15. Estoy cambiando

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Erick entró a la que sería ahora su habitación y dejó la maleta a un lado de la cama al no ver al rubio allí. Se sentó en el lado que consideró sería mejor para tomar y sacó el teléfono para revisar los mensajes que tenía. Como siempre pasaba, no había ninguno de Joel, ya que el rizado era de esas personas que pasaban semanas sin entrar a redes y no les afectaba. Conseguir que respondiera una mensaje era un verdadero trabajo.

La puerta se abrió lentamente y vio a Zabdiel entrar con un vaso de jugo en la mano, quien lo miró con el ceño fruncido al no esperar su presencia ahí. Volvió a mirar el celular y trató de ignorarlo, plan que también parecía tener el mayor. Sonrió cuando vio un mensaje de Joel, pues era un verdadero milagro.

—¿Con quién hablas? —el tono de Zabdiel era tranquilo y relajado, para luego sentarse al lado del menor.

—Con Joel —se limitó a responder el ojiverde sin despegar la mirada de la pantalla.

El contrario asintió, decidido a tratar igual a Erick, con igual sequedad y frialdad. Le parecía injusto, él siempre había sido un buen amigo con el ojiverde, había estado para él en muchas ocasiones. Simplemente no se pudo haber perdido la amistad por ese deliz que habían tenido.

Lo peor del asunto es que no podía echarle la culpa a Joel, sabía que no era capaz de odiarlo y hasta le tenía aprecio. No era culpa del rizado que sintiera cosas por su novio, a pesar de todo sabía que siempre iba a perder cuando se trataba de su amigo y su pareja.

Quizá la única oportunidad era que Joel y Christopher siguieran teniendo algo o gustándose, pero su lado de buen amigo lo traicionaba. No quería ver sufrir a Erick, no cuando sabía que a pesar de todo quería realmente a su novio.

—¿Qué haces acá? —se alejó un poco y empezó a mirar un punto inexistente en la pared.

—Que has sido un idiota con tu exnovia, claramente no quiere dormir contigo —Erick hizo una cara de obviedad mientras rodaba los ojos.

—Entonces tú has participado en mi idiotez, querido Erick.

—Antes, pero ahora estoy cambiando.

Y de nuevo, el ambiente fue silencioso y tenso, sería una verdadera tortura pasar la noche juntos.

***

Joel hizo una mueca al ver que Erick ya no le respondía, se quejaba de que nunca le escribía, y cuando lo hacía, lo dejaba en visto y ya. Se despidió del chico al que le entregó la larga lista de música y salió, sintiéndo la diferencia al pasar de aire acondicionado al verdadero clima extraño que había. Era soleado, pero de repente se volvía nublado y empezaba a llover muy fuerte.

Llegó al auto que le habían prestado para volver con los demás, pero una llamada de su hermano entró. Frunció el ceño al verlo, ya que desde que se fue de esa casa no había recibido nunca un mensaje o una llamada, ni siquiera cuando se suponía que volverían a tener contacto. Respondió un poco extrañado, llevándose el celular a la oreja.

—¿Gabriel?

—Joel, ¿estás aquí en California? —suspiró con alivio al notar el tono calmado con el que le hablaba.

—Sí, ¿pasa algo?

—¿Debe pasar algo para invitarte a almorzar con nosotros, Joe?

Sonrió y miró la hora, aún le quedaba tiempo para llegar con su familia y pasar un rato, así que aceptó inmediatamente. En otros tiempos hubiese tenido que pedirle permiso a Erick para salir un rato, pero no hacerlo y saber que no podía prohibirle nada era realmente gratificante. Poco a poco se quitaba las vendas y se daba cuenta de lo estúpido que estaba siendo antes.

Una Oportunidad ||Joerick - Virgato|| TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora