Los nueve Pérez Esnaola se quedaron maravillados con los alrededores de la estancia en la que iban a vivir a partir de ese momento. Centenares de rosales, con rosas de diferentes colores y tamaños, bordeaban el camino de tierra que conducía a la entrada principal. Detrás de ellos se extendían cultivos de un verde muy intenso que parecían fundirse con el horizonte.
Cuando Diego bajó del carruaje distinguió el murmullo del agua de un arroyo cercano y apreció extasiado el aroma de las flores. Era un lugar aún más hermoso que el campo que lo había visto crecer.
Con cortesía le dio la mano a cada una de sus primas para que descendieran del carruaje. Las tres lucían radiantes y hermosas. La belleza del lugar había extinguido cualquier atisbo de cansancio que pudieran tener. Sin dudas, aquella travesía había valido la pena.
Óscar, el padre de Diego, se había ocupado de enviar a Leónidas, un joven sirviente de confianza, para que se encargara de acondicionar el lugar antes de que ellos viajaran, por lo que el interior estaba impoluto y completamente amueblado. Diego recordaba con mucho cariño a Clara, la madre del muchacho, quien había sido su niñera. La muerte de la mujer fue muy dolorosa para él y para Sebastián, pues habían pasado más tiempo con ella que con su propia madre. Leónidas había escogido desde muy pequeño seguir trabajando con los Pérez Esnaola y todos le tenían mucho aprecio. Si bien no era demasiado listo, era bastante organizado y servicial.
Bajo y regordete como lo recordaban llegó corriendo apenas entraron por la puerta principal. Tenía las mejillas tan rojas y castigadas por el sol que, en contraste, sus pequeños ojos azules parecían resplandecer.
Ignorando las críticas de su madre, Sebastián abrazó a Leónidas con fuerza. Clara había sido su ama de cría, lo que convertía a los muchachos en hermanos de leche. Diego se alegraba de ver al joven, pero no compartía la impulsividad de su hermano mayor, ya que sabía bien dónde estaba el límite con los empleados.
Una vez que se instalaron y descansaron, Amanda les propuso a todos ir a caminar por los alrededores para familiarizarse con el lugar. Isabel rechazó la oferta alegando tener dolor de cabeza, pero Sebastián, Sofía y Diego aceptaron de buena gana.
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Cinco espinas tiene La Rosa✔️
Ficción históricaDISPONIBLE EN AMAZON EN E-BOOK Y EN PAPEL La novela «Cinco espinas tiene La Rosa», está ambientada en el antiguo Virreinato del Río de la Plata. Se narra la vida de cinco jóvenes españoles adinerados que se ven envueltos en una peligrosa trama llen...