Capítulo 24

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MIA

- Odio a Step, odio a Harry, ¡Odio a todo el mundo! - le dije a José mientras bebíamos Martinis sentados en el suelo apoyados en el sofá. José se puso a reír.
- Eso te pasa por arrebatada - me miró desafiante.
- ¿Qué hubieses hecho tu? - le pregunté alterada.
- Tienes razón, después de haber escuchado que quiere seguir siendo soltero hubiese tomado mis cosas en el momento y me hubiese largado de ahí, no me hubiese ido a dormir y menos dejar que me tocara - me abrió los ojos como platos.
- No me pude resistir a los encantos Thompson - me pase las manos por mi rostro molesta - Necesito a Step aquí, no puedo creer que haya tenido planes justo hoy - chillé haciendo berrinches.
- ¡Hey! confórmate conmigo por el momento - dijo arrugando la frente.
- Necesito saber que opinas entonces ¡Habla José! - prácticamente le rogué.
- Siento que te estás apresurando demasiado Mia - tiene razón soy la mujer más dramática del planeta tierra - No porque tú te hayas enamorado desde la primera vez que te acostaste con él, significa que la otra persona también se enamoró de inmediato, a lo mejor él si quiere estar contigo, pero no siente que esté enamorado, a lo mejor a él le toma tiempo todo esto - me dejaron pensando sus palabras, por un lado le encuentro razón que a lo mejor yo me estoy apresurando demasiado, quiero que me diga que me ama ¡ahora ya!, pero por otro lado se me rompe el corazón que esta sea la realidad, que él no me vea como yo lo estoy viendo a él - Mia no te des por vencida con Harry, no porque él quiera seguir soltero tú lo vas a soltar y lo regalaras a las sueltas de Manhattan, tienes que mantenerte ahí, firme, tratando de enamorarlo cada día, si sigues con esos berrinches de niña pequeña que quieres que te digan que te aman cada cinco minutos lo terminarás alejando tu sola - sentí un tirón dentro de mí, eso acaba de suceder hace un rato, insistió en que me quedara y yo seguía molesta por lo que escuché que hablaba con Nate, así que le dije que no a todo, cuando salí de la ducha él ya no estaba, se había marchado dejando a Chase por mí, ni siquiera se despidió, se aburrió de insistir y de mi actitud.
- ¡Soy una tonta! - grité y me puse a llorar, a lo mejor debe ser el alcohol.
- ¡Deja el dramatismo! - gritó José sacudiendome con fuerza.
- No puedo - dije haciendo pucheros.
- ¡Si puedes! - volvió a gritar - Tú mañana mismo volverás a ese piso con la excusa de que extrañas a Clifford y si el te pide que te quedes tú te quedas - dijo decidido, yo solo moví mi cabeza mientras me limpiaba los mocos y las lágrimas, de pronto caí en la cuenta de que no le había contado gran parte de lo qué pasó el fin de semana a José, abrí los ojos enormes y me tape la boca - ¿Qué pasó? - dijo imitando mi rostro.
- Taylor lo sabe todo y él andaba en ese evento con la mujer del cierre de llama Rebecca - dije rápido sin pensar en las palabras que utilicé.
- ¿Qué? ¡¿Qué?! - gritó confuso sin poder creerlo, así que ahí tuve que empezar a explicarle todo desde el inicio, cuando apareció Rebecca en el piso, cuando nos encontramos con Taylor y Rebecca en el evento, la sobrina de Harry, Christian en Central Park, había olvidado todo, José estaba en shock mientras hablaba y me regañaba cada 5 minutos por haber olvidado contarle todo eso y yo solo lloraba porque Harry le confesaba a su primo y mejor amigo Nate que quería seguir siendo soltero.

Al otro día desperté con una reseca horrible, Step no llegó a dormir, me duché y me preparé para ir a trabajar. El día de me hizo eterno, entre los dolores de la resaca y el enojo con Harry, se me ha hecho eterno, no hemos hablado, no me ha llamado, no me ha mandado ningún mensaje. A la hora de almuerzo preferí quedarme en mi oficina, no tengo hambre, me duele la cabeza, quiero estar sola y tratar de dormir unos minutos, de pronto sentí la puerta abrirse fuerte, me asusté.
- Tu y yo tenemos que hablar - dijo Taylor enfadado acercándose a mí de manera imponente, yo tragué saliva quedándome en blanco y temblando de miedo.
- Estas en mi trabajo, compórtate o te vas - dije armándome de seguridad ¿Quién se cree que es? ¿Por qué lo dejaron entrar?, Taylor se rió burlándose.
- No porque seas la entretención de mi jefe significa que tú puedes mandarme Mia, claro ahora cómo sales con el señor Thompson te crees la dueña de todo - dijo sarcástico burlándose de mí.
- Ándate por favor Taylor - le pedí completamente enfadado, se merece una buena bofetada.
- No hasta que me expliques cómo terminaste enredada en la cama de mi jefe ¿Te ofreció la práctica? - me puse a llorar y le pegué la bofetada, se la merecía.
- ¡¿Qué crees que soy Taylor?! - le grité fuera de control.
- ¿Cómo sucedió Mia? - preguntó con los ojos llenos de odio sobando su mejilla golpeada con su mano - ¿Me dejaste por él cierto? - sus ojos cambiaron a tristeza y decepción, se sentó y se llevó las manos al rostro - No puedo creer que hayas tirado todo a la basura por un rato con mi jefe Mia - dijo con la voz quebrada botando aire - Yo te amo Mia - terminó por decir con los ojos vidriosos, sus palabras me dejaron haciendo eco dentro de mí, Harry no quiere anda serio conmigo, a lo mejor Taylor tiene razón, Harry solo está experimentando conmigo lo que es tener a alguien al lado, pero sin la responsabilidad de tener algo serio, Harry se aburrirá y me echará a volar de su vida. No fui capaz de responderle nada a Taylor, solo me puse a llorar - Lloras porque sabes que es verdad - terminó por decir y yo siento que el dolor de esa verdad solo crece. Taylor de puso de pie y se acercó a mí, me abrazó y me deje abrazar, me comenzó a hace cariño y yo no puedo controlar el llanto - Mia estoy tan enamorado de ti que pase lo que pase yo estaré aquí, esperando por ti - admitió con absoluta sinceridad. No quiero que me bese, a pesar de todo mi cuerpo el único calor y olor que reconoce es el de Harry, así que me separé unos centímetros. Taylor me conoce hace años y me conoce tan bien que debe haber adivinado de inmediato por mi reacción que Harry no quiere pedirme que sea su novia.
- Gracias - le dije con cariño, y Taylor me cerró un ojo, se quedó unos segundos observándome, me tomó del rostro y me dio un suave beso en la frente, presentí que algo mas quería decir, pero no lo hizo, se marchó, jamás le podré admitir que le fui infiel, no tengo esa valentía, no quiero destruirlo, lo nuestro ya se acabo, no quiero causarle más daño diciéndole ese tipo de cosas. Debido a esto el día se me pasó aún más lento, José intentó no preguntarme por la visita de Taylor o preguntarme si Harry me ha llamado, se que fue duro para él aguantar hablar sobre eso, pero lo hizo, solo me hablaba tonteras durante el día para despejar mi mente, a la hora de salida solo me dijo "Ve por ese hombre" y me cerró un ojo.
Y aquí estoy, parada frente al edificio de ese hombre, armándome de valor para poder entrar, tengo que admitir que tengo miedo, miedo de entrar y que mi entrada esté prohibida.
- Buenas tardes Señorita Gregson - dijo el conserje que me ha visto en los peores momentos de mi vida, aún no sé su nombre, me gustaría preguntárselo, pero no sé si se molestará si se lo pregunto.
- Buenas tardes ¿Señor? - dejé la pregunta en el aire para ver si me responde con su nombre.
- Charles - respondió amable, yo sonreí.
- Buenas tardes señor Charles - repetí esta vez sonriendo y él asintió con su cabeza.
Tomé el ascensor, traté de recordar todo lo que me dijo José la noche anterior, que Harry es mío, que vengo por él, a seducirlo, a provocarlo, a convencerlo de que es mío y solo mío llenándolo de besos y caricias. La puerta del ascensor se abrieron y lo olvidé todo, quedé en blanco, Harry estaba sentado en el sofá, con el cuello hacia atrás mirando quien viene entrando a su humilde hogar.
- Hola - dije sonriendo nerviosa, Harry se puso de pie y caminó hasta a mí.
- Hola preciosa ¿Cómo estás? - No puedo descifrar su actitud, se que está sorprendido por tenerme aquí, no hablamos en todo el día, el desapareció ayer y me imagino que molesto, pero aún siento en su tono de voz algo de ¿Cansancio? Espero que ese cansancio no sea de mí.
- Bien y tú - me puse el cabello detrás de mi oreja nerviosa, vamos Mia sedúcelo, lánzate a sus brazos, provócalo.
- Bien - me observó de arriba a abajo.
- Solo vine a ver a Clifford - solté sin pensarlo, Harry sonrió enfadado y miró hacia el lado.
- Claro - expulsó aire - el perro - dijo caminando de vuelta al sofá, ay ¿por qué nada me resulta como yo quiero? Soy la peor, no sirvo para seducir, ni coquetear, ni provocar. Tomé a Clifford me senté en el suelo con el y lo acaricié unos minutos, le puse la correa y tome algún juguete.
- Iremos a pasear al parque ¿Quieres venir con nosotros? -  ¿Enserio Mia? Ir a pasear al parque ¿A eso viniste Mia? José estaría decepcionado de mí.
- Si por qué no - dijo poco convencido del plan, algo desinteresado.
Tomé a Clifford, sus cosas y me metí al ascensor, Harry entró enseguida. Al llegar a Central Park dejé a Clifford en el suelo y solo tomé la correa, vi que venían un grupo de mujeres jóvenes caminando hacia nosotros, Harry va perdido en sus pensamientos, pero definitivamente las mujeres vienen con los pensamientos en el hombre que tengo al lado, sin dudarlo tomé su mano y entrelacé nuestros dedos, Harry me miró enseguida, pero yo traté de mantenerme concentrada en Clifford y el alrededor, para que él no notara que lo hice porque venían caminando mujeres. Harry no habla, tengo que hacerle caso a José, tengo que tomar yo la iniciativa, o si no lo alejaré aún más, pero es que ¿Qué ganas de tomar la iniciativa tendré con alguien que no quiere dejar su soltería de lado? Lo intentaré y el resultado será el mismo, haga lo que haga él seguirá escogiendo ser un soltero codiciado de Manhattan, "Es mejor intentarlo" José me lo repitió muchas veces anoche, tiene razón, puede que si logré que Harry se enamoré de mí.
- ¿Qué pasó Mia? - su pregunta me sacó de mis pensamientos.
- ¿Qué? ¿por qué? - le pregunté confusa.
- Te soltaste - dijo mostrando su mano, la miré, solté su mano, inconscientemente cuando recordé en mis pensamientos que él quiere seguir soltero solté su mano.
- Lo siento, fue sin intención - respondí rápido - ¿Amor sucede algo? ¿En el trabajo? - se ve que está agotado y cansado del mundo, volví a tomar su mano y esta vez me detuve.
- Nada que no se pueda solucionar - respondió relajándose un poco. Cuando yo tengo días malos, pienso en él, que él estará para contenerme, para hacer mis días tristes felices, para hacer mis días grises soleados, para convertir la amargura en dulzura, para convertir la rabia en amor. Yo quiero ser eso para él. Sin pensarlo me acerqué a besarlo con dulzura, para quitar toda amargura que esté saboreando, lo besé de manera lenta, para eliminar todas las nubes que estén tapando su cielo. Extrañaba tanto sus labios, sus besos, que me deje llevar, me colgué de su cuello, y solté a Clifford.
- ¡Clifford! - grité soltándome de él, Harry se dio cuenta y se puso a correr, alcanzó a pocos metros la correa del perro. ¿Por qué tengo que ser tan torpe? Arruine el momento del beso, definitivamente no sirvo para seducir. Harry tomó al perro, me puso los ojos en blanco, yo levanté mis manos y me puse a reír - En mi defensa todo esto es tu culpa.
- ¿Mi culpa? - me preguntó de manera exagerada.
- Si, ves lo que provocan tus besos que hasta solté a mi bebe - dije acariciando al cachorro hablándole como un bebe. Harry me miró y se puso a reír.
- Te extrañaba - sus ojos me tienen loca. Se a lo que se refiere con que me extrañaba, hemos estado todos los días juntos, pero lejanos, sobre todo ayer, José tiene razón, Harry vale la pena y la alegría, lo vale todo, como para no rendirme nunca, seguiré intentándolo hasta que se enamore de mí.
- Yo también - volví a besarlo pero Clifford se lanzó a lamer mi rostro y me tuve que alejar.
- Vámonos a casa - me cerró un ojo algo seductor, se lo que quiere, Harry es como dinamita, siento que piensa todo el día en hacer el amor, no sé cómo decirle que no podré estos días, ¿Y si invento una excusa que tengo un compromiso y debo irme? No, lo voy a alejar, es algo normal que nos sucede a las mujeres, lo entenderá o eso espero, un momento ¿Es por esto que andaré tan sensible, llorona y todo me afecta? ¡Ay que terrible!
Llegamos devuelta al piso, Harry soltó a Clifford y me agarró a mi de la cintura desesperado, me besó eufórico y no me di cuenta que me había empujado varios metros hasta que choqué con la isla de la cocina, Harry me abrió la chaqueta la dejó caer, subió mi suéter, maldita sea aquí lo tengo que detener, no alcanzo a sacármelo cuando lo sujete de las manos, se frenó y me miró molesto.
- ¿Qué? - preguntó irritado.
- No puedo - Siento que más se está enfadando.
- ¿Cómo que no puedes? ¿De qué se supone que me estás castigando ahora? - está hablándome sarcástico y a la defensiva.
- De nada, es solo que no puedo, es de esos días - me detuve, que vergüenza, me da mucha vergüenza, siento que me estoy poniendo roja. El rostro de Harry cambió y me observó con ganas de reír ¿Por qué le causa risa?
- Ya entendí, siempre se puede - dijo seguro.
- ¿Qué? No, estás loco - admití mirándolo sorprendida, Taylor jamás me tocó en esos días femeninos.
- Si, loco por ti - dijo riéndose, me enredé en su cuello y volví a besarlo, Harry se alejó un poco - ¿Y qué me dices? - preguntó ¿Estará de broma?
- ¿Me lo decías enserio? - pregunté riéndome.
- Claro que si - dijo poniendo los ojos en blanco lleno de seguridad.
- ¿Cómo? - estoy algo tímida, nerviosa y sorprendida.
- Yo te enseñaré como - me cerró un ojo y yo tragué saliva nerviosa pensando en todos los pecados inimaginables que me hizo, me hace y me hará cometer este hombre.

- ¿Tienes planes esta noche? - le pregunté cuando salí del baño vestida.
- No ¿Por? - preguntó con la toalla alrededor de la cintura.
- Para quedarme aquí contigo - ojalá me hubiese salido más seguro el tono de voz.
- ¡Al fin! - gritó levantando las manos al cielo.
- Oye - lo regañe frunciendo el ceño.
- Mia te pedí muchas veces que te quedaras aquí - respondió explicándose.
- No pienso irme nunca más, ahí verás si te gustará tanto tenerme aquí molestando todos los días - le dije burlándome.
- ¿Estoy soñando? - preguntó enojado.
- ¿Qué? ¿Por qué? - pregunté confusa.
- ¿Mia por fin se dio cuenta que eso quería Harry desde el principio? - su tono de voz de confusión absoluta me hizo reír, y yo no puedo creer que haya confesado que era eso lo que quería del principio.
- Mia es bobita - respondí acercándome. Harry se rió, se pasó las manos por el cabello para despeinarlo y quitarle un poco de agua, y dejó caer la toalla al suelo, solo por inercia me tape los ojos y di media vuelta, él rió aún más fuerte - Yo, es que, yo no me acostumbro - confesé titubeando dándome la vuelta de nuevo, aún me sorprende su facilidad de desvestirse, yo le daba ese espacio de privacidad a Taylor, y para que decir, Taylor obviamente me lo daba a mí, me avergonzaba que me viera completamente desnuda.
- Tranquila, te acostumbrarás - me cerró un ojo y caminó a su vestidor, dios mío santo, siento que la baba se me está saliendo de la boca. Salió con unos bóxer y unos pantalones - Te invito a cenar - moví mi cabeza feliz aceptando su invitación tratando de dejar de mirarlo - Se que me encuentras irresistible, pero por favor no me mires tanto que me gasto - dijo burlándose, resople y puse los ojos en blanco caminando fuera de la habitación, cuando salí me puse a reír nerviosa por lo que me dijo. Llegué al salón y me puse a jugar con Clifford mientras Harry bajaba.
- Son tan adorables - sentí sus pasos cerca con ese tono de voz burlón.
- Ay yo si nos considero adorables - le dije haciéndole un puchero por sus palabras. Harry nos observó con ternura, no dijo nada, movió su cabeza sacudiéndola.
- Vamos - terminó por decir caminando por el lado de nosotros.
- No te vayas, ayúdame - estiré mis manos hacia él. La verdad es que obviamente me puedo poner de pie sola, pero quiero que me consienta.
- Regalona - me respondió frunciendo el ceño ayudándome a ponerme de pie.
- Solo cuando se trata de ti - enredé mis manos en su nuca - Quiero que me regalonees siempre amor - odio que en estos días me vuelva tan sensible y necesite tanto amor.
- Siempre princesa - Ay siento que me derrito. Tiré de su cuello para acercarlo más a mí, y le di un suave beso.

Fuimos a cenar a uno de esos restaurantes que Taylor amaría poder entrar, en donde el nombre está en francés al igual que toda la carta menú, yo no entendía nada, Harry me explicaba cada plato para poder escoger uno, y me hizo pronunciarlos, pero en un momento me hizo cerrar la boca, pensé que era porque lo estaba haciendo muy mal, hasta que me dijo que estaba excitándose, tuve que contener las risotadas y reírme casi en silencio por los nervios, para no irrumpir con la tranquilidad del local.
- Je t'aime Mia - soltó mirándome fijo.

El Jefe De Mi Prometido (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora