23. Ceremonia

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La iglesia no estaba llena, era una boda casi particular, solo los invitados. Zabdiel habló por última vez con el sacerdote y tomó asiento en la segundo fila, junto a Christopher, quien era el único que ya se había ubicado. Le sonrió falsamente cuando lo vio mirarlo y le sacó el dedo del medio, ganándose un pequeño golpe en la pierna.

—Estamos en la iglesia, guarda eso para después —el castaño ladeó una sonrisa —. Mañana dejamos de vernos, ¡qué emoción!

El rubio asintió lentamente, y casi sin pensarlo, llevó una mano al cabello de su acompañante y lo revolvió como si se tratara de un niño pequeño, ignorando por completo que él era mayor. Se había hecho un enemigo de forma estúpida y apenas lo notaba.

—Erick estaba hablándome de quedarse aquí en California, creo que seguirán trabajando juntos —habló suavemente, casi en susurro —. Querido Chris, yo diría que sí no veremos luego.

—¿Quiénes son las damas de honor? —la madre de Christopher y Jonathan se sentó junto a Zabdiel por un momento —. Esto no me ha quedado claro del todo.

—Ana y Vanessa, las dos que están allá —el mayor señaló disimuladamente.

—Ese jovencito está recibiendo llamadas de tu hermano —todos dirigieron la mirada a Joel, quien caminaba aparentemente preocupado —. Parece que se le perdió un zapato a Jonathan.

—¿Es en serio? —Christopher intentó contener la risa, lográndolo al recordar que era importante que llegara.

—¿Y por qué llama a Joel? —Zabdiel frunció el ceño al expresar su duda.

—No importa, él sabrá ayudarlo —el castaño respondió con seguridad.

Pasó media hora, no de retraso, sino de espera a que llegara la hora de la entrada de la novia. Jonathan no llego tarde, pero sí con el tiempo exacto para acomodarse y ensayar mentalmente los votos. Todos quedaron idiotizados con la belleza de Julieth al ella entrar, el vestido era bastante sencillo, pero lograba llamar la atención de cierta forma.

Joel se sentó en el medio de Christopher y Erick, ya que se sentó demasiado tarde y solo entre ellos dos había un espacio considerable de la segunda fila. No fue incómodo, pues era un matrimonio y nadie podía hablar bien, por lo que todos estaban callados, pero sí pudo notar la tensión.

—Hermosa —Zabdiel volteó a mirar a Christopher, quien trataba de susurrarle a Ana para que ella leyera sus labios desde donde estaba.

—¿De verdad estás saliendo con ella?

—Escúchalo bien, Zabdiel —el mayor se acercó al oído del rubio —, soy gay, ¿entiendes?

—De acuerdo, ya entendí.

En el resto del tiempo Zabdiel solo molestó a Christopher cada que miraba a la rubia, ignorando casi por completo que se encontraban en una iglesia.

—... y a pesar de tener problemas, puedo asegurar que soy feliz contigo y quiero seguir siéndolo.

Julieth terminó de dar sus votos, y minutos después, concluyeron todo con un pequeño pero apasionado beso. Christopher pateó el pie de Zabdiel y se levantó, como todos estaban haciéndolo. Joel levantó su dedo pulgar para animar a Jonathan, queriendo decirle que todo estaba saliendo perfecto.

Casi a las seis de la tarde salieron todos, volviendo a subir a los autos y dirigiéndose al lugar que habían reservado Christopher y Joel, quienes al llegar, tuvieron que entrar de primeros a ver si todo estaba listo y en orden para dar inicio a la celebración.

El rizado rodó los ojos cuando vio que el castaño iba a ubicarse en una mesa lejana, lo persiguió y se sentó a su lado, sorprendiéndolo un poco. La única persona conocida en esa mesa era Kathy, quien estaba frente a Joel.

Una Oportunidad ||Joerick - Virgato|| TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora