Арocalipsis [RusMex]

🧠 San Valentin (2/3) 🧠

Hoy empieza la mejor historia jamás escrita, la nuestra.

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Chile amarraba con fuerzas el corset de su hermana. México hacía caras de sufrimiento porque aquello le apretaba.

—¿Qué chucha? Antes entrabas perfectamente en estas weas.

—Tengo que entrar, aprieta más fuerte.

—Como digas.

La chilena posicionó un pie sobre la espalda de México y jalo con fuerzas ambos cordones. La mexicana arqueo la espalda y grito de dolor. Finalmente había logrado entrar.

—¡Excelente! Ya casi estás lista.

Chile salió de los baños dejando a México con una figura espectacular. Aquello reducía su cintura y le hacia ver con más cadera y busto. Se vio en el espejo de cuerpo completo, no estaba tan mal, solo le causaba algunas molestias. Sus piernas estaban cubiertas dentro de unas mallas largas y blancas. Su hermana volvió al poco rato.

—Perfecto, weona. Ahora alza los brazos.

Al levantar sus brazos, Chile le ajusto una cinta alrededor de la cintura, al soltarla se desenvolvió dejando ver una jaula crinolina.

Aquí hay una jaula crinolina (EnanoMalvado):

Comenzó a ponerle dos enormes faldas, una completamente blanca y la otra era de color blanco y tenía pequeños adornos con flores falsas y moños rosados. Luego de acomodarla bien, Chile siguió con la siguiente prenda. México se sentía como una quinceañera, con su vestido enorme y hermoso y un día solo para ella. Le encantaba la idea de lucir ese bello vestido.

Kaysa caminaba de un lado a otro con su vestido rosa observando como su madre arreglaba a aquella mujer que a sus ojos lucia como una princesa de Disney. Comenzo a balbucearle cosas con una sonrisa en su rostro.

Chile le coloco una blusa de mangas largas que se abotonaba por la parte de en frente. Se ajusto perfectamente al cuerpo mexicano. La sudamericana comenzó a cepillar el corto cabello de México.

—¿Por qué chucha lo cortaste, po weona? Se te veía bien.

—Estaba muy largo. Además, casi muero por culpa de eso, los zombies lo agarraron y querían arrastrarme con ellos.

—Ah, bueno... —suspiró la chilena—. Mirate, estas hermosa, papá debe estar orgulloso.

—Si, debe estarlo.

Observó su largo y enorme vestido blanco. Capas y capas de tela la mantenían atrapada. ¿Cómo podría siquiera ir al baño?

Chile se encargo de darle un bonito y sencillo peinado a su hermana. México se veía hermosa, sus ojos brillaban de emoción y la alegría era contagiosa con sólo verla.