Capítulo 8

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Es como si pudiera leer a través de mis ojos, porque juntó nuestros labios sin dudar, me aprisionó contra la estantería, estar enredada en su cuerpo es lo mejor de todo el universo, me besó con tanta intensidad que olvidé hasta porque estoy en su oficina, ¿Yo no debería estar trabajando en una cafetería? ¿Por qué estoy aquí en GQ? Ya no me importa nada, solo me importa él, el sonido de su teléfono nos sacó de nuestro mundo, se separó de mí y caminó a contestar a su escritorio, sólo respondió un «Voy para allá» y colgó, como si nada estuviera pasando y yo aún aquí no puedo regular mi respiración y tampoco hacer funcionar todos mis sistemas, Harry me miró y comencé a reír, dejé todo su rostro manchado con el pinta labios rojo, yo debo estar igual. Harry frunció el ceño y lo tome de la mano para llevarlo al baño y limpiarlo, no puede salir de la oficina así. Su baño privado es perfecto, la iluminación y hasta el mármol negro, se miró en el espejo y comenzó a sonreír, esa sonrisa hizo que olvidara todo de nuevo ¿Qué hago aquí en su baño? A si, ya me acordé. Saque papel y comencé a pasarlo por sus labios y el alrededor para no dejar rastro de mi labial, me abrazo de la cintura para acercarme mas a él, cuando terminé volvió a juntar nuestros labios, se separó y volví a dejarlo manchado.
- Harry - dije poniendo los ojos en blanco y el volvió a reír, y yo lo volví a limpiar. Se miró en el espejo y al notar que no le quedaba maquillaje de labios por su rostro me miró a mí.
- Termina de limpiarte aquí y comienzas tu trabajo, esta todo en el computador - me aferró a él con sus brazos y me dio un beso en la frente, me soltó y salió del baño, luego sentí la puerta de la oficina, y yo, yo me siento en una maldita película de amor.
Me limpié el rostro y me fui a mi oficina a retocar mi maquillaje. Me puse a trabajar, no es nada complicado, hasta el momento lo he visto todo en la universidad, cuando termine tengo que mandarlo un correo, esperando las correcciones, supongo que el correo es de la jefa de recursos humanos de aquí de la revista, pero Harry no me ha presentado a nadie. Revise mi correo de universidad y tenía un mensaje del profesor Robert con todos los trabajos que debería ir entregando a medida que avanzo en la práctica. Empecé por el primero. La verdad es que habían momentos en que no me daba cuenta y estaba embobada recordando el beso que me había dado Harry, han pasado dos horas y aún no vuelve.
De pronto sentí unos pasos masculinos acercarse, levante la vista con el corazón desbocado, pero en cuanto mis ojos se cruzaron con los de Taylor fue como si me arrojaran un balde agua fría. Abrió la puerta de mi oficina y entró con paso decidido hasta apoyarse en mi escritorio de manera imponente.
- ¿Qué haces aquí Mia? - preguntó enojado - No te bastó con dejarme que ahora pediste tu práctica aquí para torturarme - dijo lleno de sarcasmo.
- Yo no busque mi práctica aquí - le respondí molesta poniéndome de pie para no sentirme atemorizada. Taylor me miró de arriba a abajo, nunca antes me había mirado de esa manera, con esa intensidad ¿Por qué cambió su mirada? Seguramente porque ahora no me tiene a su lado, ve en mi lo que no fue capaz de ver en todos esos años, el mayor error que se puede cometer en esta vida, valorar y extrañar cuando ya no te pertenece.
- No te imaginas cuanta falta me haces Mia - dijo lleno de tristeza, ahora le hago falta, y desde que empezamos nuestra relación él siempre me hizo falta a mí, a pesar de tenerlo a mi lado - Haré hasta lo imposible para recuperarte - me agarró fuerte para besarme y sentimos una tos fingida, los dos nos sobresaltamos.
- Señor Rylie por favor a su trabajo - dijo Harry con la mano en la manilla de la puerta apretándola demasiado fuerte mientras Taylor pasaba por su lado - Señorita Gregson por favor es su primer día, no quiero verla besuqueándose con todo el personal - se marchó dando un portazo, pensé que las mamparas de vidrio se reventarían, y luego vino el portazo de la puerta de su oficina.
Debería salir corriendo tras Taylor, la persona con la que me iba a casar, que ame durante años, ha dicho que me quiere recuperar, pero mi corazón salió corriendo tras Harry, entré sin dudar a su oficina sin tocar la puerta.
- Harry - dije casi en un susurro, quiero explicarle que por Taylor no siento absolutamente nada, que yo no quiero que me recupere, no quiero que otra persona me bese.
- Mia lárgate a tu oficina - dijo furioso sin levantar la mirada de su computador.
- No yo quiero explicarte ... - estoy demasiado nerviosa, quiero hablar y explicarle pero él me interrumpió abriendo la boca primero.
- ¿Qué me vas a explicar Mia? No tienes nada que explicarme - dijo echándose hacia atrás en su asiento de cuero - ¿O acaso pensaste que porque nos hayamos besado ahora somos algo?, ay verdad que se me había olvidado que quisiste terminar con tu prometido por acostarte dos veces conmigo - dijo riendo con sarcasmo y las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos sin previo aviso, no las pude aguantar, soy una completa idiota, él solo está jugando, mi mente es la que imagina cosas, mi mente imagino que su beso me había pintado el mundo de colores, cuando en realidad para el solo soy alguien para entretenerse, sus caricias y sus besos están vacíos, solo es mi corazón iluso que siente que se llena, cuando en realidad solo se está vaciando también.
Me limpié las lágrimas con mis manos, di media vuelta, y salí de su oficina, entré a la mía, tomé mis cosas y salí del edificio. No se como excusar mi falta de este día, así que no se me ocurrió nada mejor que visitar un médico privado de urgencia que me diera una licencia por lo que queda de día, no quise decirle que la extendiera durante la semana, solo necesito este momento para volver a levantarme, soy fuerte. Fingí dolor de cabeza, vomito y mareo  me preguntó si estaba embarazada, le dije que no, que llevaba seis meses sin actividad sexual, y me miró con algo de lastima, bueno doctor el que puede puede y el que no, se le mira con lastima. Mande por correo mi licencia a Ana, Harry y a la dirección que mando mis trabajos de recursos humanos.
Me dirigí a la cafetería en la cual trabajaba, mi jefa siempre me ha caído demasiado bien, me siento segura en ese lugar, así que conversé un rato con ella y me dijo que cuando quisiera o si lo necesitara, podría retomar algunos turnos, se lo agradecí, me bebí un café y me fui al apartamento agotada, no físicamente, pero si mentalmente. Step no estaba, asi que solo me acosté a dormir.
Sonó la alarma, no puedo creer que haya dormido de corrido, sin sacarme el vestuario del día anterior, me levanté, miré mi teléfono, me siento mucho más cansada, como si hubiese dormido una hora, cuando en realidad dormí como quince, al brillar la pantalla casi me encandiló, y habían unas 10 llamadas perdidas de Harry, el teléfono lo dejé en silencio, por eso no lo escuché, ver esas llamadas perdidas hicieron que sintiera mariposas en mi estómago, a lo mejor si le intereso y se preocupa por mí.
Entré a la ducha con más ánimo, escogí esta vez un vestido entallado estilo jumper azul marino que resaltaba completamente mi silueta, me maquillé y dejé mi cabello suelto.
Llegue al edificio, primero pase a mi oficina a dejar mis cosas y crucé a la oficina de Harry, cuando iba a tocar escuché risas de una mujer, me tarde en unos segundo armarme de seguridad y tocar.
- Pase - dijo Harry feliz del otro lado, cuando entré otra vez sentí que mi mundo se acababa. Había una mujer rubia espectacular de pie delante de Harry, Harry estaba sin chaqueta, con los primero botones desabrochados, sin corbata, y le estaba subiendo el cierre de su vestido en su espalda - Nos traes dos cafés por favor señorita Gregson - dijo Harry feliz, yo solo asentí con mi cabeza y salí rápido de ahí.
Esta vez no siento mi corazón desbocado, porque esta vez no siento mi corazón, ¿Por qué ella estaba tan feliz si Harry está vacío? A lo mejor Harry me está vaciando a mi y esta llenando a las demás, por eso cada vez que me besa y me toca yo me empiezo a apagar cada día más, o a lo mejor ellos están hechos el uno para el otro, por eso están felices, porque cada vez que se tocan se llenan, pensar en que ella es la otra mitad de Harry hizo que mi corazón dejara de latir por un momento, yo quería ser su mitad, ¿por qué yo siento tanto con él si no es mi mitad? ¿El amor será impar en el mundo? Por lo que una persona siempre quedará sola en las historias de amor, a lo mejor yo seré una de ellas. El pitido de la máquina me aviso que los cafés estaban listos, los tomé y los fui a dejar a la oficina, toque, Harry me dio el pase rebosando de felicidad, dejé los cafés encima de la mesa y me marché a mi oficina.
Venía con la ilusión de preguntarle porqué me había llamado tantas veces, venía con la ilusión de explicarle todo lo que ocurrió ayer, pero ahora solo quiero olvidarme de él, ya no quiero que me vuelva a tocar ni a besar, aunque mi cuerpo lo esté necesitando a gritos.
Me senté en mi escritorio y comencé a trabajar, una mente ocupada no desperdicia el tiempo pensando tonterías, hice el trabajo que dejé pendiente ayer por marcharme, cuando la rubia salió de la oficina de Harry, él me miró por un momento, pero volvió a entrar y se encerró, seguí en lo mío y no encontré mejor idea que ir a recursos humanos. Salí de mi oficina y me acerca a Ana.
- Hola Ana ¿Cómo estás? - le pregunté feliz.
- Hola Mia, muy bien ¿y tú? Ayer te fuiste realmente mal, y vi tu licencia - dijo algo preocupada.
- Estoy súper, el médico me recetó remedios y ando bien - le mentí con mi mejor sonrisa - cuéntame por favor cómo llegar a recursos humanos - le pedí casi en una súplica.
- Claro, está en el piso de abajo, ¿Nadie te ha presentado verdad? - dijo frunciendo el ceño, yo negué con la cabeza - Ven vamos - dijo entusiasmada, esta chica me cae realmente bien.
Llegamos al piso de abajo por las escaleras y abajo está todo el caos que hace falta arriba, aquí está todo el funcionamiento de la revista, es alucinante como todos van de allá para acá, aquí ocurre toda la magia de GQ Magazine y es realmente impresionante, vi caminando a Taylor con seguridad, en cuanto me vio sonrío y siguió en la suyo, seguí a Ana por el caos.
- Aquí está recursos humanos - dijo sonriente y yo le respondí la sonrisa, estoy nerviosa. Entremos a un sector y Ana llamó la atención de inmediato - Les presentó a Mia, ella es la nueva practicante de recursos humanos - dijo con su mejor entusiasmo, la mayoría dijeron hola y comencé a saludar a todos, son todos muy simpáticos y se que mi personalidad ayuda bastante.
- Ven, acá está Estela, la jefa de recursos humanos - toco la puerta en una oficina y abrió sin esperar a que le dieran el pase - Estela ella es Mia - dijo feliz, Estela levantó la vista y me miró de pies a cabeza.
- No puedo creer que tú tengas que andar presentándola - dijo con el ceño fruncido - Un gusto Mia - me miró con ternura y yo sentí que estoy en el lugar perfecto para hacer mi práctica.
- Bueno ahora que se conocen yo me iré de inmediato a mi lugar de trabajo antes que el señor Thompson se de cuenta - dijo corriendo por el pasillo atravesando el caos hacia las escaleras, con Estela nos pusimos a reír y a conversar de muchas cosas, de cómo me fue en la universidad, cuantos años lleva acá, ella lleva trabajando en la revista desde que Harry era un bebé. Me cae muy bien, es una mujer muy linda.
- Mia podemos juntarnos a conversar esta noche por favor - dijo Taylor poniéndose frente a mi y a Estela, esta lo miró seria.
- Claro - respondí relajada.
- Genial, estamos hablando - Taylor siguió su camino.
- ¿Se conocen? - preguntó Estela levantando sus cejas.
- Él, mmm bueno él era mi prometido - le confesé sin titubear, con Estela me siento en confianza, aparte también es mi jefa, debe saberlo si haré la práctica aquí.
- Ahora entiendo la obsesión de Harry con que trabajaras frente a él y no aquí abajo con nosotros - dijo pensativa observando a Taylor alejarse entre medio de la gente, pero yo lo único en que pienso es en lo que acaba de decir.
- ¿Qué? - pregunté atónita.
- Ay nada, ya estoy vieja - dijo moviendo las manos y siguió otro tema de conversación. Intente concentrarme en los siguientes temas de conversación, pero me resulto difícil, lo único que pasaba por mi mente es que Harry me quiere lejos de Taylor y cerca de él ¿Por qué? Si yo estuviera aquí abajo no tendría que llevarle café a cada mujer que se tire en su oficina.
- Mia ¿Qué haces acá abajo? - la voz de Harry me hizo sobresaltar, pero Estela ni se inmutó.
- Acaso no pensabas presentarla, que clase de Jefe eres Harry, deja que la chica conozca su lugar - le respondió Estela poniéndolo en su lugar, Harry parece divertirle que ella lo ponga en su lugar porque comenzó a sonreír.
- Más años y más amargada Estelita - dijo Harry riendo mientras la abrazaba.
- Más guapo y más idiota que te pones tú mi niño - le dijo Estela con cariño - Y no te vengas a hacer el cariñoso conmigo que ya acabo de descubrir porque tienes a esta chica tan guapa encerrada en el piso de arriba - Lo miró seria desafiándolo ¿Se referirá a Taylor?, Harry frunció el ceño y no le respondió nada - Bueno Mia ven más seguido para acá, así aprenderás aún más - me dijo tomando mi mano.
- Encantada Estela muchas gracias - le respondí feliz acariciando su mano.
- Mia espérame en mi oficina - dijo Harry serio, asentí y caminé a las escaleras.
Al llegar a la oficina no quise entrar, me quedé afuera, siento asco al saber que se estuvo acostando con alguna mujer en las sillas y en el escritorio, no quiero tocar nada, ni siquiera la manilla.
- ¿Por qué no entras? - preguntó tras de mí confuso.
- No quiero - me limité a responder rápido - ¿Por qué no puedo trabajar abajo con Estela? - le pregunté sin dudar y segura.
- ¿Por qué? Acaso quieres estar cerca de Taylor - dijo molesto y sarcástico.
- No - le respondí enojada.
- ¿Y entonces? - preguntó acercándose de manera intimidante.
- No quiero ver a cuantas mujeres le subes el cierre de su vestido - le confesé sin esperar nada, sentía que si no se lo decía me atoraría con las palabras, ni siquiera se porque lo hice, puede que utilice esta confesión para aumentar aún más la humillación en mi contra.
- Mia - dijo en un susurro alzando su mano para poder tocar mi cintura.
- Por favor no me toques - le pedí retrocediendo para evitar su tacto, no quiero que me toque, no si está tocando a otras mujeres, avanzó hacia a mí los pasó que di y yo los seguí retrocediendo, hasta chocar con la puerta de mi oficina, estiró su mano y abrió la puerta, yo seguí retrocediendo completamente bajo el hechizo de su mirada, hasta que choqué con mi escritorio, es mi fin, no tengo escapatoria, y no lo digo por el escritorio, lo digo por mi cuerpo, porque está absolutamente hechizado, mi cuerpo es el que no tiene escapatoria de esos ojos que son más azules que verdes, de ese olor que tenerlo a centímetros puede hacer que me embriague en un segundo, y de ese calor que desprende su tacto, como si pudiera hacerte arder solo con tocarte, desde que sentí su calor, cada vez que se aleja siento frío, aunque afuera sea verano.

El Jefe De Mi Prometido (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora