Capítulo 7

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Giré temblando la manilla de la puerta y abrí, esos ojos que jamás olvidaría ahí estaban, esperando por mí. Entré con paso decidido y seguro, él me miraba de pies a cabeza.
- Lindos zapatos, tengo unos iguales en mi vestidor - dijo Harry lleno de arrogancia con segunda intención.
- No sabía que los Stilettos eran de tu gusto - respondí sarcástica, en estos momentos estoy agradeciendo haber visitado psicóloga, haberme metido al gimnasio, haberme cortado el cabello, estar llena de actitud, ser otra, porque la Mia anterior hubiese caído desarmada ante tal hombre.
- No son de mi gusto, pero si de las mujeres con las que me acuesto, tengo una colección de colores - Respondió arrogante inclinándose hacia atrás en su asiento de cuero, ¡cabrón!, es un hombre vacío Mia, pero si es un hombre vacío ¿Por qué su sola presencia siento que me está llenando?, en fin, esta vacío, no olvidar nunca - No te quedes observándome por favor, toma asiento - de lo único que me estoy llenando es de ganas de querer estrangularlo. No dije nada, me senté con toda la actitud provocadora que pude.
- Dígame señor Thompson, ¿Por qué me encuentro aquí? - dije segura sin titubear, esta vez soy otra, ya no soy la Mia que conoció, tímida y nerviosa, frente a mi actitud Harry frunció el ceño, me quedo observando unos segundos y se inclinó hacia la mesa.
- Su contrato señorita Gregson - me tendió unas hojas, debe estar de broma si piensa que haré la práctica aquí - Léelo por favor - dijo con la voz ronca y se puso a revisar otros papeles encima de su escritorio. Tomé las hojas y comencé a leer, salían mis datos completos, todos, uno por uno, hasta mi domicilio, seis meses sin verlo, él sabía mi domicilio y jamás me busco, la tristeza se comenzó a apoderar de mi pero la eché de mi cuerpo rápido. Comencé a leer mis funciones:

1- Estar en completa disponibilidad, al señor Harry James Thompson, socio mayoritario de GQ Magazine, las veinticuatro horas al día, los siete días de la semana.

Esto debe ser una maldita pesadilla, comencé a reír, debo estar metida en un mal sueño.
- ¿Qué te causa tanta gracia Mia? - preguntó levantando la mirada de sus papeles, envolviendo por completo mis ojos.
- Punto número 1: Estar en completa disponibilidad, al señor Harry James Thompson, socio mayoritario de GQ Magazine, las veinticuatro horas al día, los siete días de la semana. - comencé a reír, Harry levantó una ceja sin dejar de mirarme, me puse de pie y le tiré las hojas encima de su escritorio - No gracias señor Thompson, declinó su oferta - di media vuelta llena de actitud y comencé a caminar a la salida.
- Si tú rechazas este contrato Mia, me encargaré personalmente de que no encuentres un centro de práctica en ningún maldito estado del país ni este año, ni el que sigue, ni tampoco el siguiente - dijo fuerte golpeando su escritorio poniéndose de pie, volvimos hace 6 meses atrás, sus amenazas para volver de mi vida un infierno, la piedra en mi camino tiene nombre y apellido: Harry Thompson.
Lo estoy maldiciendo en estos momentos, echándole un embrujo, que se vuelva feo, que se le caiga el cabello, que le salga panza, que huela mal, que ninguna mujer vuelva a caer en sus redes, lo odio, lo odio como no había odiado nunca ha nadie.
- ¿Por qué haces esto? - le dije enojada.
- Porque puedo - la misma respuesta que hace 6 meses atrás, no quiero retroceder en todo mi avance, podría vender todas mis cosas y largarme a Londres, GQ está en toda Europa, maldita sea no tengo escapatoria - Siéntate a firmar tu contrato por favor - me pidió con su dedo haciendo el gesto que vuelva a mi lugar, como si me estuviera dominando con todo su poder.
Me senté, volví a tomar las hojas, y seguí leyendo, los siguientes puntos eran normales, lo común que debería hacer en mi práctica, en esta revista aprenderé demasiado, es una excelente oportunidad que nadie dejaría pasar, por lo tanto yo tampoco, nadie acabará conmigo nunca más. Llegué al punto del sueldo, miré la hoja, lo miré a él.
- ¿Qué? - preguntó haciéndose el desentendido.
- ¿Esto es anual? - le pregunté confusa.
- Mensual - dijo seguro.
-¡¿Qué?! Estás loco, soy una practicante no puedo ganar el doble que el mejor editor de GQ - le dije con la boca abierta completamente fuera de contexto.
- Yo soy el dueño, yo elijo cuánto gana cada persona en mi revista Mia, y como ya te diste cuenta no tienes otra opción que firmar , si no quieres ser una persona que abandonó su carrera en último año - dijo sarcástico. Firme enojada y le entregue las hojas.
- ¿Cuándo empiezo? - le pregunté molesta, puede que tenga que volver a visitar a mi psicóloga este año, si es quiero sobrevivir.
- El lunes, no te preocupes por las pocas clases que te quedan, ya esta todo solucionado con tu facultad, ahora te diría que eres libre, pero como acabas de firmar, creo que no, interesante el punto número uno - dijo con esa sonrisa de arrogante, como si acabara de ganar la mejor subaste de su vida, el mejor trato de negocio de la historia.
- Si no necesita nada más Señor Thompson - le dije levantándome de mi asiento.
- En realidad si, quiero un café por favor - dijo mirando sus papeles completamente relajado. Camine a la salida y pegué el portazo de mi vida, ni en los 6 años con Taylor había pegado un portazo de tal magnitud, me acerqué a la recepcionista que me arrastro a las garras del diablo.
- Disculpa, me puede indicar dónde preparan los café por favor - la chica me miró con lástima , hace seis meses que nadie me miraba con lástima, como si supiera que estoy en las garras del engendro del demonio.
- En ese pasillo al fondo esta todo para preparar café, sentarse a comer una colación, beber agua o simplemente relajarte un momento - dijo tratando de animarme.
- Muchas gracias - arrugue mi frente para que me dijera su nombre.
- Ana, dime Ana - dijo sonriente.
- Gracias Ana - le dije feliz y me dirigí a hacerle el café a Harry.
La sala era hermosa, había una máquina de café de último modelo, con varios vasos de café transparentes impecables, ni siquiera se que café toma, así que le prepararé el que me gusta a mí. Un cortado doble con endulzante, soy dulce, espero que le guste, o que no, me da igual. Con el café listo me fui directo a su oficina, golpeé, escuché su pase, y entré.
- Su café señor Thompson - me acerqué a su escritorio y se lo dejé encima. Me aleje lo más que pude y me quede de pie, no quiero tenerlo cerca. Acercó la taza a su boca, bebió un trago y se saboreó los labios con provocación y gozo, esto es una tortura, me están dando ganas de abalanzarme sobre él y besar esos labios.
- Mmm, delicioso, lleno de amargura, odio y resentimiento - dijo disfrutando el momento - amo el café que me preparan las mujeres - se le formó una sonrisa arrogante en su rostro y me dieron ganas de agarrar el café y dárselo vuelta en la cabeza, debo ser una mujer inteligente, no caer en su estúpido juego, así que me limité a quedarme de pie, quieta, sin emitir ni un sonido, ningún gesto, nada. Sonó el teléfono de su escritorio y presionó un botón.
- Ana - dijo con un tono serio.
- Señor Thompson, la reunión esta lista - dijo Ana desde el otro lado y a Harry le brillaron los ojos sin disimular su felicidad.
- Perfecto, agrega un puesto a mi lado Ana por favor - volvió al tono serio para hablar con su secretaria. Colgó y me miró.
- Tenemos una reunión esperando por nosotros Mia - se puso de pie y me hizo el gesto para que caminara delante de él, al llegar a la puerta, estiró su mano antes que la mía y abrió la puerta dejándome pasar, podrá ser un tirano, pero un tirano caballero, un hombre como Harry jamás dejará los modales de lado, el toque británico.
Me guío hasta los ascensores y presionó el botón, esperamos unos segundos hasta que las puertas abrieran y entramos. Por suerte hay más gente dentro, hubiese sido una tortura tener que utilizar el ascensor solo con él, con su presencia y con su olor. Creo que no es de mucha suerte, me agarró de la cintura y me arrinconó a un lado cerca de él, de manera posesiva, como si quisiera que nadie más me tocara o llegara a rozar, esto es mucho peor que ir sola en un espacio reducido.
Dos pisos más abajo, me empujo con su mano posesiva para hacerme bajar, y yo sentí lo mismo que 6 meses atrás, que jamás sacara su mano de ahí. Llamen a mi psicóloga por favor, es una urgencia.
Me encaminó por unos pasillos, hasta que nos paramos frente a una puerta doble inmensa, tomó las dos manillas y las giro, las abrió y me hizo pasar, caminé pero me detuve en cuanto me vista se cruzó con los ojos que me observaron durante 6 años despertar y dormirme. A Taylor se le tensó la mandíbula, frunzo el ceño y apretó el puño. Harry me guió hasta la silla a su lado y me ofreció el asiento, me senté y acercó mi silla, Taylor miró cada momento con detención, Harry se sentó a mi lado y se inclinó hacía a mí.
- De seguro se está arrepintiendo de cada gesto que no hizo contigo esos 6 años - me lo dijo en un susurro en mi odio que casi me derretí por dentro, lo que me impidió derretirme fue la mirada de Taylor y de todos en la mesa de reunión posadas en Harry y en mí.
La reunión comenzó y trataba de todos los puntos que entrarán en la revista del mes siguiente, cada editor tenía su presentación preparada, le tocó el turno a Taylor, en medio de su presentación Harry se echo para atrás en su silla y me acarició el cabello, Taylor se tensó de inmediato y se desconcentro en su presentación, yo miré con cara de odio a Harry, pero él se la estaba pasando en grande.
- Estará sintiendo Taylor lo que tú sentías cuando el se acercaba a las otras mujeres frente a tus ojos Mia - su tono de voz no fue de arrogancia - Disfruta este momento Mia - término de decir y se alejó un poco de mi para concentrarse en la presentación de Taylor. Jamás se me había pasado por la
mente lo que me acaba de decir Harry, yo no soy así, no soy ni orgullosa, ni vengativa, ni me gusta provocar celos o malos ratos en los demás.
- No lo voy a disfrutar porque yo no soy así - le dije tan despacio que solo él alcanzó a escuchar. Harry miró hacia el frente y noté que se le dibujó una leve sonrisa en su hermoso rostro.
Llevábamos como tres horas aquí dentro, hasta que decidieron dar unos minutos de receso, Harry de puso de pie antes de mi, y me ayudó a ponerme de pie dándome las manos, todos comenzaron a salir de la sala, y yo bueno, estoy a completa disposición de Harry, así que me quede de pie esperando su movimiento.
- Mia si quieres te puedes retirar, te espero el lunes a primera hora - dijo serio.
- Gracias señor Thompson - respondí neutra y me digne a marcharme.
En cuanto puse un pie fuera de la sala de reuniones sentí que alguien me tiró fuerte del brazo.
- ¿Qué estás haciendo aquí Mia? - Taylor estaba furioso.
- Mi práctica, suéltame por favor - le dije sin alterarme, completamente dentro de mis casillas.
- ¡Ja! Tú práctica, ¿Estás loca o qué? No sabía que coquetearle a mi jefe en frente de todos se llamaba hacer práctica y justo en la revista donde trabajo yo, de todas las que existen en Nueva York, jamás esperé esto de ti - dijo molesto ¿Se está victimizando? ¿Está celoso?.
- Algún problema señor Rylie - la voz de Harry hizo sobresaltar a Taylor, este me soltó de inmediato.
- No señor Thompson - dijo con tono sarcástico y se marchó caminando, yo agaché la mirada antes de que los ojos de Harry me atraparan, seguí mi camino a los ascensores con ganas de llorar, no puedo caer, no me permitiré caer, ya viví esto una vez y sobreviví, esta vez soy más fuerte, esta vez también sobreviviré a todo esto, sobreviviré al daño que quiera volver a hacerme Harry y a los insultos de Taylor, no caeré, jamás me daré por vencida, un año y tengo mi título, todo es por mi y para mí. Comencé a presionar con desesperación el botón del ascensor para que se abriera, pero el mundo parece que me odia y el ascensor no llegó nunca al piso en que me encontraba. Sentí otra vez un agarré, pero esta vez un agarre completamente diferente al anterior, un agarre con pasión y calor.
- ¿Estas bien? - preguntó con culpabilidad en los ojos, ¿Harry sufrirá de trastorno bipolar? Es muy probable que si. No me puedo creer que me esté preguntando si estoy bien, me acaba de amenazar para firmar un contrato que me deja a su plena disposición y le saca celos a mi ex prometido para hacerlo enfadar conmigo, y aún tiene el descaro de preguntarme si estoy bien, ¿Qué querrá que responda? Que no, así se dará por satisfecho son todo lo que me acaba de hacer hoy. Junté mis labios para aguantar el llanto y moví mi cabeza diciendo si, no quise mirarlo a los ojos, siento que los tengo vidriosos, no quiero que los note.
