Capítulo 34

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MIA

Las puertas del ascensor se abrieron y sentí el grito de Harry de inmediato.
- ¡Hey! ¡Mira Clifford quien se dignó a aparecer! - Harry está tirado en el piso muerto de borracho abrazado de Clifford, con su espalda apoyada en la isla de la cocina. Caminé con el paso decidido hasta ellos.
- Vine por Clifford - le dije firme sin titubear.
- Lo sé, siempre te importó más el perro que yo - me miró de arriba a abajo lleno de rabia - Te veo bien, tanto escándalo el de ayer pensé que aún estarías llorando - se puso a reír burlesco, fue un error venir, pensé que Harry no me podría destruir más, pero me equivoqué, porque ahora lo está haciendo - ¿O debe ser porque viniste acompañada? Dime ¿Taylor te esta acompañando esta noche? ¿Anoche te fue a consolar a tu cama ese bueno para nada? - agarró la botella de whisky y se la echó a la boca, si sigue bebiendo de esta manera terminará con un coma etílico, la prensa lo hará añicos, sus padres se molestarán, me tiré al suelo a quitarle la botella de las manos - ¡Hey tú y yo no somos nada! ¡Ya no tiene porqué importante que yo beba!.
- Se que tú y yo nunca fuimos nada, no tienes porque seguir repitiéndolo - contesté molesta, me puse de pie y me acerqué al lavaplatos a vaciar la botella para que no beba más.
- Tu y yo lo éramos todo Mia - escuché la voz de Harry y me acerqué de inmediato a mirarlo, ¿Harry está llorando? - ¿Por qué tú no estás llorando Mia? - he llorado tanto por él que ya no me quedan lágrimas, pero debo admitir que me destruye verlo así, acabado, muerto de borracho, se que él siempre me dejó sola, jamás me consoló, y oportunidad que tuvo me rompió el corazón diciendo que yo no era nada para él, debo ser una completa idiota, pero aquí estoy, sentándome a su lado abrazándolo, mientras lo acaricio para que se desahogue llorando.
Llevaba casi una hora llorando, cuando se detuvo y solo se escuchaban los sollozos.
- Te odio Mia, le creíste a él - me soltó de golpe y me alejó, me tomó de las caderas y me sacó de su regazo, quedé sentada en el suelo y él intentó ponerse de pie, pero está demasiado ebrio, no puede mantener el equilibrio, me puse de pie enseguida a sujetarlo, se puede caer y golpear - Suéltame - se puso a caminar a las escaleras como pudo y yo iba afirmándolo. Cuando llegamos arriba me miró y me alejo un poco - Quiero vomitar - lo tomé del brazo y traté de llevarlo rápido al baño, se apoyó en el WC y se puso a vomitar, yo mientras le acariciaba la espalda, no quise mirar, o si no me hubieran dado ganas de vomitar a mí, llevaba como diez minutos vomitando cuando logró calmarse - Por suerte no estás vomitando tú, o si no hubiese pensado que estás embarazada de Taylor - se puso a reír con ganas, hasta aquí le llego la risa, lo agarré y lo arrastré hasta la ducha, lo dejé sentado ahí y di el agua dejándola caer sobre él- ¡¿Qué haces?! - preguntó molesto empapado sentado en el suelo de la ducha.
- Evitando que mueras por una sobre dosis de alcohol - di el agua del WC para que se fuera el vomito y me dejé caer apegada a la muralla del baño mientras lo observaba para que no se quedara dormido y lograra despejarse después de vomitar y sentir el agua fría. No sé porqué lo estoy cuidando, no se lo merece, él me ha dejado tirada siempre, pero porque no está enamorado de mí, en cambio yo lo amo y no puedo verlo destruido, debo ser la mujer más idiota y enamorada sobre la faz de la tierra.

HARRY

Después de vomitar mi estado etílico disminuyó con creces, ya me siento sobrio, pero no tengo ganas de salir de la ducha. Mia solo me observa a un metro de aquí agotada apegada a la muralla sentada en el suelo, si me levantó y digo que estoy sobrio se irá, a lo mejor por eso estoy aguantando el golpe del agua, para que siga aquí mirándome. Está a punto de cerrar los ojos y caer rendida, esperaré eso, no Harry, esto ya se acabo, hay que seguir adelante y ya tomé una decisión. Me levanté y Mia volvió a estar en guardia.
- Tranquila, ya estoy sobrio, no creo que pierda el equilibrio - cerré la llave de agua de la ducha y ella se puso de pie. Este momento lo utilizaría para provocarla, pero recuerda Harry, la decisión está tomada - Necesito quitarme la ropa, puedes salir por favor - Mia me observó unos segundos, no sé qué estará pasando por su mente, está completamente apagada, no lo sé interpretar, hasta que tragó saliva y movió su cabeza, rota y decepcionada, así esta.
- Yo me voy, solo había venido a buscar a Clifford - tiene la voz temblorosa y está nerviosa, se giró para salir rápido del baño, salí de la ducha y la seguí.
- Mia - se detuvo y se giró a observarme antes de salir de la habitación - No quiero que te vayas pensando que jamás sentí algo por ti, quiero que sepas que te ame con la misma intensidad con la que tú lo hiciste - se que ya es tarde, se que ya no vale de nada decirle esto a estas alturas, pero no quiero que se vaya pensando que jamás significó nada para mí, no puedo ser tan desgraciado.
- ¿Y ahora lo vienes a decir? - preguntó con la voz quebrada y riéndose con tristeza.
- Si te lo había dicho - me levantó una ceja y se cruzó de brazos - Je t'aime no significaba hermosa, significaba Te amo - Mia soltó el aire y dejó caer sus brazos - Una vez te dije que te prefería a ti, por sobre mi orgullo, pero bueno, ambos sabemos que no fue así.
- Adiós Harry - se giró y salió de la habitación, miré hacia el lado y vi el libro botado, lo tomé y la seguí escaleras abajo.
- Mia.
- ¡¿Qué?! - se dio vuelta llorando, estiré mi mano con el libro y lo quedó observando - ¡Ya no quiero que nada me recuerde a ti Harry! - sentí el alma cayéndose a mi pies y como los ojos se me ponían vidriosos, la observé caminar, tomar a Clifford en brazos y apretando el botón del ascensor - Es muy tarde para pedir disculpas - citó la canción Apologize y se subió al ascensor. Gris, mi mundo se volvió gris, vacío y frío. Ya no hay nada con su olor en mi piso, es como si jamás hubiese existido Mia, es como si solo hubiese sido un sueño maravilloso y yo acabo de despertar a mi triste realidad. Maldita sea extrañare hasta el perro, debería haber tomado al perro y haberse marchado, a lo mejor yo hubiese caído inconsciente, pero hubiese dormido, se que ahora sobrio no podré dormir por estar pensar en ella en esa cama que odio ahora que ella no está. Me senté en el sofá y las lágrimas solo empezaron a salir, jamás pensé que enamorarse doliera tanto, pero por lo que más lloro es por miedo, miedo a que siento que jamás la podré olvidar, miedo porque ya no imagino las noches sin ella, ni los días, ni la vida, miedo a que siento que nunca más podré ser feliz si ella no está.

El Jefe De Mi Prometido (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora