🧠 кошмар 🧠

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Que las pesadillas estén solo en tus sueños

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Un joven niño de Ushanka corría por los pasillos de su enorme casa jugando a las escondidas junto a sus hermanos menores. Su padre era un general de la guerra, necesitaba de completo silencio en su hogar. A lo lejos pudo distinguir el inconfundible uniforme de piloto mexicano. Sonrió de oreja a oreja y corrió hacia ella rodeando su cintura con sus brazos.

Мексика! —era la única palabra que la joven mujer podía distinguir en ruso.

Hola, chamaco —acarició sus suaves y rubios cabellos para luego agacharse a su altura—. ¿Cómo ha estado tu día hoy, pequeño principito?

—It's not bad, but it can be better (No es malo, pero podría ser mejor) —dijo sacándole una sonrisa a la de sangre azteca—. I brought you something (Te traje algo)

El pequeño Rusia sacó de su bolsillo una pequeña muñeca rusa que tiene más dentro de ella. Sonrió orgulloso de su trabajo, la mexicana la sustuvo entre sus manos.

Es hermosa, Rusky. Muchas gracias —dijo abrazandolo.

El hijo mayor de la URSS rodeo su cuello con ambos brazos correspondiendo el abrazo. Las lágrimas caían por sus ojos y su respiración de volvió agitada.

I-I don't want you to go. Many people have died out there (N-No quiero que te vayas. Muchas personas han muerto allá afuera) —se refería al campo de batalla.

Ay, Rusia.

El pequeño niño se aferro con fuerzas al abrazo. Aspiraba el perfume de la mexicana y enredo sus dedos en su largo cabello, amarrado en un moño. ¿Por qué se empeñaba tanto en irse y arriesgar su vida por salvar otras en lugar de quedarse junto a él, a salvo a su lado?

Мексика —una voz grave hizo palidecer al más pequeño—. Te necesitan en la base aérea ahora.

Se separaron del abrazo. México sujeto con fuerzas los hombros del niño y besó su frente. Acarició sus suaves y blancas mejillas manchadas de un ligero color rosado.

Se valiente.

—You'll be back? (¿Volverás?) —preguntó limpiando sus pequeñas lágrimas.

Tenlo por seguro —le guiño un ojo para luego levantarse y retirarse de ahí.

Rusia sollozo levemente y sintió la fría mirada desaprobatoria de su padre sobre él. Su mirada se deslizó desde sus botas negras hasta su semblante serio.

Мужчины не плачут (Los hombres no lloran) —mencionó molesto—. Я думал ты уже знал (Pensé que ya lo sabías)

Да, папа (Si, papá) —secaba sus lágrimas.

Ты мужчина, Россия? (¿Eres un hombre, Rusia?) —no recibió respuesta alguna—. Отзовитесь! (¡Contestame!)

—Д-Да (S-Si)

Да, сэр”  (“Si, señor”) —bufo molesto—. Черт возьми, Россия, посмотри на меня, когда я с тобой разговариваю! (¡Maldita sea, Rusia, mirame cuando te hablo!)

Golpeó a su hijo en el rostro haciendolo caer al suelo. El niño sólo se quedó quieto esperando un segundo golpe. Lo merecía, lo merecía por haber llorado. Lo pateó en el estómago sacándole aire y le jaloneo el brazo para levantarlo. URSS caminaba rápido haciendo correr a Rusia. Sujetaba su muñeca con fuerzas lastimandolo. Llegaron a una enorme puerta de roble, al abrirla pudieron observar el patio nevado.

URSS le retiro el abrigo a Rusia dejándolo únicamente con sus pantalones. Lo arrojó fuera sobre la fría nieve.

Надеюсь это тебе понятно (Espero que con esto te quede claro) —dicho esto, cerró con un portazo.

Rusia se abrazo a sí mismo. Poco faltó para que empezará a nevar. Vapor salía de entre sus labios y sus dientes castañeaban. Observaba el cielo con nubes aborregadas tratando de descifrar donde se encontraría su amada mexicana. Sus ojitos estaban rojos de tanto llorar. El frío le calaba los huesos. Ni su Ushanka podía mantenerlo completamente caliente.

Божа мой! (¡Dios mío!) —escucho la voz de su hermana Bielorrusia.

Esta lo llevo dentro de la gran casa. Lo envolvió en mantas y cobijas. Había estado asistiendo a un club que preparaba a los niños y niñas para la guerra. Las pequeñas se encargaban de los enfermos y heridos aprendiendo a tratarlos. Rusia no paraba de temblar. Se escondieron dentro de la habitación de la soviética.

El ruso cayó al suelo. Tenía hipotermia. Su hermana entró en pánico y comenzó a gritar llamando la atención de su padre. Al ver que su hijo mayor estaba de nuevo en casa se molestó. Bielorrusia intentó justificarlo, pero ella también recibió un castigo.

(...)

Беларусь! (¡Bielorrusia!) —de nuevo una pesadilla—. Блять! (¡Mierda!)

Se sentó de su lado de la cama escondiendo su rostro entre sus manos. Desde aquella vez que había llorado frente a todos se sentía débil, como un cobarde, y tenía la misma pesadilla una y otra vez.

Дети не плачут, дети не плачут (Los niños no lloran, los niños no lloran) —unos brazos rodeando su cintura lo sorprendieron.

Cariño, vuelve a dormir.

México estaba babeando su almohada. Sabía que cuando Argentina le había disparado le había dejado un trauma, ahora no podía dormir si Rusia no la abrazaba. Se recostó a su lado sobre la cama y rodeo la cintura de su prometida con sus brazos apegandola a él. Esta vez la mexicana puso sus manos sobre las suyas. Incluso dormida sabía cuando su pareja no se encontraba bien.

Арocalipsis [RusMex] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora