🧠 16 de Septiembre 🧠

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¡Felicidades! Sé optimista, el año que viene será peor...

🥀   ☠️   🥀

La estruendosa alarma que indicaba que un nuevo día había comenzado había empezado a sonar. Cierta chica de sangre azteca abría sus ojos lentamente, como si le costas trabajo abrir los párpados. La luz del sol entraba por su ventana dándole directamente en los ojos, por lo que usó su brazo para cubrirlos. Su cabeza palpitaba y su vista estaba borrosa, estaba cruda.

Agh, chingada madre, tenía que pasarme esto —se dijo a sí misma mientras se sentaba en la orilla de su cama para apagar la alarma.

Observó su reflejo en el espejo que tenía en frente, notó nuevamente la cantidad de cicatrices que revelaba su piel desnuda. Cicatrices de su época colonial. La mexicana solía dormir únicamente con una camiseta de tirantes y pantalones cortos, por lo que le era sencillo apreciar dichas marcas sobre sus hombros.

Escuchó pasos acelerados fuera de su habitación, supuso que debían ser sus hermanos peleando por entrar al baño primero. Decidió ponerse ropa para salir y tal vez pasear un rato. Recién había terminado de ponerse sus pantalones cuando un portaso la sobresalto. Observó a  cierto Argentino colocar seguro a la puerta mientras respiraba agitado.

¿Qué verg-?

—¡México! Ay, me alegra que estés bien, conchetumare —dijo mientras saltaba a abrazarla con fuerzas.

¡Arge! ¡Quítate, me asfixias! —lo apartó—. ¿Qué está pasando?

—Eh... Es difícil de explicar... Yo...

—¡Conchesumare! ¡Méx! ¡Abre la puerta, sapo culiao! —era Chile.

México corrió a abrir la puerta. Cierta chica de cabellos largos y lacios entró cerrando la puerta a sus espaldas respirando agitada.

Wey, ¿qué te pasó? Parece que hubieras visto al mismísimo diablo.

—Che, callate, pelotuda —la reprendió el Argentino.

Weon, ¿qué querí que diga? —suspiró pesadamente para continuar—. ¡La puta que parió a quien hizo esto!

Comenzaron a escuchar golpes fuera de la habitación de la mexicana. Todos se al armaron. México estuvo a punto de abrir la puerta.

—¡No! —Chile tomó su mano con fuerza—. ¿Acaso quieres morir, sacowea?

—N-No...

—¡Entonces haz lo que te digo! —los ojos de la chilena exploraron toda la habitación hasta detenerse en la ventana.

Boluda, no estarás pensando en...

—¿Prefieres ser comida de zombies? Siendo la mayor aquí...

—Te recuerdo que obtuve mi independencia antes. ¡Che, sos más joven que yo, pelotuda!

—Bueno, lo haremos de chico a grande —ambos voltearon a ver a la mexicana, pero esta negaba con la cabeza—. Culo si no, po.

—Te odio.

México corrió a la ventana mientras sus otros hermanos se encargaban de mantener la puerta cerrada. Sin pensarlo dos veces se lanzó rompiendo algunos cristales. Cayó al suelo y quedando completamente adolorida.

Mientras tanto, en la parte de arriba, los sudamericanos se preparaban para saltar. Argentina se lanzó primero quedando igual de adolorido al caer. Chile comenzó a arrepentirse e intentó ver si aún podía bajar por las escaleras. La puerta no resistió más y se rompió, aquellos seres con piel verdosa invadieron la pequeña habitación.

¡La wea deforme! ¡Conchetumare! —gritaba Chile.

Chile... —México intentó levantarse, pero un dolor agudo en su espalda la obligó a mantenerse en el suelo—. ¿Dónde chingados están cuando las necesito?

Cuando un país sabe que se encuentra en peligro, su cuerpo se transforma en el ser representativo de su escudo. Sin embargo, Chile, al no tener un ser en su escudo, obtuvo una coma de lagarto.

¡Conchetumare! —gritó una última vez antes de intentar saltar.

Una mano tomó su cola y unos dientes se clavaron en esta haciendo que la chilena soltara un grito desgarrador. Un golpe seco fue lo que se escucho después.

Agh... ¿Qué wea fue esa? —se quejó la chica.

Su cola de lagarto había sido arrancada, más Chile no se preocupaba, ya le crecería otra después. Argentina se levantó y corrió a auxiliar a sus hermanas. México se levantó con dificultad con ayuda de su hermano y caminó en dirección a Chile. Ella simplemente se quejaba del dolor.

—Che, ¿todo bien? —Argentina acercó su mano al hombro de Chile.

México notó cómo la piel de su hermana palidecia. Al momento de que la chilena levantará su rostro para verla a los ojos, ambas pegaron un grito asustadas.

¡No mames! ¡Es un puto zombie! —México gritaba asustada.

¡No, sapo culiao! ¡Soy yo! —Chile intentaba calmarla.

Hum... Tal vez no funciona en burros —Argentina recibió un zape de parte de Chile—. ¡Vos sos pelotuda o...!

—Shh.

México escuchaba cómo los zombies comenzaban a bajar las escaleras de su invadida casa. Los tres sudamericanos se observaron mutuamente. Se levantaron y comenzaron a caminar lejos de la ciudad, a algún lugar fuera del peligro de los zombies.

(...)

Wey, entonces, si no te transformaste en una de esas chingaderas, ¿qué se supone que eres? —México parecía no entender.

Mira, creo que sabes muy bien que a las lagartijas tienen una wea para que se les arranque la cola. Entonces supongo que algo así pasó conmigo, mi cola fue arrancada a tiempo antes de que me transformara completamente en zombie —trataba de explicar y comprender ella misma.

—Callate, ya entendimos, boluda —Argentina estaba cansado—. Y vos deja de preguntar eso, Méx, ya es la décimo quinta vez.

—Esta bien, wey... Chile, ¿comerás nuestros cerebros?

—¡Bien! ¡Las ignorare!

Ashakdnakd, weon. No aguantai nada —se burló la Chilena.

Llevaban casi medio día caminando. México estaba aburrido, pero parecía divertirse. Internamente se lamentaba de que su cumpleaños hubiera sido tan devastador para toda su gente y la de los demás países.

Арocalipsis [RusMex] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora