Capítulo 10

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Me levanté de la mesa con calma y salí caminando tranquila, nada podrá conmigo.
- Señorita Gregson - Chase me estaba esperando en el auto con la puerta trasera abierta esperando para subir. Me acerqué confusa, ¿Harry estará dentro del auto esperándome?, me subí pero no había rastro de él.
- ¿Y el señor Thompson? - le pregunté a Chase sin entender nada.
- Se fue en taxi señorita, me pidió que la llevara a su casa - Respondió muy amable, asentí con la cabeza y cerró la puerta del auto para subir y ponerse en marcha.
Llegué a mi piso y al abrir lo primero que vi fue a Step, por fin me la encuentro, la necesito montones, corrí a abrazarla.
- Te extrañe tanto amiga - le dije, y ella gritaba de la emoción como siempre lo hace cada vez qué pasa más de un día sin vernos.
- ¡Cuéntame todo lo que ha ocurrido en esa revista estos días con esos dos huracanes! - dijo entusiasmada sentándose en el sofá.
- No me creerás todo lo que ha pasado - respondí sentándome a su lado.
- ¡Por favor empieza ya! - gritó con el rostro de sorpresa.
- Ayer fue tan intenso, que tuve que pedir hora a médico para excusar mi falta al trabajo, con eso te digo todo - dije levantando mis manos.
-¡¿Qué?! - preguntó atónita y con la mandíbula desencajada, en cuanto le conté que Harry me besó, que Taylor intento besarme y dijo que me quería recuperar, que Harry me dijo que no sentía nada por mi, lo encontré con otra en su oficina subiéndole el cierre del vestido, que después dijo que me quería conquistar, que Taylor me invitó a comer y que el anillo aún sería mío si yo quisiera y que vengo llegando de una cena con Harry que prácticamente se me declaro, pero después me dejo tirada, necesito una ortodoncista para volver a encajar la mandíbula de Stephanie.
- Necesito un martini - dijo tragando saliva y poniéndose de pie rápido camino a la cocina. ¿Supongo que tú necesitas uno con urgencia? - me dijo aún sin poder creer nada.
- No - le dije relajada, y Step detuvo todo lo que estaba haciendo.
- ¿Qué? - siento que yo no quiera un martini lo cree menos que mi historia, comencé a reír por la manera en que me estaba mirando.
- No quiero martini, esos huracanes no podrán conmigo - dije segura, ojalá tenga esta seguridad mañana cuando ocurra algo con alguno de los dos, más con Harry, con él todo es intensidad, con Taylor ya no, así que con el puedo manejar todas las emociones.
- Bueno, yo si lo necesito - se sirvió una copa y volvió a sentarse al sofá - presiento que tú corazón ya tiene dueño - asentí con la cabeza algo triste - ¿Entonces por qué permites que Taylor intente recuperarte?.
- Por qué siento que si Harry no me ve como una competencia a la cual ganar, simplemente no me verá - dije al borde de las lágrimas - ¡A maldita sea si necesito ese martini! - grité y comenzamos a reír con Step.
Al otro día me vestí de la mejor manera posible, la actitud siempre arriba, llegué a mi oficina y apenas entré vi un ramo de rosas blancas, fui ilusionada a tomarlas, eran muchas y muy lindas, ¿Será la manera que Harry tiene para disculparse por lo de ayer? Mi felicidad comenzó a sube mil escalones, me di la vuelta con una sonrisa, pero en cuanto vi a Harry parado desde el pasillo observándome molesto la sonrisa se me borró, Harry entró dando un portazo a su oficina  y yo me digne a leer la tarjeta que estaba en la rosas.

Este color me recuerda a ti, el blanco, y de blanco aún te imagino.
Taylor.

Me congelé de golpe, dejé las rosas en un lado, y la tarjeta igual. Traté de borrar de mi mente lo que acabo de leer en esa tarjeta, pero me tiene perturbada, comencé a trabajar, Harry ni siquiera ha salido de su oficina en las dos horas que han pasado, tampoco me ha llamado para pedir algo, como un simple café, así que decidí bajar a recursos humanos para seguir aprendiendo de la mano de Estela. Me dio la hora de almuerzo hablando con ella, me planteo diferentes problemas típicos y atípicos que han presentado en la revista con el personal y cómo manejarlos según las leyes y los contratos, por suerte no me he encontrado con Taylor, espero que haya estado toda la mañana en reunión. Aprendí mucho y he adelantado bastante el primer trabajo que debo entregar a la universidad, así que subí a buscar mi bolso a la oficina, pero en cuanto llegué a ella, me frene de golpe, esto debe ser una broma, abrí la puerta y el olor de las rosas casi me mando de una bofetada a la china, toda la oficina estaba repleta de rosas rojas de un color intenso, por todos lados, solo quedaba libre el espacio de la puerta y mi escritorio, sobre este había una tarjeta roja intensa, me acerqué a abrirla desesperada.

El Jefe De Mi Prometido (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora