🧠 Te quiero 🧠

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Amo cada estría, arruga, cicatriz, mancha y curva de tu cuerpo. Tal vez las llames imperfecciones, pero son lo que te hace perfecta.

🥀   ☠️   🥀

México miraba su cuerpo de pies a cabeza. Estaba frente a un espejo de cuerpo completo únicamente en ropa interior, estaba por tomar una ducha. El agua chocaba contra los mosaicos como si se tratase de lluvia. Puso una mano sobre su barriga deslizandola poco a poco hasta la parte de abajo, acariciando su vientre. Sus pies estaban hinchados y le dolían bastante. Delinio sus estrías con sus dedos preocupándose por cómo se vería cuando diera a luz, tal vez su cuerpo ya no le gustaría a Rusia por culpa de su embarazo. Había escuchado a sus amigas del vecina dio en el pasado, habían quedado con enormes estrías gracias a sus hijos.

Pero sólo es uno —volvió a acariciar su barriga—. A ellas les cambiaron sus cuerpos después de su tercer hijo.

Realmente estaba preocupada, temía que Rusia ya no la quisiera por cómo quedaría después del parto. Sus sollozos se hacían inaudibles con las gotas del agua. Limpio sus lágrimas rápidamente para meter una mano en la regadera, el agua estaba tibia. Cerró la llave un momento. Se sobresalto al sentir unas manos en sus caderas, así que volteo rápidamente para ver de quien se trataba.

¿Rusia? ¿Qué haces aquí? —tapó su cuerpo con una toalla.

Nada, solo quería ver si estabas bien. ¿Por qué no te has metido a bañar? —México bajó la toalla con confianza, la conoce de cuerpo completo, ¿por qué esconderse?

B-Bueno, yo... Sólo estaba viendo a mi niño, es todo —le sonrió a su esposo—. Tranquilo, estoy bien. No estoy “dando a luz” como la vez pasada.

Извините (Disculpame) —agachó ligeramente la cabeza notando algo al hacerlo, se puso más rojo que la bandera de su padre y un problema hizo su aparición en sus pantalones.

¿Rusia? —sintió una mano sobre uno de sus senos, lo que la sorprendió bastante—. ¿Q-Qué haces?

И-Извини (P-Perdón) —dejó su mano justo donde estaba—. E-Es que...

¿Qué están hinchados? ¡Es obvio, Rusia! Y también mis pies, me duelen mucho —quitó la mano del ruso—. Es algo que pasa cuando una mujer se embaraza.

Lo sé, es solo que... Cielos.

OK, Rusia, fuera de aquí, me quiero bañar —lo corrió del baño mientras sonreía ampliamente.

Tal vez su pequeño no era del todo malo, sólo debía aprender a amar cada cambio que le causaba su situación. Rusia no había dicho nada malo, sólo le había demostrado que su cuerpo le seguía gustando a pesar de todo.

No es el fin del mundo —se dijo a sí misma—. Bueno, tal vez sí, es un Apocalipsis, pero yo me refiero a que tu padre aún me ama.

Acarició su barriga una última vez antes de desnudarse por completo y meterse a la ducha. Abrió la llave y las gotas mojaron su cuerpo, pegaron su cabello a su piel y nuca al tiempo que él exceso de agua caía en forma de gotas.

(...)

Rusia salió de su cuarto muy avergonzado por lo que pasó con su esposa. No había sido su intención tocarla de esa forma si ella no quería, y no sólo eso, debía controlar su problema pensando en otra cosa. Caminó hasta la puerta y salio al patio de la casa, donde veía como los colores del atardecer pintaban el cielo de tonos vivos.

Это прекрасно (Esto es hermoso) —dijo en voz alta aspirando el olor a campo al respirar.

Después de casi tres años de supervivencia habían logrado permanecer con vida, aquello le sorprendía. Observó sus botas de nieve, ya estaban muy desgastadas, no sé había puesto otro par de zapatos desde que habían llegado ahí. Ahora temía por México, ya que su hijo parecía ser muy grande y eso no era bueno. Su mirada se dirigió al campo, donde encontró a una de esas criaturas arrastrándose por el suelo, no tenía cabeza, le faltaban dos piernas y un brazo. Sacó su revólver y disparó. El zombie cayó al suelo con un ruido sordo. Casi todos los presentes salieron a ver que había pasado.

Saben que estamos aquí —dijo Rusia serio—. Debemos irnos.

¿Qué dices? No podemos —todos miraron a Chile—. México no puede caminar como lo hacía antes. Sus pies están muy hinchados y pierde el aliento cuando camina demasiado. Debemos quedarnos.

Pero si nos quedamos vamos a morir.

¿Y prefieres que tu bebé nazca prematuro? Rusia, debemos quedarnos —este trato de entrar a la casa, pero la cola de Chile se enredó en su cintura y lo regresó a su lugar, elevandolo unos centímetros en el aire—. Ni lo pienses. No vas a convencerla.

¡Chile! ¡Bajame!

Empezó a temblar fuerte, Chile estaba enojada. México y los niños salieron de la casa asustados encontrándose con esa situación. Rusia forcejeaba para que lo soltara, pero esta sonrió con malicia, haciendo que el temblor aumentará.

¿Queri más sapo culia'o? ¿Huh? —los demás le suplicaban para que se detuviera—. Nos vamos a quedar, es mi última palabra.

Chile paro de temblar y soltó a Rusia haciendo que este cayera de sentón sobre el suelo. México camino rápidamente hasta su esposo para ver que su hermana no le hubiera hecho daño. Sacó sus alas molesta.

¡¿Cuál es tu problema?! —le grito la mexicana.

Oh, perdon, no sabía que decirle a Rusia que no podemos hacerte caminar mucho es malo —Chile también estaba molesta.

¡¿De qué hablas?! ¡Debemos quedarnos aquí!

¡Es lo que trato de decir!

¡Hakuna Matata~! —Karl empezó a cantar.

¡Rusia! ¡Ya no te quiero! —gritó Chile.

Y empezaron a pelear a gritos mientras Alemania, Argentina y Kaysa permanecían neutrales. Karl cantaba a todo pulmón. Argentina se sobaba las sienes con tanto grito. Él mismo intentó separarlas.

Oigan, oigan. Che, ¿ya sé escucharon? Necesitamos estar juntos en esto, sobre todo porque México está embarazada y debemos cuidarla —Argentina logró tranquilizarla un poco—. Ahora dense la mano como buenas hermanastras que son.

Tomó sus manos e intentó juntarlas. Recibió un sape de parte de la chilena, quien reía fuertemente por la reacción de su hermano. México acompaño las risas y Argentina sólo sonrió. Era demasiado sencillo para ellos resolver problemas a veces.

Está bien, ¿entonces nos quedamos? —preguntó Chile.

Al chile si, pa' qué quiero andar huyendo si a cada paso siento que se me cae toda la panza —México sujeto su vientre de la parte de abajo—. Nos quedamos.

Rusia, a pesar de no estar de acuerdo, aceptó la decisión. Ahora cuidaría más a México de lo debido, porque los zombies ya sabían dónde estaba la carne fresca.

Арocalipsis [RusMex] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora