Sofía tenía sentimientos encontrados respecto al compromiso de Amanda. Una parte de ella se alegraba de que su familia hubiera olvidado el arrebato de su hermana. Aun así, el dolor que le producía el rechazo de Pablo Ferreira había resurgido. Tal vez si Antony e
stuviera allí, todo hubiese sido más sencillo, pero continuaba en uno de sus viajes.Durante aquella semana solo dos temas eran recurrentes en el pueblo: la repentina desaparición de Juan Bustamante y la gran boda a la que todos habían sido invitados. Si bien Sofía quería lo mejor para su hermana, al mismo tiempo, temía que la magnitud del evento opacara su propia boda con Antony Van Ewen. La joven echaba mucho de menos a su prometido y la indiferencia que Diego mostraba hacia ella no hacía más que entristecerla.
Óscar Pérez Esnaola había mandado a traer a varios diseñadores y sastres de la ciudad. Al contar con tan poco tiempo para diseñar y confeccionar los atuendos de toda la familia, gastarían una fortuna. A Sofía le encantaba el vestido bordado en hilos de plata que le estaban realizando a una velocidad asombrosa, aunque nada podía compararse a las arcas de dinero que la tía abuela de Pablo había invertido en los preparativos de la fiesta.
Aquel día, eran tantos los invitados a la boda que muchos tenían que permanecer de pie. Tanto ricos como pobres lucían trajes de gala y era casi imposible distinguir a las personas pudientes de los campesinos. Por este motivo, Óscar le aconsejó a su familia que entablaran conversación solo con personas conocidas.
—Luce usted estupenda, señorita Sofía —mencionó un joven que acompañaba a la condesa.
Ella le regaló una sonrisa coqueta e inspeccionó el rostro del muchacho. Le resultaba familiar y tardó unos cuantos segundos en darse cuenta de que se trataba de Leónidas, el joven sirviente que había trabajado para su familia durante años. Se veía muy diferente. No solo lucía muy elegante con su traje de gala y su rostro impoluto, sino que además estaba un poco más alto de lo que Sofía recordaba.
—¡Leónidas! —exclamó al darse cuenta de quién era y la tía abuela de Pablo sonrió mostrando sus encías.
Mientras los mayores saludaban con cordialidad a la anciana, Sebastián abrazó con tanta fuerza a su amigo que se soltó de la mujer, quien estuvo a punto de perder el equilibrio y caer. Sofía pensó que quizás la condesa le hubiera dado empleo al muchacho.
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Cinco espinas tiene La Rosa✔️
Ficción históricaDISPONIBLE EN AMAZON EN E-BOOK Y EN PAPEL La novela «Cinco espinas tiene La Rosa», está ambientada en el antiguo Virreinato del Río de la Plata. Se narra la vida de cinco jóvenes españoles adinerados que se ven envueltos en una peligrosa trama llen...