Epílogo

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Christopher entró al restaurante donde había quedado de verse con todos para el cumpleaños de Zabdiel. No eran amigos, pero todos iban a asistir y el chico no le desagradaba a pesar de todo lo que había sucedido antes y de sus diferencias.

Richard le había dicho a sus padres que lo acompañaran, razón por la cual se sentía como un niño que entraba vigilado por su padre y listo para que su mamá lo regañara por cualquier cosa. Leonardo seguía sin aceptarlo del todo, pero se había visto obligado a convivir más con él al quedarse en California.

Se ubicó en la mesa donde estaban Richard y Lauren, Cristóbal y Ana, y Kathy junto a su novio, Michael.

—Hasta que por fin llegan, miren la hora —golpeó a Christopher en el hombro con suavidad —. Buenas tardes, ¿cómo están?

—Bien, justamente estábamos por recoger a nuestro hijo para que fuéramos de vacaciones, un cambio de planes hoy no viene mal, ¿no? —el ojimiel levantó ambas cejas, eso hubiera sido interesante —. Además es importante con quién anda Chris, somos sus padres.

—Mamá, por favor.

Cristóbal sonrió y señaló la calle, donde el auto de Zabdiel se estacionaba. Ana acomodó el pastel de forma que saliera perfecto en las fotos que iban a tomar y les recordó a todos el grito que debían hacer cuando él entrara.

—¡Feliz cumpleaños, Zabdiel! —el rubio sonrió y se acercó a la mesa donde solo podía ver a unos locos gritando al unísono, sus amigos y personas cercanas.

—Gracias por estar aquí, los quiero mucho —todos se unieron en un abrazo.

—¡Feliz cumpleaños! —Zabdiel se separó y vio entrar a Joel con su perrito en manos —. Lamento llegar tarde, pero estaba buscando el collar para sacarlo, no podía dejarlo solo porque vuelve todo un desastre.

—¿Y dónde está? —Michael intervino con una sonrisa burlona.

—No lo encontré, ya ves que lo traje cargado.

—Siempre llegas un poco tarde a todo, tranquilo —el rubio sonrió y tomó asiento, invitando a Joel a que también lo hiciera con la mirada —. Te agradezco que hayas venido, sé que no me tienes en el mejor concepto, pero...

—Olvida eso, hoy es tu día y vamos a compartirlo contigo —el rizado se unió a todos, tomando asiento al lado de Christopher —. ¿Quieres cargarlo un rato?, a ti no te muerde —el castaño asintió emocionado.

—Claro, yo sé que Zeus me ama, ¿verdad? —Joel sonrió al ver al enano acomodarse entre las piernas del mayor con toda la confianza, hasta parecía reconocerlo más a él y ser más cariñoso —. ¿Quién es mi perrito favorito? —Christopher puso la voz más aguda que le salió, ganándose una pequeña risa de su madre.

—Hubiéramos podido salir la semana pasada, pero Joel y Christopher se largaron solos a quién sabe dónde —Richard comentó indignado —. ¡Es por eso que hoy sí los quiero invitar oficialmente a la casa de Zabdiel!, yo sé que Michael y él no son los mejores amigos del mundo, pero también puede ir, ¿o no?

—Puede, yo respeto que es el novio de Kathy ante todo y eso no lo hace mala persona —el ojiazul sonrió agradeció la aceptación con un leve movimiento de cabeza —. Me encanta que Richard se toma el atrevimiento de invitar a todos sin consultarlo conmigo antes, él sabe que soy un tipo descomplicado y que la casa es muy grande para mí solo.

—Gracias por prestar tu casa, sabes que siempre tendrás el honor de tenernos allí.

Todos rieron al ver la expresión de Richard, Ana encendió la vela y todos comenzaron con un canto bajito. Compartieron el pastel y cada uno empezó a charlar con la persona que tenía al lado o al frente.

—¿Saben? Yo creo que deberíamos salir más seguido todos —Kathy esbozó una sonrisa mientras pasaba la mirada por todos —. Ya somos como una familia.

—No cuentes con esos aguafiestas —Richard señaló a Joel y a Christopher —. Ya les dije, cumplieron cuatro meses de novios oficiales y se largaron sin dejar razón alguna. ¡Nos preocupamos!

—Es que todo fue de repente —Christopher se defendió y dirigió la mirada al rizado —, ¿verdad, mi amor?

—Sí —Joel se acercó un dejó un pequeño beso en los labios del castaño, quien se quedó mirándolo con cara de perdido enamorado —. Lamentamos preocuparlos, pero no hubo tiempo de avisarle a nadie.

El padre de Christopher observó detalladamente al rizado, quien parecía querer en verdad a su hijo. No estaba de acuerdo, pero ya no se iba a meter más en la vida de ellos. Si se amaban, les deseaba suerte en esa relación.

El mayor les había contado que estaba saliendo con Joel, al menos se había tomado el tiempo de hacer las cosas bien y eso lo valoraba. Su esposa se había tomado bien la relación, pues a pesar de todo, el otro chico no parecía mala persona.

—Brindo por todas les parejas de aquí —Zabdiel levantó una copa de vino —. Brindo por Richard y Lauren, Jonathan y Julieth que no están aquí, Ana y Cristóbal, Christopher y Joel, Kathy y Michael y por la señora Yenny y el señor Leonardo —todos chocaron las copas, pero solo algunos bebieron —. Bueno, yo brindo por mi relación futura con Zeus.

—¡Ja, Zabdiel!, Zeus es mío —Christopher apegó más el perrito a él.

—A Zeus le gusta compartir amor con todos, tranquilos —Joel intervino y miró al canino con ternura, era todo un consentido —. Aunque... Zeus es de mi mamá, yo solo lo estoy cuidando unos días mientras regresa de sus vacaciones.

—Tu mamá es cool, ella nos lo presta —aseguró el moreno mientras le dedicaba una mirada al rubio.

Había visto llorar muchos días a su prima, pero ella había decidido perdonar a su exnovio y él no era nadie para guardar rencores también. Zabdiel había pedido perdón mucha veces, a Kathy, a Joel, incluso a Christopher. Había decidido darle una amistad y tratar de dejar todo lo demás en el pasado.

Cada uno regresó a su casa en la noche, después de haber tomado algunos tragos algunos y otros después de haber comido simplemente. Christopher había regresado junto a sus padres a quedarse unos días en la casa de ellos. Iba a extrañar dormir abrazado a Joel ese tiempo, ya se había vuelto costumbre quedarse juntos frecuentemente.

El rizado, por el contrario, tenía a su familia de vacaciones mientras él estaba cuidando del perro y preparando un evento que tenía la empresa de Jonathan para las festividades. Iba a tener una paga extra, por lo que no era del todo malo, además no tenía mucho que hacer en esos días más que dedicarse a ello.

Se sentía feliz después de tanto tiempo, tenía a su familia para lo que necesitara, a sus amigos para compartir cada fin de semana y una oportunidad de ingresar a estudiar publicidad y relaciones públicas en la universidad. Siempre quiso continuar con sus estudios, pero la situación con su madre y con Erick lo habían llevado a conformarse con poco.

Quería mejorar y lo motivaba mucho que las personas a su alrededor lo apoyaran. Llegó a su casa y se acostó, cansado de estar sentado gran parte de su día. Planeó con Christopher una visita a la playa, nunca habían estado juntos en ese lugar. Esperaba con ansias que pasaran esas dos semanas, pero también se alegraba de que él estuviera compartiendo con sus padres y no era nadie para ser egoísta y quitarle ese tiempo.

Todas las experiencias le habían dejado como enseñanza que estaba bien tomarse un buen tiempo para conocerse, que no era dueño del otro, que no todo el rato tenía que estar con él para no volver monótona la relación, que a veces estaba bien echarse de menos unos días y darse su espacio.

Quizá con Christopher había comprendido algo que con el ojiverde no. Ahora sabía que amar no era una tarea de querer hacer todo bien para la otra persona o de memorizarse pasos para no fallar, amar era ser feliz junto a ese alguien y que todo fluyera con naturalidad y de forma genuina, de esa manera ya sabrían cómo no hacerse daño si todo es verdadero.

Y lo veía, cada que lo miraba encontraba un motivo para sonreír. Ya no podía ignorar eso porque estaba seguro de que lo amaba a él. No necesitaba a nadie más.

•••

Gracias por leer y por todo el apoyo que han dado, los quiero un montón. ❤😘

Voy a extrañarlos por acá, pero bueno, este es el adiós en esta historia.

Una Oportunidad ||Joerick - Virgato|| TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora