cap9

146 23 7
                                    

El joven ojidorado había llegado a su hacienda con una enorme sonrisa de satisfacción dibujada en sus labios, fué a la cocina por algo de comer y se sentó en el cómodo sillón frente al espejo, por nada del mundo se perdería la escena donde la azabache mandaba a la mierda al moreno, esa sería su mejor venganza... Por el momento.

**********************

El moreno llegó a casa de la joven azabache y aunque un tanto nervioso por la excusa q le daría se animó a acercarse a la morada, ató al fire a un árbol cercano y con el pecho inflado tocó la puerta; retenía el aire debido al nerviosismo, sabía q Kagome era una chica con un carácter explosivo y quizá le daría una cachetada por no haber llegado antes pero él estaba decidido a recibir esa cachetada y esperar q se calmara para poder explicarle el por q de su ausencia.
Una discusión se escuchaba dentro de la casa, nadie había escuchado q llamaban a la puerta así q el moreno intensificó los golpes a la puerta para llamar la atención desde afuera y lo logró; en cuestión de segundos Souta hermano menor de la azabache se acercó a la puerta y abrió, al ver al moreno como si nada había pasado y con una sonrisa q él analizó como cínica trató de cerrar la puerta pero el moreno completamente descolocado por el extraño comportamiento del menor colocó su mano para q la puerta no cerrara.
-Souta, buenas noches- dijo forcejeando por abrir mientras el aludido trataba de cerrar la puerta desde adentro.
-largate de aquí!- exigió lleno de furia e impotencia; deseaba ser un poco más grande, un tanto mayor, un poco fornido para poder salir y romperle la cara a ese maldito abusivo, algo tenía muy claro... Él nunca se comportaría así con una chica, él era un caballero y siempre trataría con respeto a las mujeres, algún día... Algún día crecería, algún día sería capaz de defender a su hermana a cómo se debe.
-q te pasa Souta?! Soy yo, Bankotsu. Abre la puerta, quiero hablar con tu hermana- decía el moreno desde afuera.
-trataste de abusar de ella maldito depravado, lárgate de una vez!- Bankotsu abrió los ojos como plato al escuchar lo q Souta decía; en q momento había tratado de abusar de kagome? No, el tenía días sin llegar a esa casa, es más, tenía días sin salir de su propia casa... Cómo es q lo estaban acusando de haber intentado violar a Kagome?. Mientras el moreno estaba analizando la acusación Souta aprovechó y terminó de cerrar la puerta.
No entendía nada, la última vez q había visto a Kagome había sido en el rodeo, la vez q mandara al otro mundo a Sesshomaru; recordó haber salido del rodeo mientras escuchaba las sirenas de la ambulancia q trasladaban al peliplata y después de eso la acompañó hasta su casa, le dió un beso en los labios y tocaron la puerta juntos, cuando la señora Nahomi abrió la puerta el moreno saludó amablemente, Kagome entró y él se fué... En ningún momento trató de abusarla!
-abre la puerta Souta! Yo nunca haría algo así maldita sea! Yo amo a Kagome y no la veo desde q fuimos al rodeo, quiero hablar con ella! Abre la maldita puerta!- exigía mientras tocaba con insistencia.
La puerta se abrió nuevamente para revelar una figura femenina muy molesta, venía con una escopeta, el moreno abrió los ojos como plato y se echó hacia atrás elevando sus manos en señal de rendición.
-señora Nahomi, no se q está pasando, yo no veo a su hija desde el día del rodeo, de dónde sacan q yo quise abusar de kagome?- un tiro a un árbol cercano fué la advertencia.
-te dije q te largaras, todavía tienes el descaro de negar lo q yo vi con mis propios ojos?- le apuntó directo a la cabeza y Bankotsu no tuvo de otra q tomar al fire y echarlo a correr, no entendía nada, como es q Nahomi decía haberlo visto tratar de abusar a Kagome? Él no había hecho nada, tenía días sin verla... Necesitaba aclarar esto, esperaría a q todos se calmaran y hablaría con ellos... Especialmente con Kagome.

*****************

El ojidorado moría de risa sentado en su sillón y mirando aquella escena por el espejo, había logrado q la familia de Kagome lo echara de sus dominios, había escuchado q el idiota ese deseaba volver y hablar con ella pero él no se lo iba a permitir, estaría muy al pendiente para q ellos no hablaran más.
-rayos!!!- exclamó con preocupación, se olfateó a si mismo y corrió hacia el baño; acababa de recordar q tenía una cita con su novia y no podía llegar oliendo a la fragancia de la azabache.

******************

-muchas gracias, se q estabas muy ocupada en el hospital pero necesitaba de tu ayuda- dijo la anciana visiblemente cansada.
-cuentame todo desde el principio kaede- demandó la joven enfermera mientras vendaba el rostro del joven.
-veras Midoriko... Esto pasó hace varios días, yo salí al patio trasero y él estaba tirado en el suelo- la anciana empezó el relato. Ella lo había llevado dentro de su casa y le había brindado atención.

Sesshomaru estaba gravemente herido, camino al hospital en aquella ambulancia q lo trasladaba no era capaz de emitir palabra, respiraba y eso hacia indicar q estaba vivo más el simple hecho de abrir los ojos le era imposible. Al llegar al hospital volvió a perder el conocimiento, se vio a sí mismo recostado en aquella camilla rodeado de médicos tratando inútilmente de salvarle la vida, su espíritu había salido de su cuerpo terrenal y ahora veía todo desde la distancia.
-lo estamos perdiendo!- escuchó decir a uno de los médicos mientras otro de ellos le aplicaba una inyección en su brazo derecho.
Todo era inútil, ya no había nada q hacer, cerró los ojos con tristeza y recordó aquel hermoso rostro de la azabache, recordó su hermosa sonrisa, su voz e inmediatamente se activó un descomunal deseo por vivir, intentó acercarse a su cuerpo más le era imposible, se vió a sí mismo y miró aquellas cadenas q ataban su espíritu. Volteó hacia su cuerpo y miró a los mensajeros del Inframundo hacer lo mismo, ya no había marcha atrás.
-noooooooo!!!- gritó lo más fuerte q pudo, la luna menguante en su frente brilló con intensidad y tomando su verdadera forma rompió las cadenas q le ataban, cruzó el umbral de este mundo y el otro y corrió por el sendero oscuro buscando al guardian.
-q es lo q deseas?- la voz de aquel ser espectral retumbó en la oscuridad haciendo detener al feroz can blanco.
-mi madre- respondió en un gruñido.
-estas en mis dominios, ella pertenece al mundo de los vivos así q lo q me pides es imposible- respondió tajantemente el guardián del Inframundo.
Sesshomaru sabía perfectamente q su madre podía entrar y salir del Inframundo a gusto y antojo así q insistió.
-trae a mi madre!!!- gruñó desprendiendo su aura demoníaca acto q produjo un gélido terror en el guardián pues siendo Sesshomaru un daiyoukai hijo de la diosa canina más poderosa y siendo ella la guardiana de la piedra meidou podía meterse en graves problemas.
-Inunokami... Irasue Sama- llamó de inmediato.
En cuestión de segundos la figura femenina atravesó el portal y miró con lástima a su primogénito.
-q haces aquí sesshom- sus palabras fueron interrumpidas por el ojidorado quien se acercó a ella a ultra velocidad y tomó su forma humanoide.
-deseo volver- dijo serio. -he encontrado a la mujer de la q me hablaste- al escuchar esto, la hermosa ojidorada sonrió y luego frunció el entrecejo retomando su seriedad habitual.
-entonces q haces aquí? Se suponía q debías...- el ojidorado nuevamente la interrumpió.
-lo sé, solo ayúdame a regresar y te prometo q...- ésta vez fue ella quién interrumpió.
-está bien- miró la piedra meidou y se puso al tanto de lo q le había ocurrido a su hijo. -pero tendrás q dejar las montas de toros, por lo visto a tu padre no le importó q murieras, el podía haberte ayudado con tenseiga y no lo hizo, además intenta vivir como un humano común y corriente, incluso se dejó golpear por uno y de uno ser por tu medio hermano estaría como coladera- Sesshomaru frunció el entrecejo al oír las palabras de su madre, era cierto de q su padre le había dicho mil veces q dejara de montar toros y q si en algún momento un toro lo derribaba se las arreglara solo pero nunca lo creyó capaz de dejarlo morir sin ningún remordimiento.
-está bien- fue lo único q dijo antes de q la ojidorada desapareciera.
Irasue llegó al hospital y sin q nadie la viera tomó la ropa ensangrentada de su hijo para luego dirigirse a la morgue donde el forense hablaba por teléfono y aprovechó la distracción para colocar por breves segundos la meidou en el pecho del ojidorado; no podía tardar mucho, ella tenía planes  y ser descubierta por un medicucho no estaba dentro de ellos. El joven peliplata abrió los ojos sintiendo todo su cuerpo doler, asintió tomando sus ropas e Irasue desapareció al instante.
-atempte porius- susurró chasqueando levemente los dedos y desapareció de aquel lugar envuelto en humo blanco.

Máscara de hechicerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora