17. Así me gustas

378 35 22
                                    

3/3

Erick volvió a golpear la pared con desesperación, estaba furioso con Joel y de paso con todo el que se cruzara por el camino. El rizado lo había invitado a salir un rato y él le había dicho que no, pues sinceramente no tenía ganas, pero lo que no sabía era que iba a aprovechar para irse solo con el castaño.

Si seguía así, seguramente iba a terminar matando a Christopher, siempre buscaba la forma de hacerlo enojar llevándose a su novio e influenciándolo para que fuera en su contra. Estaba harto de esa situación, quería que el tiempo pasara rápido y poder irse con Joel de nuevo para nunca regresar. Haber vuelto era la peor decisión.

Lo más estresante de asunto era que el rizado pensaba que él tenía algo con una persona que ni siquiera quería como hombre. Zabdiel podía ser guapo y simpático, pero jamás estaría con alguien como él por el solo hecho de no le interesaba nada más que su amistad.

Tomó el celular e intentó llamarlo, pero Joel lo había apagado. Sus ojos se cristalizaron al imaginar todo lo que posiblemente estarían haciendo por allá solos, nada le confirmaba que sí estaban donde prometieron. No confiaba en Christopher, sabía perfectamente que le gustaba su novio y que si una vez pudo ser su amante, podía serlo nuevamente. Tampoco era de ignorar la frecuencia con que el rizado lo miraba, realmente era doloroso.

—Jonathan y Julieth no están, tendremos que preparar algo para la cena —la voz de Cristóbal resonó por toda la casa, pues a excepción de Erick era el único que estaba allí, todos se habían ido sin dar explicaciones.

—Pedimos un domicilio y listo —el ojiverde trató de sacar los pensamientos de su cabeza y concentrase en algo más —, puede ser pizza.

***

Joel cayó por quinta vez al intentar moverse en esos patines, estaba claro que no tenía conocimientos para manejarlos, jamás había hecho eso. Levantó la mirada y vio al contrario ofrecerle la mano con una sonrisa que no parecía de burla, se la devolvió y aceptó la ayuda para levantarse. Christopher tampoco lo hacía a la perfección, pero sí mejor que él.

—Pon tus manos aquí —el castaño señaló sus hombros, dándole la espalda —, solo intenta seguirme el paso.

—Lo intentaré, pero si te caes me caigo también —el rizado puso las manos donde le había indicado y sonrió nuevamente cuando se sintió más seguro.

—Yo no me he caído, ese has sido tú.

No podía negar que con Christopher la pasaba bien aunque no fuera mucho el tiempo a solas. No necesitaba ser algo más que su amigo para disfrutar de su compañía, pero sabía que esos pocos ratos eran mal vistos por los que conocían su pasado. Sin embargo, sería un mentiroso si dijera que en realidad no se sentía ni un poco atraído por él aún.

En el fondo sabía que le gustaba el castaño, pero también sabía que tenía novio y eso pesaba más. No iba a engañar a Erick, no haría lo que tanto le dolió a él mismo en un principio. De esa forma sí habían podido avanzar un poco más, Christopher estaba tomándole práctica a eso y hacía avanzar a Joel claramente.

—Inténtalo solo ahora.

El rizado hizo un puchero cuando el mayor se volteó, obligándolo a soltarlo y le dio la cara. Sus manos seguían en sus hombros, pero por delante, y sus miradas se conectaron inmediatamente. El castaño bajó esta a los labios del menor, volviéndola a subir de inmediato para que no se notara tanto.

A regañadientes quitó el agarre y lo separó, aprovechando que la pista estaba casi vacía lo dejó ir para ver si ya se sentía más seguro, pero no pudo evitar soltar una carcajada cuando lo vio caer sentado. Definitivamente era una de las pocas cosas para las que Joel no servía.

Tuvieron que volver a hacerlo juntos durante los siguientes 40 minutos, que era el tiempo que restaba para terminar con el tiempo acordado. Una vez que salieron de allí, se dirigieron a comprar algo para tomar y luego a subir a los carros, donde eligieron uno para dos y Christopher manejó a la perfección. Entre gritos de adrenalina al estar en esa pista e ir tan rápido, terminaron los siete minutos en ese lugar también.

—Mi cabello se hizo mierda —Joel resopló con frustración al no poder arreglarlo.

Vio al mayor reír suavemente mientras lo miraba y levantó una ceja como preguntándole qué le hacía tanta gracia.

—Hace mucho no te escuchaba una palabra así.

Se sentaron en un rincón del último piso que estaba al aire libre, eran pocas las personas que estaban por allí. A pocos metros había un bar, por lo que se alcanzaba a oír música. El rizado posó su cabeza en el hombro de Christopher, dejando que él pusiera su mano alrededor de su cintura.

—Hace frío —susurró el menor, y era cierto, su nariz estaba helada.

—¿Sí?, ¿hace frío? —el castaño rio y pasó su otra mano por su abdomen, dejándolo completamente pegado a él.

Joel también sonrió con diversión, levantando la cabeza y encontrándose la de Christopher a pocos centímetros, la situación era realmente tentadora, estaba siendo abrazado por él mientras tenía sus labios tan cerca. Esa sonrisa de lado que tenía el mayor lo hacía ver incluso más encantador.

Erick.

El rizado suspiró y se separó, volviendo a poner su cabeza en el hombro de Christopher sin dejar de ser abrazado. Entrelazó su mano con una del contrario y miró hacia el cielo, la noche estaba a punto de llegar y se sentía realmente bien tener a su acompañante tan cerca.

—No quiero que suene cursi —empezó a hablar en un tono bajo —, pero tú me has enseñado a ver la vida diferente, a disfrutarla mucho más.

—Para eso estamos los amigos —bajó la mirada y asintió lentamente a lo que decía el castaño —. Me alegra haber contribuido en deshacernos de esa amargura, Joelito.

—Deja de decirme amargado en la cara siempre.

Christopher soltó una carcajada y quitó sus manos, dirigiendo solo una a la cabellera del menor y acaricialándola tiernamente. Extrañaba esa cercanía aunque fuera simplemente amistosa, pero ya pronto debían regresar a ese lugar en el que estaban rodeados de personas frente a las cuales no podían ni siquiera darse una abrazo sin ganarse sus miradas atentas y amenazantes.

—Así me gustas.

Joel agradeció que estaba mirando a otra dirección, ya que abrió los ojos con sorpresa y su respiración pareció pararse por unos segundos. ¿Cómo podía decir algo así y actuar como si nada? Volteó la cara nuevamente y lo encontró observando la pantalla que proyectaba los vídeos de las canciones en el bar, al parecer lo usaba como distractor o realmente le llamaba la atención.

—A mí me gusta tu sonrisa —el mayor regresó la mirada a Joel y amplió esta para luego aumentar el agarre.

Podía conformarse con su amistad y su coqueteo indirecto, sabía que la felicidad de Joel no estaba precisamente con Erick, pero si no era él mismo quien tomaba la decisión, entonces no iba a meterse nuevamente entre ellos. No sentía la necesidad de buscar pareja, la vida era suficientemente buena para vivirla solo, pero a veces, solo a veces, sentía la necesidad de pensarlo.

Una Oportunidad ||Joerick - Virgato|| TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora