Yo no te lleve nueve meses en mi vientre, pero desde que supe que venías en camino ya te llevaba dentro de mi corazón
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México pujaba con todas sus fuerzas, respirando por la nariz y boca. Estaba empapada en sudor. España temía por la vida de su hija, no habia dilatado más de seis centímetros. No estaba lista, y ya estaba en la fase de expulsión.
—¡Ah! ¡Duele! —estrujo la mano de Rusia con la suya, sacandole un grito al contrario también—. ¿Ya están saliendo? ¿Chile?
—No salen, sigue pujando.
Respiraba agitadamente. Siguió haciendo fuerzas para sacar a su pequeño dentro de su vientre. Dolía como el infierno, estrujaba la mano de Rusia, tenía miedo. Jadeaba cansada, cerraba los ojos con fuerza. Sus piernas flaqueaban y su ingle dolía.
—Me temo que tendremos que esperar, no podemos hacer nada ahora —España la vio con pena.
—No... Tiene que haber algo... ¡Ah! —ya no habían contracciones cada cierto tiempo, era una sola, muy punzante—. Por lo menos... Dime si... ¡Ay, ay, ay!... Rompí la fuente...
—Si lo has hecho, pero no llegas a los diez centímetros.
—¡Sólo saquenlo, chingada madre! ¡Ah!
Comenzaron a ver que salía sangre, y más líquido amniótico. Empezaron ahora si a ayudarle en serio. Chile hacía el trabajo de enfermera, España sería el partero. Rusia le sonrió a México, tratando de darle confianza mientras tomaba su mano.
—Respira conmigo, por favor —México le siguió la corriente y ambos empezaron a respirar por nariz y boca—. Lo haces... ¡Bien!
México apreto la mano de Rusia al tiempo que pujaba. Las lágrimas no tardaban en salir, caían a chorros por sus mejillas, manchando su ropa. El de Ushanka queria llorar, pero por su mano, la cual seguramemte ahora tendría que tratar con más cuidado del que debía.
Pasó un largo tiempo en el que México siguió pujando, sin lograr algun resultado más que el aro de fuego. Sintió algo salir de ahí abajo, seguramente la cabeza, pues habia dolido como el infierno y los huesos de sus caderas se habían flexionado para dejarlo salir. Siguió pujando para sacar los hombros. Aquello estaba acabando con sus energías, habia perdido algo de sangre.
—Пожалуйста, не нарушайте мой... (Por favor, ya no me rompas la...) —Rusia volvió a gritar cuando su mano se vio estrujada.
—¡Coño! ¡Cierren la boca! ¡Dejen de gritar! —España estaba harto.
El llanto de un bebé se hizo presente en la habitación. Chile lo cargó para limpiarlo de la sangre y el líquido. Rusia miró al pequeño, parecía sólo pesar dos kilos, no era tan grande. Pero entonces, ¿por qué la barriga de México era enorme?
—¡Ah! ¡Aún duele! —siguió pujando mientras España la asistía.
—Es un niño —Chile se lo entregó al ruso en sus brazos, quien lo sostuvo en uno solo. Era rubio, cómo él.
—Привет, Анелка (Hola, Anielka) —el pequeño no paraba de llorar, y Rusia tampoco, pero ahora de felicidad, su niño era hermoso.
México siguió apretando la mano de Rusia con fuerzas, gritando y pujando para sacar al otro niño dentro de su vientre. España veía como poco a poco lo expulsaba, llamó a Chile para que lo ayudara, aquello también sería difícil.
Primero salió la cabeza, causandole aún mayor dolor a México por tener que repetir el proceso. Descansó un poco, el dolor era horrible, no había anestesia ni epidural. Solo dolor. Pujo más sacando uno de los hombros, respirando agitada con los ojos entrecerrados por el cansancio.
El llanto de otro bebé se hizo presente. Ambos lloraban a todo pulmón. México aflojó el agarre de su mano jadeando cansada. Respiraba muy lentamente. Chile le entrego a su hija limpia, la niña era hermosa, morenita como su madre. Al entrar en contacto con la piel de México se calmó, así que Rusia también le dejó a su hermano.
—Bien... En un momento expulsaras las placentas —España desinfecto todo, se encargó de ponerle una manta sobre las piernas por privacidad—. ¿Cómo te sientes, Nueva España?
Vio el rostro de México, estaba poniendose pálida, sus ojos se cerraban. Se estaba dejando llevar por el "sueño de la muerte". España corrió hacia ella, no dejaría que su hija muriera, tomó su pulso, era débil.
—¡Nueva España, te prohibo cerrar los ojos! —rápidamente sacudió a México, quien apenas y reaccionaba—. ¡Chile! ¡Argentina! ¡Carguen a los niños!
Ambos países tomaron a los pequeños, aún unidos por el cordón umbilical. España comenzó a presionar el pecho de México mientras Rusia le daba respiración cada que España presionaba treinta veces. La mexicana parecia perder la batalla, ambos hombres no se rendirían. Los mellizos lloraban a todo pulmón, desesperados por el ruido y por estar lejos de su madre.
—Hostia, no nos dejes... —veía a su hija recibiendo respiración de Rusia, comenzaba a desesperarlo aquello—. Por favor... Por tus niños...
México volvía en si poco a poco. Su respiración y sus latidos fueron lo primero que volvió. Rusia la abrazó con cariño, casi pierde a su esposa en ese parto gemelar. España se sentó en una silla, cubriendo su rostro, por poco y perdía a su hija.
—Мексика... Estás bien —sollozaba mientra seguía abrazandola.
—Nicte... —fue lo único que balbuceo—. Se llamara Nicte...
Rusia rio un poco, secando sus lágrimas y mirando a sus hijos, los cuales les fueron devueltos con cariño. El ruso sostuvo a Nicte, observando la similitud que tenía con la mexicana jugando con los pequeños y suaves rizos de la niña. El niño estaba acostado sobre México.
—Привет, Никте (Hola, Nicte) —seco sus lágrimas nuevamente, sonriendo—. Я папа... (Soy papá...)
(...)
Bueno, este es el especial que preparé por mi cumpleaños UvU
Espero lo hayan disfrutado tanto como yo, se los traje con mucho cariñoПока пока!
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Арocalipsis [RusMex]
Storie d'amore» Actualizaciones: Miércoles y Jueves « Cuando un experimento falla y sale de control, Estados Unidos pone en peligro al mundo entero. Aquellas criaturas con piel verdosa escapan del laboratorio contagiando a todo ser viviente a su paso. Es tarde pa...