- Qué bueno, nos vemos el lunes - dijo completamente neutro y se marchó. Diagnóstico: Trastorno de bipolaridad.
El ascensor llegó y me metí dentro, me relaje al instante al salir de ese piso. Tomé el metro y prácticamente corrí por las calles para llegar de prisa al piso que ahora comparto con Step. Al llegar entré y cerré la puerta fuerte, me apoye en la puerta y al fin pude respirar, como si hubiese venido arrancando de algo o de alguien.
- Mia ¿Qué te pasó? - preguntó preocupada Step al verme así, yo llegué a saltar cuando me hablo, la adrenalina la tengo por las nubes.
- Parece que estoy encerrada en una pesadilla - le dije seria mirando para todos lados - pégame una bofetada, tienes que despertarme - le dije rogándole de rodillas en el piso, Step comenzó a reír.
- ¿Qué rayos te pasa? Estás loca - aún reía - Cuéntame como te fue en la práctica - dijo caminando a la cocina sacando dos copas y el martini para celebrar ¿Piensa tomar a esta hora? Miré mi teléfono, son las tres de la tarde, ¡¿QUÉ?! ¡Las tres de la tarde!  Estuve todo el día en el infierno, pensé que en el infierno los siglos equivalían a solo minutos de la tierra, no al revés, yo sentí que estuve solo una hora, a lo mejor mi mente se protegió estando solo una hora ahí, y el resto de las horas en otro lado.
- Llamando a tierra a Mia - dijo Step emitiendo sonidos para hacerme salir de mis pensamientos, no fue un sueño, y los sentimientos después de la baja de adrenalina comenzaron a salir a flote, una lágrima comenzó a caer por mi mejilla -¡Mia por dios habla ¿que te pasa?! - gritó Step preocupada al ver cómo las lágrimas comenzaban a salir.
- Harry es mi jefe y Taylor mi compañero de trabajo - dije con la voz quebrada levantando los hombros, Step soltó su copa y esta cayó en el suelo haciendo añicos.
- Estás de broma - dijo con la boca abierta, negué con la cabeza y me tapé mi rostro con ambas manos - ¿Por qué aceptaste? - decía Step confusa acercándose a mí.
- Porque Harry me volvió a amenazar - le confesé casi sin voz, Step no dijo nada, estaba con la mirada perdida en cualquier parte, sin un horizonte fijo.
- Voy a abrir la botella de Martini, y tú me contarás absolutamente todo, tienes que soltar todo - dijo saliendo de su trance y reaccionando.
Le conté desde el momento en que el profesor Robert me dijo que lo viera en su oficina después de clases, cada detalle, cada palabra que utilizó Harry, cada palabra que utilizó Taylor, cada palabra que utilicé yo.
- Quiero saber por cuál de los dos estás así Mia, ¿Por Harry o por Taylor? - fueron tantas emociones que no me había detenido a pensar en esto, porque me siento tan mal, que me afectó tanto, y saber cual es la razón hizo que se me revolviera el estómago.
- Se que debería contestar que fue porque me reencontré con mi ex prometido, pero te mentiría - confesé triste - las palabras de Taylor no me afectaron en lo más mínimo, lo que me afectó fue que Harry lo provocó a propósito, provocó que Taylor me tratara así, y eso me afecta demasiado, que me vuelva a amenazar, que me quiera hacer daño por diversion, que quiera jugar conmigo porque está aburrido en el trabajo, sin que le importe ni siquiera un poco el daño que me está haciendo, darme cuenta de que no le importo nada, ni yo, ni mis sentimientos - comencé a llorar con ganas, duele darme cuenta de esa verdad, sobre todo después de haberlo visto y sentir lo mismo que sentí hace seis meses atrás, como si solo hubiese pasado un día y no noventa.
- Lo que Taylor y Harry no saben, es que tú eres otra Mia completamente diferente, esta vez no podrán contigo y tú serás capaz de demostrarlo todos los días del maldito año - dijo Step convencida y empoderada chocando nuestra séptima copa de martini - Lo que tú harás mi buena amiga, será hacer realmente bien tu trabajo y salir con alguien de esa oficina - Creo que a Step le subieron los martini a la cabeza.
- Yo no quiero hacer eso - dije riendo por su tonta idea - No necesito sacarle celos a ninguno de los dos, no quiero demostrarle que soy mejor que ellos solo por salir con otro chico - dije segura y convencida.
- Ves que ahora eres la Mia fuerte, si no necesitas demostrarle nada a ellos, es porque en realidad sabes de sobra que serás capaz con ellos dos - dijo levantando sus manos y tiene toda la razón, parece que si sirve que nos suba el martini a la cabeza.
Desperté el sábado con una resaca que no tenía ganas de levantarme de la cama, mi amiga igual, así que pedimos comida a domicilio y vimos películas acostadas todo el día, hicimos un repaso por nuestras favoritas, Dirty Dancing, One Day, Iron Man, vimos algunos capítulos de Lucifer, a ese diablo si que le firmo un contrato de cualquier índole sin estar bajo amenaza, y por supuesto Sex and the City y El Diablo viste de Prada, las dos películas que hicieron que Nueva York fuera nuestro sueño, fue lo mejor del mundo, recordé cuando estaba en la duda de venir o no a Nueva York tras Taylor, y lo que realmente me convenció fueron esas películas y mi amistad con Step. Ni siquiera recordé todo lo que pasó ayer, ni lo que me vendrá el lunes.
- ¿Qué haremos hoy? Podríamos elegir tus outfits de toda la semana - dijo Step despertando en día domingo, la verdad ya no tengo ganas de arreglarme para ir a esa oficina, mientras menos me arregle, más desapercibida, menos problemas, no se que rostro habré puesto pero Step me está mirando con el ceño fruncido - A no Mia, tú irás arreglada todos los días a esa oficina, ¿si hubiese sido cualquier otra como hubieses ido? ¿Arreglada cierto? No dejes que ellos dos arruinen todo el avance de 6 meses de amor propio - sonreí con todo lo que me dijo, porque tiene razón y me acaba de transmitir toda esa energía positiva que está irradiando Step en estos momentos, se pronto se me ocurrió una idea genial.
- y si en vez de elegir outfits aquí en el piso, nos vamos de compras de muchos outfits - grité eufórica.
- Cálmate, sólo trabajas en una cafetería - dijo riéndose por mi entusiasmo.
- El sueldo que me pagará Harry Step, ahora puedo gastar el dinero que tengo en mi tarjeta solo en ropa y no dejar guardado por si me faltaba para fin de mes - dije feliz.
- Tienes razón, venga ya, a levantarse - dijo corriendo a la ducha.
Estuvimos todo el día recorriendo tiendas por todo Manhattan, probándonos todo tipo de prendas, de todos los estilos, la pasamos demasiado bien, almorzamos en un local de hamburguesas delicioso, y Step me eligió mi outfit para mañana.
- Esta vez irás con esto - dijo mostrándome un pantalón negro de tela mientras movía las cejas.
- Pero ese pantalón me queda muy ajustado, es como una segunda piel prácticamente - le dije tomando el pantalón, es bastante cómodo, pero realmente se me ajusta mucho a todo el cuerpo.
- ¿Y qué? Es negro de tela, es para oficina, que a ti te quede perfectamente bien no le quita que sea para trabajar - Step me miró de la manera en que me miraba antes, tratando de convencerme de ponerme ropa que me quedaba bien, pero yo no lo hacía por mi inseguridad, se me corto la respiración pensar que por culpa de todo lo que está pasando retrocederé en este proceso.
- Tienes razón y me pondré una blusa negra dentro del pantalón para resaltar aún más mis caderas y mi cintura - dije convencida, Step comenzó a aplaudir por mi actitud y me abrazo.
- ¡Siiii! Siempre avanzar, nunca retroceder - gritó.

Llegó el lunes y para agregarle más seguridad a mi actitud, me puse unos Stilettos rojos y me maquillé los labios del mismo color, me siento invencible, ni Harry ni Taylor podrán conmigo. Los nervios hicieron que me levantara rápido de la cama apenas sonó el despertador a las 6AM, hubiese sido cualquier otra circunstancia se que me hubiese costado una vida entera levantarme.
A las 8 AM estaba entrando por las puertas GQ, salude a Ana y seguí avanzando hasta la oficina de Harry, toque y escuche su voz desde el otro lado.
- Pase - entre decidida, me miró de pies a cabeza, sentí que la temperatura comenzó a subir por la manera en que me miraba, siento que no puedo controlar lo que él me provoca - ¿Para ti esto es a primera hora? - dijo molesto con los ojos más azules que verdes, la temperatura acaba de bajar, y siento frío. No fui capaz de responderle nada, he avanzado mucho, pero aún me cuesta plantarle cara a las situaciones, aún me quedo callada, me estoy poniéndose nerviosa, a lo mejor debería ir donde el profesor Robert y contarle todo, dejar la carrera botada y estudiar algo que jamás tenga que relacionar a alguna revista - Ven te mostrare tu oficina - dijo rompiendo la tensión ya más relajado, y yo sentí que expulsé todo el aire de mis pulmones, pero pensar que con lo cabrón que es Harry, me ponga al lado de Taylor, me volví a tensar de inmediato. Salimos de su oficina y se detuvo frente a su puerta, había una oficina de vidrio, no tan grande y se ve muy acogedora, abrió la puerta y me dejó entrar - Esta es - dijo relajado.
- Pero es en frente a tu oficina - le dije confusa - yo debería estar en recursos humanos, en otro piso.
- Nunca olvides el punto número uno - Esta loco, este tipo esta loco, estaré en el mismo piso que los dueños solo porque él está aburrido - Trabajarás en esta oficina, pero cualquier cosa de recursos humanos, información y dudas tendrás que bajar a realizarlas, aprenderás mucho, pero desde acá - dijo seguro, le faltó agregar un «pero desde acá, donde pueda disfrutar haciendo de tu vida una miseria»
Asentí con un leve movimiento de cabeza, en la oficina está todo nuevo y reluciente, jamás pensé que tendría una oficina, estoy feliz por esto, pero me entristece saber de la manera en que están llegando estas oportunidades.
- Antes de que te pongas a hacer tu trabajo que te espera en ese computador, espero mi café - dijo saliendo de mi oficina, entrando en la suya, cerrando de un portazo.
Salí y me dirige a la máquina de café, le preparé el mismo café que ayer, no lo pienso cambiar hasta que él lo diga, no soy adivina. Llegue a su oficina y toque la puerta, me dio el pase y entré con el café, me acerqué, se lo dejé en el escritorio, di media vuelta para marcharme pronto de ahí.
- Mia podrías mover ese archivador de allá arriba, a la estantería que está allí abajo - dijo con un tono neutro, di media vuelta a observarlo y estaba inclinado hacia atrás en su silla mirándome, miré la estantería que estaba al lado izquierdo de él, era grande, bien cuidado con muchos libros y archivadores, me acerqué segura a la estantería - la segunda de allá para acá - está muy alta, y él lo sabe, perfectamente podría hacerlo él, alcanza de sobra, pero la idea es fastidiarme, sin objetar nada me limité a hacer lo que me manda. Me puse de puntillas en mis Stilettos lo que más pude, apenas la alcanzo, sentir su mirada por mi cuerpo como me quema me esta haciendo mucho más difícil llevar a cabo esta tontería, con un dedo logré tocarla y comencé a moverla de a poco, hasta que la logré sacar y a sujetarla antes de que cayera en mi rostro - Cámbiala por esa de allá abajo - señaló un archivador de la primera corrida del estante, me arrodillé en el suelo, comencé a sacar el archivador y esta jodidamente pesado, este archivador no podré ponerlo arriba, se me caerá en el rostro lo sé, puse el otro archivador en su lugar y me puse de pie, di media vuelta a observarlo, como se la debe estar pasando en grande a mi costa, pero no me miraba con risa, me está mirando de una forma completamente diferente que no me está gustando para nada, porque mi cuerpo está reaccionando de una manera que tampoco me está gustando. Me giré para intentar llevar el archivador a la estantería más alta, y esta vez tuve que utilizar los dos brazos, se me va a caer en el rostro, ya lo tengo asumido antes de que suceda, pero antes de perder la batalla contra el archivador, Harry se puso tras de mí, lo tomo con su mano y lo acomodó en la estantería, sentir su cuerpo rozándome hizo que mi cabeza hiciera corto circuito de inmediato, no quiero mal gastar mi energía, yo estoy llena de amor, no quiero que una persona vacía me lo quite para malgastarlo en la cama con cualquiera no lo puedo permitir, Harry llevo una mano a mi estómago y me acercó mas a él, no, tengo que salir de aquí, pero mi cuerpo no está reaccionando, mi cuerpo lo está deseando, me giro entre sus brazos y esos ojos me atraparon de inmediato, acabo de caer hipnotizada como la primera vez que me miró, ya no es una situación de querer, es una situación de necesidad, necesito que me bese, lo estoy necesitando tanto como respirar, tanto como que sus manos sigan en mi el resto de mi vida.

El Jefe De Mi Prometido (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora