~Tu estás dormida
Y yo te abrazo y siento
Que respirasSueño con tu sonrisa
Te beso muy despacio las mejillas~🥀 ☠️ 🥀
—N-No... —balbuceaba México con una voz casi inaudible.
Rusia se encontraba a punto de caer de la cama que compartían, la mexicana lo había estado pateando y golpeando toda la noche, provocando que conciliar el sueño fuera una tarea casi imposible. El ruso a pesar de ello continuaba durmiendo, tenía el sueño pesado.
—¡No! —soltó una patada particularmente fuerte hacía el estómago del ruso, provocando que este cayera de la cama—. ¡Pinche idiota, wey! ¡Tiraste mis taquitos!
Rusia terminó por despertar sofocandose por el fuerte golpe de su compañera. Tosio levemente, su intención no era despertarla. Cuando recuperó la respiración, se levantó al lado de la cama para encontrarse con su amada mexicana durmiendo pacíficamente. Sus labios entreabiertos y sus párpados cerrados. Su torso que subía y bajaba marcando su calmada respiración.
—Как ты заставляешь меня влюбляться в тебя больше? (¿Cómo haces que me enamore más de ti?) —dijo este con una sonrisa para volver a recostarse al lado de México.
Observaba su rostro mientras rosaba su mejilla con delicadeza. El simple tacto de sus dedos contra su piel le hacía sentir mariposas en el estómago, aquella cálida sensación de estar tan cerca de su persona especial. Era perfecto, algo que sólo en sueños pudo imaginar. Verla dormir tranquilamente le traía un sentimiento de calma absoluta.
—M-Mis tacos... —estaba por tirar otro golpe, pero los reflejos de Rusia fueron más rápidos, pues detuvo su puño con sus manos—. Gringo pendejo...
Rusia se preguntaba en qué parte del sueño de México llegaría a aparecer él. Sintió algo moverse en su mano y observó que aún tenía el puño de México en su mano. Aflojó su agarre y entrelazó sus dedos con los de ella. Una sonrisa se dibujó en sus delgados labios mientras imaginaba una bella escena con su amada mexicana.
—Si, acepto.
(...)
Los párpados de el argentino comenzaron a abrirse. Se sentó sobre su cama dando un largo y cansado bostezo. Escuchaba cada hueso de su espalda tronar al tiempo que se estiraba. Observó la habitación confuso recordando dónde se encontraba, recordaba haber dormido con Alemania, más este no se encontraba a su lado.
“Pudo haber salido a desayunar” se dijo convencido de que México prepararía el desayuno, no quería que la cocina se incendiara con los constantes "accidentes" de su hermana Chilena. Sabía muy bien que está lo hacía a propósito.
Se levantó de la cama dirigiendo sus pasos a la puerta. Giró la fría manija de hierro y logró escuchar algo antes de abrir la puerta por completo.
—Haha, Chile, is that really true? Did you hit that guy? (Jaja, Chile, ¿es verdad? ¿Golpeaste a ese tipo?) —dijo entre risas.
—Claro que sí, ¿creí que no sé defenderme? —dijo esta también riendo.
Hacia mucho que no escuchaba a su novio reír de esa forma. Lo hacía sentirse... Mal, lleno de rabia e impotencia. Estaba celoso, era SU pareja. De acuerdo, puede que estuviera exagerando, cualquiera tiene derecho a conversar con Alemania, pero pronto cambiaría de opinión.
—Ale, weon. ¿Sabes guardar secretos, conchetumare? —escucho un sonido de afirmación de parte del europeo—. Es que esta wea es reimportante, y es sobre tu pololo.
Una semilla de odio y dolor fue sembrada en el corazón del sudamericano. No pudo evitar soltar un sollozo casi inaudible. Decidió cerrar la puerta de su habitación, hoy no saldría. Su hermana, en quien tanto confiaba ya que eran vecinos, hablaba mal de él a sus espaldas, y seguramente ahora su pareja también lo haría.
Contener las lágrimas parecía una tarea imposible para sus tristes ojos. Sentía como resbalaban por sus mejillas hasta perderse debajo de su mentón. Sollozos casi inaudibles salían de sus labios, no quería llamar la atención de nadie y menos de su pareja. Quería hablar con alguien, desquitarse por completo y tal vez... Golpear un rostro. Si, tenía sed de sangre.
Quería golpear al Alemán, pero aún lo amaba. Seguía estando celoso por el hecho de que Chile lo hubiera hecho reír más de lo que él podía. Soltó un suspiro, ¿y si le estaba siendo infiel con su propia hermana?
(...)
México, su costumbre de levantarse tarde aquel día también iba a hacer efecto. Abrió sus ojos con pesadez, lamentándose de tener que abandonar una pelea a golpes con su vecino del norte donde ella misma iba ganando.
Observó a su alrededor encontrándose con el esclavo frente a ella. Su Ushanka seguramente había caído en alguna parte del suelo de la habitación, pero logró sentir algo en su mano, una presión. Al observarla, se dio cuenta de que definitivamente aquella noche había sido particularmente extraña. Sus dedos estaban entrelazados con los de su compañero. Sonrió con ternura.
—Ay, Rusky... —lo observó dormir tranquilamente. Seguramente el también peleaba con el gringo.
México dibujo una segunda sonrisa en su rostro al tiempo que sus mejillas se tornaba de un color rosado. Jamás había dormido con un chico, y jamás se había imaginado a ella misma durmiendo con una potencia tan seria y poderosa como lo era Rusia.
Permaneció recostada a su lado hasta el momento en el que el ruso abrió los ojos. Se había conmovido al ver que tomaba la mano de Rusia, así que le dio el gusto de dormir tomados de la mano. Soltó una leve risa al ver cómo las mejillas del contrario se pintaban de rojo al verla tan cerca y sentir si piel tibia sobre su mano.
—Buenos días —si tan sólo pudiera pasar todos mis amaneceres a tu lado.
—Привет (Hola) —y poder decirte lo hermoso que es tu rostro al despertar.
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Арocalipsis [RusMex]
Romance» Actualizaciones: Miércoles y Jueves « Cuando un experimento falla y sale de control, Estados Unidos pone en peligro al mundo entero. Aquellas criaturas con piel verdosa escapan del laboratorio contagiando a todo ser viviente a su paso. Es tarde pa...