Арocalipsis [RusMex]

🧠 El cactus 🧠

La inocencia de los niños es lo más puro que vas a encontrar en el mundo.

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Kaysa y Karl jugaban con el nuevo gatito, se llamaba Artyom. Resultó ser macho. Se lo habían quedado a pesar de la molestia de Chile, pero lo mantenían en una sola habitación para que no fuera a enfermar a México. Los niños jugaban con él y lo mimaban.

—Artie va a ser el dragón del castillo —Kaysa metió al gato dentro de una caja.

—Nein. Yo quiero que sea el general del ejército —el gato comenzó a maullar.

—¿Teni hambre? Venga, vamos a buscarle algo de comer.

—¿Pero qué come?

—No lo sé, po. Su mamá comía maíz —su mente comenzó a procesar laa información—. ¡Pues hay que darle maíz, conchetumare!

Kaysa cargo al gatito y salió de la casa seguida de cerca por Karl. Se acercaron a las milpas y comenzaron a arrancar mazorcas. La niña no soltaba al gato, quien no dejaba de maullar. De pronto, encontraron un cactus pequeño.

—Che, ven a ver esto —Kaysa se acercó—. Es como un arbusto con espinas.

—Si. Creo que la tía México dijo que se llaman cactus, y viven en el desierto. Pobres cactus, casi no toman agua, por eso hay tan poquitos allá.

—¿Y si le damos agua?

—¡Claro! —comenzaron a pensar un poco—. Los cactus viven en los desiertos, así que necesitan mucha agua. Mucha agua.

—¿Segura?

—¡Si! Debemos regarlo ya, o se va a morir.

Ambos salieron corriendo. Kaysa metió al gato a la casa, dentro de la habitación donde debía estar. Karl corrió al pozo de agua y metió una cubeta, la lleno de agua. Volvieron a reencontrarse en el cactus y le echaron toda la cubeta. El cactus no era más grande que un puño.

—¡Rápido! ¡Necesitamos más! ¡Se va a morir! —Karl corrió por más agua y Kaysa corrió por otra cubeta.

Terminaron dándole alrededor de diez litros de agua. La tierra estaba mojada y había lodo en todas partes. Ellos seguían trayendo cubetas para salvar al cactus. Ninguno de los adultos se había dado cuenta de lo que estaban haciendo.

—¡Listo! ¡Lo hemos salvado! —ambos se pusieron a festejar, hasta que Karl resbaló con el lodo y cayó al suelo—. Jajdjadhwuzbvwja. ¡Sapo culia'o! ¡¿Te caíste?!

Karl agarro un puño de lodo con la mano y se lo lanzó en su vestido. Kaysa se enojo y le empezó a lanzar más puños de lodo. Terminaron haciendo una guerra que los dejó completamente sucios. Entraron a la casa corriendo a contarles a sus padres como habían salvado a un cactus de manera heroica. Cuando Chile los vio, casi le da un infarto.

—¡¿Qué chuchas hicieron ahora?! Exigo una explicación a la de ya.

—Mamá, salvamos a un cactus de morir de sed —Kaysa parecía orgullosa.

—Los cactus necesitan de mucha agua —mencionó Karl.

—Eso no explica por qué están enlodados.

—Nos caímos en el lodo cuando regamos al cactus.

Chile se asomó por la ventana. Grande fue su sorpresa al ver un enorme charco de lodo y a un minúsculo cactus en medio. ¿Cómo hacían esos niños para meterse en tantos problemas? La latina comenzó a reír al ver lo que había ocurrido. Los niños rieron con ella.

—Ay, sólo no los castigo porque lo que hicieron fue muy gracioso. Los cactus no necesitan tanta agua —se secó las lágrimas de la risa—. Pero sí necesito que se bañen.

—Mamá, pero los cactus viven en el desierto, claro que necesitan esa agua.

—Si, pero no tanta. ¿O queri ahogarlo? —Chile los llevó al baño—. Andenle, métanse a bañar.

Kaysa entró primero, y luego fue Karl. A ella le tocó limpiar el piso. No podía dejar de sonreír, y no podía evitar reír al ver aquel enorme charco de lodo a través de la ventana. Los niños eran demasiado inocentes y demasiado curiosos.

En cuanto salieron de bañarse, ambos niños fueron a buscar a su tío Rusia para contarle lo que había pasado con el cactus, querían que se enorgulleciera de ellos y los premiara. Cuando se acercaron a su habitación, escucharon algunos ruidos extraños, seguidos de varios «Te amo».

—¿Qué crees que esté haciendo el tío Rusia?

—Debe estar entrenando a la tía México para que sea una soldado fuerte — escucharon la voz de México—. Sólo escucha como grita.

—Yo creo que están jugando luchas.

—¡Tío Rusia! ¡Queremos jugar a las luchas también! ¡Te vamos a ganar!

Kaysa iba a abrir la puerta, cuando Argentina la detuvo y los llevó a otra habitación.

—¡Papá! ¡La concha de tu hermana! Nosotros queríamos jugar con el tío Rusia y la tía México.

—No, ese juego es solo para ellos —Argentina estaba rojo como un tomate—. Esperen a que salgan, ¿si?

—¿Y a qué juegan, tío Arge? ¿A las luchas?

—Eh... Si... A la lucha grecorromana...

—¿Nos enseñas?

—No.

Ambos niños hicieron preguntas demasiado incómodas para el latino, quien se esforzaba demasiado por qué los pequeños no se enteraran de lo que estaban haciendo, no a esa edad tan temprana.

Los niños le contaron sobre su heroísmo al salvar a un cactus y Argentina rio a carcajadas. Les explicó que los cactus no necesitaban tanta agua, sólo poca. Cuando vio lo que habían hecho se partió de risa junto con Chile. Alemania también terminó por enterarse y también río junto a los latinos. Aquellos pequeños eran adorables y muy traviesos. No merecían vivir en un mundo de zombies.

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Basado en una vivencia real, excepto por la parte de la cogicion de México y Rusia.

Bueno... En realidad, casi todas las travesuras de los niños que pondré en este libro serán experiencias reales.

Les vengo a hacer una pregunta seria, ¿cómo imaginan que planeo una historia?
Aquí la realidad:

Me da vergüenza que lean mis babosadas, y luego me dan penita mis historias por como narre su planeación 👉👈

Si esa historia les parece buena idea (es la misma historia que puse en mi buzón de anuncios), imagínense como hice la planeación de esta, o la planeación de historias anteriores. No, no, no.

Ay, estoy mal XD

Bueno, como siempre, espero hayan disfrutado del capítulo, se les quiere un chingo.

Пока пока!