🧠 El yerno y el suegro 🧠

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La cantidad de lágrimas que le hagas derramar a tu esposa, será proporcional a la cantidad de dientes que te haré saltar.

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España observaba a Rusia de manera indiscreta mientras este comía tranquilamente, completamente ajeno a lo que pasaba. Parecía ser que la noticia de que iba a ser abuelo por tercera vez le había afectado. Sólo estaban ellos dos, Chile había estado con ellos momentos atrás, pero tuvo que irse por su hija.

«Joder, chaval, debí saber que vos irías a romper el puto condon» pensaba el español. «Con sólo ver tu altura puedo saber que lo que tienes abajo es...»

Испания, ¿yo le agrado?

—¿A quién? ¿A Nueva España?

—Нет, a usted, señor —hizo contacto visual con aquellos ojos color avellanas de su suegro.

Ostia, chaval. No me hables de señor, no estamos en el ejército —dijo España en tono burlón—. Por supuesto que me agradas, hijo. Sois mi yerno y el padre de mi nieto, no deberías preocuparte por eso.

—Да, no lo haré.

Rusia podía recibir órdenes sin chistar de países mayores a él, y eso era algo de lo que España se había dado cuenta. Aquello lo usaba un poco para su beneficio, pues el de Ushanka siempre le obedecía. Lo que Rusia estaba mostrando era un signo de confianza hacia su suegro, pero este no lo sabía.

Dime, niño, ¿qué piensas de tu padre?

El chocar de la cuchara al caer sobre el plato hizo eco. España volteo alarmado. Rusia estaba tenso en su lugar con la mirada perdida en su comida. El español comenzó a preocuparse.

«La puta madre, le rompí su disco duro» pensó preocupado.

¿Rusia?

—Всё хорошо... Я... Я не... (Todo está bien... Yo... Yo no...) —España puso una mano sobre el hombro de Rusia—. Что...? (¿Qué...?)

—Tranquilo, estoy aquí. Entiendo que URSS fuera duro, sólo quería saber cómo te había tratado a vos. No es necesario que me cuentes. ¿Estás bien?

—Д-Да... (S-Si...) —España se mantuvo donde estaba para demostrarle su apoyo—. Yo... Si quiero contarle, извини (discúlpeme).

—No te disculpes. Te escucho.

—Bueno... Cómo sabrá, mi padre no fue amable. Era duro como una piedra, casi nunca lo vi sonreír... —comenzó a recordar—. Aunque me hubiese gustado verlo

—Entiendo.

—Creo que una de las pocas veces que lo vi feliz fue cuando llegaron Америка y Мексика —le contaba a España mientras sonreía por aquel bonito recuerdo—. Америка no me caía bien, sentía que le estaba ocultando algo a todos. Tiempo después me enteré que estaba evitando decir que él le hundió los barcos a Мексика sólo para que ella fuera a la guerra.

Espera, ¿ya conocías a Nueva España?

—Да. Fue en 1942. Ella llegó vestida con un uniforme de piloto, el cual la hacía ver cómo un hombre joven.

—Ella es una mujer muy valiente, y muy peleonera —España sonrió—. Es idéntica a su madre, una guerrera muy fuerte. Debí saber que iría a la guerra.

Арocalipsis [RusMex] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora