-Jajajaja, ¿Qué te tiene así?- preguntó burlesco mientras se cruzaba de brazos arrogantemente. Tenía tiempo sin ver a Sesshomaru en ese estado y tomando en cuenta que ahora él estaba junto a la chica que había reconocido como la hembra indicada, no comprendía su extraño comportamiento.
<<-Eso no es de tu incumbencia, no tengo por que darte explicaciones->> gruñó en respuesta mientras caminaba elegantemente hacia la colina.
Inuyasha sonrió y lo dejó ir, no quería pelear con él y comprendía que Sesshomaru tampoco quería pelear pues de haber sido así, lo habría atacado al llegar. Dió media vuelta y caminó hacia la casa, quizá Kagome o la otra hembra dentro de la casa sabían que era lo que ocurría.
-Este es un proceso que él debe superar solo, no es nada fácil pero deberá hacerlo- decía una anciana acariciando el cabello de la azabache que sentada en un sillón, permanecia nerviosa mordiendo la uña de su dedo índice.
-Buenas noches ¿Quien es usted y a qué se refiere con que este es un proceso que Sesshomaru debe superar solo?- demandó Inuyasha al entrar a la morada.
-Inuyasha, ella es Kaede y es quien ayudó a tu hermano en su proceso de recuperación cuando fue derribado por el toro de Naraku- respondió Kagome poniéndose de pie.
-Mucho gusto señora, le agradezco todo lo que hizo por mi hermano- saludó el platinado haciendo una reverencia al tomar la mano de la anciana.
-No tienes nada que agradecer, muchacho. Lo hice con mucho gusto y...- detuvo sus propias palabras al darse cuenta de que el joven tenía sobre su cabeza, un par de orejas de perro.
Inuyasha se percató de que no había ocultado sus rasgos y tragó en seco.
-Eres un hanyou!- exclamó Kaede sin dejar de ver las orejas del chico, apretó la mano de este que aún no la soltaba y dirigió su mirada hacia abajo. Hizo de su boca una O al ver aquellas afiladas garras y dejó escapar el aire retenido en sus pulmones. Inuyasha retiró su mano y frunció el entrecejo.
-¿cómo es que sabe de hanyous? ¿Quien es usted?- sus preguntas quedaron en el aire pues la anciana empezó a tocarle las orejas.
-¡Wow! Son muy suaves... Como las de un cachorro- expresó con viva emoción.
-¡Déjeme en paz!- gruñó el platinado apartando las manos de la anciana.
-Me gusta leer y aprender de otras culturas, pensé que esto de los youkai, hanyous y Mikos; eran creencias populares pero estaba muy equivocada- refirió Kaede sin dejar de ver las orejas del joven.
-¡Khe!- Inuyasha giró sobre sus talones y se cruzó de brazos.
-Tu hermano está siendo dominado por su bestia interior la cual se niega a ser purificada o sellada por Kagome- dijo la señora sentándose al lado de la joven azabache.
-¿por Kagome?- interrogó el híbrido dando media vuelta. -Eso solo lo hacen las sacerdotisas- alegó arqueando una ceja.
-Kagome lo es- aseguró tajantemente con una sonrisa ladina.
*Fue por eso que pude percibir en ella un aura muy pura la vez que me hice pasar por Yöhei* caviló el joven mirando fijamente a la azabache.
-Aún así, ¿Por qué sellaría ella la parte demoníaca de Sesshomaru?- inquirió con los ojos cerrados.
-Porque no me es posible tener un acercamiento sin lastimarlo- susurró la joven con evidente tristeza.
-Cuando te rescató de manos de Naraku se acercó y te tuvo en brazos- escupió petulante pero Kikyo le dió un fuerte golpe en la cabeza.
-Ella se refiere a otro tipo de a_cer_ca_mien_to- dijo la pelinegra jalándole de una oreja.
-Ya entendí, ya entendí- se quejó Inuyasha.
-Sesshomaru debe purificar o sellar a su bestia para convertirse en un humano o derrotar los poderes espirituales de Kagome, pero, lo segundo significaría exponerla a un grave peligro- frunció el ceño y suspiró. -Él o más bien, su bestia, se resiste a ser sellada; por eso el comportamiento de Sesshomaru- explicó Kaede muy preocupada.
-Yo me encargaré de derrotarlo en una pelea y tú sellarás a su...- Kagome se puso de pie e Inuyasha cerró la boca. -¿Qué pasa?- demandó mirándola atentamente. Kagome negó con la cabeza y suspiró cansada.
-No quiero que peleen, yo depondré mis poderes espirituales- afirmó la joven muy convencida.
Sus interlocutores la veían incrédulos y sin nada más que alegar, la vieron salir de la casa en busca del youkai.
Ella estaba enamorada del demonio y estaba dispuesta a pagar el precio que fuese necesario para poder estar al lado de él. No tenía dudas, él era el amor de su vida y así como él estaba dispuesto a cualquier sacrificio por ella, ella estaba dispuesta a lo que fuere por estar con él.
Caminó guiándose por aquella poderosísima aura demoníaca que yacía en la colina, no sabía a ciencia cierta que era lo que debía hacer, pero de algo sí estaba segura; no quería hacerle daño a su amado.
Si su sangre de demonio se negaba a ser sellada, ella estaba dispuesta a aceptarlo tal cual, no le importaba cambiarlo, se había enamorado de él siendo lo que era y no deseaba cambiar su esencia.
Por su parte, el daiyoukay permanecía sentado bajo un árbol de roble. Acababa de caer en cuenta de que aquellas páginas de libro escritas en otro idioma, no eran más que pasajes de un libro de Tsubaki, el cual explicaba paso a paso como lidiar con el poder de una Miko.
<<-No quiero hacerte daño, pero si no me dejas de otra, voy a acabar contigo->> amenazó el demonio al percibir la presencia de la joven azabache. Ella se molestó al escuchar esto y salió valientemente de su escondite.
-¡Quiero ver que lo intentes!- le retó. -No podrías ponerme un dedo encima, no eres tan poderoso como crees- agregó al estar a unos metros del youkai.
<<-No te creas tanto, Miko->> respondió con indiferencia mientras se ponía de pie.
-Lo soy- afirmó con convicción. Sesshomaru volteó y rió a carcajadas.
<<-¡Este Sesshomaru te está diciendo que no lo eres!->> gruñó acercándose peligrosamente a la joven.
-Lo soy- repitió Kagome muy tranquila. -Soy la mujer que amas, la mujer que has elegido para ser tu compañera, tu pareja o como le llamen los tu especie... Soy la mujer que deseas en todos los sentidos, al igual que yo, tú enloqueces al estar cerca de mí, sientes lo que yo siento y deseas lo que yo deseo; es por eso que tienes miedo, Sesshomaru- el demonio se detuvo a un metro de ella y sonrió.
<<-Solo eres una humana insignificante, una escoria que no merece respirar el oxígeno que este Sesshomaru respira, te crees la gran cosa únicamente por que activas mi instinto sexual, eres patética->> se burló mirándola fijamente a los ojos y su ego estalló en su pecho al ver los ojos de la joven llenarse de lágrimas.
Le habían dolido mucho aquellas palabras, claro que si. Dolía porque venían de su boca, dolía porque se lo había dicho viéndola a los ojos pero más dolía saber que él tenía razón; ella solo activaba el instinto sexual del demonio.
-Bien, entonces deja que sea él quien me lo diga. Yo no tengo porque hablar con su bestia- respondió sollozando. El platinado se la quedó viendo y cascó los dientes disimuladamente. Esa mujer no era tonta, le estaba pidiendo un imposible, si, porque si Yako dejaba tomar el control a Sesshomaru, entonces ella podría aprovechar la oportunidad y sellarlo pues sabía que Sesshomaru era capaz de eso y más con tal de estar con ella. No bajaría la guardia, no se la dejaría tan fácil.
<<-No tengo por que obedecer a una sucia humana->> fue la seca respuesta del demonio quien dió media vuelta.
-Mírame a los ojos Sessh- solicitó la joven alzando su rostro húmedo por las lágrimas. -Mírame a los ojos y dime que no me amas, ¡dímelo!- gritó. El joven sintió su corazón oprimirse como cuando rompes un vaso descartable con las manos. -¡Mírame!- insistió con intenso llanto.
El youkai no pudo negarse. Sesshomaru estaba luchando contra su naturaleza y ante la orden de su hembra, volteó.
<<-¡Qué absurdo!->> Exclamó clavando su mirada en la joven Miko.
-Dimelo, di que no me amas y me iré para siempre- dió un par de pasos hacia el platinado que permanecía inmóvil y bajó el rostro. El demonio sintió un incómodo hormigueo en todo el cuerpo y vió las palmas de sus manos. La joven empezó a reír a carcajadas.
<<-¿Qué carajos pasa?->> demandó a saber el demonio con el ceño fruncido; no se estaba sintiendo bien. La chica no dejaba de reír pero de pronto paró.
-Caiste, mi amor- el joven abrió los ojos como plato y vió el cuerpo de la joven ser envuelto en una resplandeciente luz fucsia.
<<-¡Maldita humana!->> gritó el demonio lanzándose encima de la azabache, la tiró al suelo y empezó a besarla desenfrenadamente. Haciendo uso de sus garras, le rompió la blusa y ella soltó un pequeño grito por el susto. Vió el carmesí en los ojos de su contrario y no podía creerlo; no era Sesshomaru en sus cinco sentidos, era Yako quien estaba en posesión del cuerpo de su amado y a pesar de haberla llamado humana insignificante y sucia, la estaba besando de forma sugestiva.
ESTÁS LEYENDO
Máscara de hechiceros
FanfictionEsta es una historia sesshome donde el trío Taisho a pesar de ser seres sobrenaturales deciden hacerse pasar por humanos común y corrientes; Touga junto a Naraku han aprendido magia negra con la hechicera Tsubaki y Naraku guarda un rencor hacia Toug...