3. Diez minutos

360 41 22
                                    

Las tardes calurosas eran aburridas para Joel cuando no podía disfrutar de ellas como se debía, ni siquiera podías darte una buena siesta en la tarde. Era un día de esos, y precisamente cuando debía salir era que pasaba eso.

Llevaba unas cuantas horas tirado en la cama, simplemente meditando o buscando una excusa para no ir. Igual, nadie lo estaba obligando, solo que era una responsabilidad que no podía posponer por mucho tiempo.

Estar con Erick en la misma cama, le daba aún más calor, ya que él siempre buscaba abrazarlo. Finalmente optó por darse una ducha y ponerse ropa ligera. No es que fuera de mucha ayuda, pero al menos de sentía cómodo para salir de casa.

—Sabes que puedes hacerlo mañana.

Ese era otro problema, Erick no ayudaba mucho con la motivación. Ya llevaba cinco días posponiendo esa responsabilidad, y no lo iba a hacer más.

—No, mi mamá me va a presionar mucho si no lo hago hoy —explicó, mientras se ponía una bandana.

—Puedes hablar con ella, Joe —sintió los brazos del ojiverde en su cintura, dándole un tierno abrazo —. Por mis padres no te preocupes, ellos ni se acuerdan de eso.

Se dio media vuelta y le sonrió, dejando un pequeño beso en sus labios. Aunque quisiera, no podía seguir haciéndose el difícil. Ya fueron ocho meses de tortura para Erick, podía empezar a ser como antes.

—Debemos mandar ese dinero rápido, bebé, no quiero incumplir con eso —pasó sus manos por el cuello del menor y se acercó un poco más.

—Yo tampoco, pero es que te quiero abrazar todo el día.

Para Erick era muy natural ser así de cariñoso, lo era cuando estaba con alguien de confianza, alguien como Joel. Lo amaba, de eso no tenía duda, y era por eso que se sentía tan feliz de que las cosas finalmente estuvieran marchando bien. Solo esperaba que todo siguiera como iba, ya que de alguna forma le aterraba el hecho de volver a California.

Podía ser bueno, claro, pero también podía jugar en su contra, ya que ahí en Inglaterra estaban solo ellos dos; pero en California los esperaba un pasado, uno que esperaba que no afectara nada de lo que ya había logrado.

—Hablas como si no nos viéramos en mucho tiempo —sonrió, agradeciéndole una vez más a la vida por darle esa oportunidad de estar a su lado en ese momento.

—Pero no quiero que te vayas —habló como un niño pequeño, sorprendiéndose a sí mismo por ser tan infantil a veces.

—No seas exagerado, serán unos cuarenta minutos, máximo una hora.

—Vale, entonces quédate diez minutos más y mi lado, ya luego te podrás ir —pidió en un tono tranquilo.

Joel rodó los ojos y se sentó en la cama, dispuesto a despedirse, pero claramente le ganó el impulso de quedarse. Le advirtió que solo sería ese tiempo y se acostó a su lado, simplemente descansando un rato más.

—Ya casi llega la noche, podrías pasar mañana por el banco —murmuró Erick de una forma tentadora.

—¿Siempre eres tan irresponsable?

—Sabes que no, pero hoy quiero pasar todo lo que resta de día contigo —su tono fue coqueto, mientras se subía encima del rizado.

Unos cuantos segundos se quedaron así, mirándose directamente y con todo el cariño que se tenían. Joel pasó una una mano por la cintura de Erick, acariciándola con suavidad y disfrutando del silencio cómodo que se había creado.

—Nos quedan muy pocos días aquí, deberías ir preparando las maletas —susurró el ojiverde, acercándose un poco más, hasta que sus labios se rozaron.

—Lo sé, y me siento nervioso por tener que preparar todo...

—Es fácil, te ayudaré.

Joel se dio vuelta en un movimiento rápido, quedando sobre Erick. Se unieron en un beso apasionado y tierno a la vez. Ambos extrañaban esos momentos y mucho.

—Vamos a tener un gato, ¿te parece? —preguntó Erick, cuando se separaron.

—Sería genial, pero me daría pereza ir a ponerle su comida —respondió Joel, siguiéndole el juego mientras se sentaba, poniendo a Erick encima de él.

—Yo me puedo encargar de eso.

—Entonces no hay ningún problema —aceptó finalmente.

Los besos continuaron, hasta que subieron un poco de tono. Ese no era el plan de Joel, no quería que eso sucediera hasta que los problemas se arreglaran, y por otra parte, tampoco quería hacerlo a la ligera. Las cosas con Erick siempre habían sido especiales, las veces que había hecho el amor con él era por algo muy especial o romántico.

Pero su cuerpo, al parecer, no pensaba lo mismo. Ya se encontraba despojándose de su ropa y ayudando a que su acompañante hiciera lo mismo. Simplemente no podía parar, ya no.

—¿Estás seguro, Joel?

—¿Tú lo estás? —el menor asintió.

Para Erick, por lo contrario, era algo que ya había esperado por mucho tiempo. Estar con Joel era único, llevaba más de nueve meses sin tocarlo, y eso era una verdadera tortura.

Quería que con eso pudiera volver a ser el Joel de antes. Aunque aún le faltaba trabajo. Lo sabía, había sido un completo estúpido al meterse con otras personas y engañarlo en ese tiempo.

Joel comenzó a besar su torso desnudo, admirando el delgado pero trabajado cuerpo de su novio. Fue bajando, hasta llegar al borde de su pantalón, donde detuvo sus besos por un momento para levantar la mirada.

Conectaron sus ojos y se formó una sonrisa en el rostro de ambos. Erick llevó sus manos hasta la cabeza de Joel, acariciando sus rizos suavemente mientras lo veía seguir con su trabajo. Era muy excitante ver a su novio haciendo eso.

Cerró sus ojos cuando sintió que iban quitando su jean lentamente, de una manera tan suave, que hasta llegaba a ser una tortura. Cuando ya estaba solo en ropa interior, vio a Joel subir de nuevo para besarlo, creando una fricción entre sus miembros.

En un movimiento rápido dieron la vuelta y cambiaron de posición, ahora el ojiverde estaba encima del rizado. Empezó a dejar besos en su cuello, queriendo mostrar a todos que Joel era solo suyo. Llegó hasta su pantalón y lo quitó junto con la ropa interior.

Cuando finalmente tuvo el gran miembro de Joel entre sus manos, empezó a tocar todo el largo de este. Su propia erección amenazaba con salir de su bóxer, así que prefirió quitarlo antes de hacer cualquier otra cosa. Liberó su miembro y volvió a posicionarse entre las piernas del mayor, metiendo todo lo que pudo a su boca.

Para Joel era demasiado esfuerzo el que estaba haciendo al ver a Erick con su miembro en su boca y no terminar ahí mismo. Suspiros y pequeños gemidos se combinaban con el sonido que hacía el ojiverde al estarle ofreciendo ese placer.

No aguantó más, así que lo tomó de la cintura y lo atrajo hacia él. Lo besó mientras tomaba un lubricante con su mano y ponía un poco de este en la entrada del menor. Se separaron y sonrieron, dejando un pequeño beso más.

—¿Tienes un preservativo? —preguntó el rizado con la voz ronca y agitada.

Erick asintió y señaló su pantalón, que estaba tirado cerca de la cama. Joel se movió un poco y sacó el condón del bolsillo.

—¿Por qué tienes condones en el bolsillo, Erick?

—Eso no importa...

Joel su lo puso y entró rápidamente en Erick, empezando con movimientos suaves.

—Mierda, Joel, te amo...

•••

Me fue raro escribir esto. 😂💕

¿Vieron la foto que publicó Chris con Joel? Me volví loca en ese momento, eso casi nunca pasa. ❤😂😍

Una Oportunidad ||Joerick - Virgato|| TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora