30. Richard

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Joel abrió la puerta al escuchar que alguien tocaba, supuso que se trataba de Erick y su descuido de no llevar llaves, y estaba en lo correcto. Sonrió falsamente cuando recibió un pequeño beso de saludo y volvió a cerrar, solo esperaba que no hubiera más problemas de los que ya existían entre ellos. Ignoró lo que decía y volvió a la cama, no iba a tratarlo como si nada después de haber tenido una discusión fuerte por culpa de los celos enfermizos que le daban a verlo con Yoandri, ni siquiera había verdaderos motivos para que pensara que tenían algo.

Apagó el celular y se dio vuelta cuando lo sintió entrar a la habitación. Estaba cansado, no tenía ganas de pelear más con él, pero tampoco de ignorar las cosas y ser como siempre.

—Oye, no tuve un buen día, me gustaría que me lo mejoraras al menos un poquito —el ojiverde se acostó a su lado y lo tomó de la cintura, obligándolo a voltear —. Para eso estás tú en mi vida, para alegrarnos la vida.

—Déjame dormir, yo tampoco tuve un buen día y tengo sueño.

—Llevamos semanas sin...

—Duérmete mejor.

—Eres mi novio, deberías dejar que te toque y tomar la iniciativa tú también— el menor tomó la cabeza del rizado y la acercó a la suya —. Te extraño, sé que estás aquí, pero te siento demasiado lejos.

—No esperes que te caliente la cama después de que has estado con cualquiera, seguramente no tuviste con quién salir hoy y por eso llegaste temprano.

Volvió a darle la espalda, pero supo que no había sido claro cuando lo sintió acariciar su espalda por debajo de la camiseta e ir bajando lentamente. La razón era más que obvia, porque a pesar de no ser la única, era la que más pesaba; Christopher se había metido en su cabeza y no iba a ser capaz de tener sexo con dos personas diferentes en menos de 48 horas.

—Eso no es verdad, yo he cambiado para que podamos estar bien —el ojiverde le dio una pequeña vuelta y apoyó su cabeza en el hombro para mirarlo directamente —. Si no dejas el pasado, jamás podremos recuperar lo que teníamos.

—Ya ni siquiera sé si quiero recuperarlo, Erick —el menor frunció el ceño, nunca había escuchado una respuesta así del rizado —. Yo... en serio estoy agotado, deberíamos estar durmiendo desde hace mucho. Que pases buena noche.

—Buenas noches.

Erick se dio media vuelta, dándole la espalda también. ¿Qué acaba de suceder?, Joel nunca se había negado a estar con él y mucho menos usando un argumento que jamás había usado. Estaba confundido por su rechazo, pero sabía que por más que tratara de saber, él nunca le diría el verdadero motivo. No es que fuera un mentiroso frecuentemente, pero era claro que algo más estaba pasando.

No era la primera vez en los últimos días que lo notaba distante y eso se le hacía cada vez más extraño.

•••

Joel abrió los ojos al escuchar su celular vibrar, indicándole que le había llegado un mensaje. Había olvidado apagarlo en la noche, después de todo, su cabeza estaba en otro lado. Se talló los ojos y se incorporó, vio al castaño a su lado, por lo que trató de no hacer mucho ruido al tomar el celular.

Era un mensaje de Erick otra vez, ya se había acostumbrado a sus textos de arrepentimiento. Lo ignoró y volvió a dejar el teléfono donde estaba. Estaba por levantarse cuando sintió el brazo de Christopher en su abdomen obligándolo a acostarse nuevamente.

—¿Qué hora es?

—Casi las 9:00 a. m, deberíamos levantarnos ya para... —el rizado sonrió cuando el mayor le interrumpió con un cálido beso —. Es en serio, Chris.

Una Oportunidad ||Joerick - Virgato|| TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora