

—Solo si me das un besito —el menor sonrió de lado y se acercó hasta unir sus labios con los del contrario.

La puerta se abrió de golpe, obligándolos a separarse rápidamente. Julieth se asomó para decirles que debían levantarse ya, ignorando que los había encontrado besándose. Ambos se levantaron a regañadientes y se dirigieron al baño uno por uno, haciendo sus necesidades y finalmente bajando al comedor.

—Por fin bajaron las parejitas felices —todos miraron a Cristóbal con desaprobación hacia su comentario.

—Sí, qué alegría —Joel sonrió falsamente al ver bajar tras de ellos a Christopher y a Ana.

—¿Por qué siento que no te agrado, Joe? —la voz de la rubia fue la única que se escucho en ese momento, por lo que todos miraron en su dirección.

—No es así —respondió el rizado, cosa que era verdad, ella no tenía la culpa.

Ella sonrió como diciéndole que bromeaba y se acercó a Erick, a quien saludo amablemente y le puso la mano en el hombro, obligándolo a seguir con ella y dejar atrás a los dos chicos. Joel resopló al darse cuenta de que aunque no quisiera, siempre lo tenía al lado.

Una Oportunidad ||Joerick - Virgato|| TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora